Castellón es ejemplo del malgasto, cuenta Le Figaro. Un aeropuerto desierto ocupado por halcones y una inmensa estatua dedicada a Carlos Fabra, pagada a 300.000 euros, no existen mejores ejemplos para enseñar la locura de la especulación inmobiliaria, el desbaratamiento y la corrupción que reinaron en la bonanza de la economía española.