La concesionaria de infraestructuras convoca para el próximo 10 de diciembre una junta extraordinaria de accionistas en la que se aprobará la composición del nuevo consejo, que constará de cinco miembros. Marcelino Fernández Verdes se mantendrá como presidente no ejecutivo y Giovanni Castellucci se perfila como consejero delegado

El pasado viernes venció el primer plazo que tenían 62 altos directivos de ACS para ejecutar las opciones sobre acciones del plan de incentivos aprobado en 2014 y valorado en algo más de 210 millones de euros. Sin embargo, la compañía cotiza actualmente un 15% por debajo el precio de ejercicio de la opción lo que les ha dejado sin premio. Desde que se aprobó el plan, los títulos de ACS han caído un 10%.

El presidente del grupo de construcción, servicios y concesiones ha aparcado el nombramiento de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado de ACS apenas unos meses después de anunciar su llegada a la compañía para la primavera de 2016. Los compromisos que debe asumir el ejecutivo para poder percibir un jugoso bonus por su labor al frente de las filiales Hochtief y Cimic le impiden la dedicación exclusiva que le exige Florentino Pérez quien, a raíz de esta situación, deja en el aire su anunciada sucesión.

La fuerte caída que registra ACS desde que comenzó el año, superior al 20%, contrasta con el comportamiento de sus filiales internacionales, Hochtief y Cimic, que cotizan en zona de máximos. Hasta el punto de que, a día de hoy, las participaciones del grupo que preside Florentino Pérez en estas compañías valen más en Bolsa que la propia compañía española.

Marcelino Fernández Verdes, futuro consejero delegado de ACS, aprovecha sus últimos meses como primer ejecutivo de Cimic, filial australiana del grupo, para poner en marcha un plan de recompra de acciones a doce meses que contribuirá a elevar la cotización de la empresa oceánica. Al finalizar precisamente ese periodo, Fernández Verdes puede empezar a ejecutar su bonus en Cimic, que será más elevado cuanto más suba la acción.

Un fondo especulativo denominado Bodenholm Capital acusó a ACS de falsear su contabilidad, basándose en el pleito que un antiguo empleado de Cimic, filial australiana del grupo, puso a la empresa. Alan Henry, que trabajó durante 20 años en la antigua Leighton, acusó a altos directivos de la compañía de inflar artificialmente los ingresos y de otras malas prácticas. Lo que había quedado en una disputa judicial resuelta a favor de la filial de ACS ha terminado en una maniobra especulativa contra el grupo, que se ha dejado más de un 8% en dos sesiones.

Marcelino Fernández Verdes ya programa su salida de Cimic para incorporarse el año que viene a la matriz como consejero delegado. En este contexto se enmarca el nombramiento como consejero delegado adjunto de la antigua Leighton de Adolfo Valderas, que fue recientemente acusado por un antiguo empleado de la compañía de permitir que Cimic publicara cifras de ingresos infladas desde su cargo de jefe de operaciones.

El presidente de ACS, Florentino Pérez, le da más trabajo a Marcelino Fernández Verdes, el ejecutivo al que hace pocos días designó como su sucesor al frente de la compañía. El que fuera presidente de Dragados deberá compatibilizar su labor de consejero delegado en la filial alemana Hochtief con la de primer ejecutivo en la australiana Leighton, que está viviendo una situación muy complicada debido a su creciente endeudamiento.

ACS está aplicando en su filial alemana Hochtief las maniobras de autocartera que lleva años poniendo en práctica en el grupo su presidente, Florentino Pérez. Tras lograr colocar como consejero delegado de la alemana a Marcelino Fernández Verdes, uno de sus más destacados lugartenientes, éste impulsó un programa de recompra de acciones a cinco años pero que ha finalizado en apenas cinco meses. El objetivo: que los títulos de Hochtief suban y se aleje del peligro de una ejecución financiera, toda vez que buena parte de ellos están pignorados como garantía de un crédito del BBVA.

Dos temores rondaban la mente de los principales directivos de Hochtief cuando ACS decidió dar un paso adelante y tomar definitivamente el control de su participada alemana: que la compañía fuera despedazada y que sus saneadísimas finanzas se deterioraran. Poco más de dos años después, el tiempo les ha dado la razón. Desde que el grupo español se hizo con su control, la deuda de Hochtief se ha disparado un 136% y ya está en marcha un ambicioso plan de venta de activos.

Generar caja en Hochtief se ha convertido en un objetivo primordial para su matriz, el grupo ACS. La venta de la cartera de aeropuertos de la compañía alemana le permite a la española asegurarse que durante los próximos años no sucederá lo que ocurrió el pasado ejercicio, esto es, que Hochtief no pudo repartir dividendo e incluso podría abrir la puerta a uno extraordinario. El balance de la constructora germana está mucho más saneado pero aun así ACS seguirá exprimiendo a su participada.

ACS pone en marcha una serie de desinversiones en su participada Hochtief y Leighton, filial de ésta, con el fin de hacer caja y cumplir con sus planes de recorte de deuda. En definitiva, la estrategia que el grupo español ha seguido con otras compañías que ha ido adquiriendo en los últimos años, como Dragados o Unión Fenosa. El inicio del desmantelamiento ya se ha cobrado sus primeras víctimas. El presidente de Leighton presentó su dimisión la pasada semana al no respetarse la independencia que se le prometió.

La constructora alemana Hochtief, controlada por ACS, está condenada a repetir la historia que han tenido las empresas que han sido adquiridas por el grupo que preside Florentino Pérez. Es decir, empezar a adelgazar de forma progresiva a través de ventas de activos con las que ACS hace caja. Ocurrió con Dragados y, en menor medida, con Unión Fenosa. Tras el fallido asalto a Iberdrola, es el turno de Hochtief. El consejo del pasado jueves dictó la sentencia definitiva. 

Marcelino Fernández Verdes, ex presidente de Dragados y hombre de confianza del presidente de ACS, Florentino Pérez, será el encargado de llevar las riendas de la nueva estrategia de la alemana Hochtief, de la que el grupo español controla cerca de un 55%. ACS logró al fin hacerse con el puesto de consejero delegado y cuenta ahora con un periodo de entre tres y cuatro meses para replantear los planes de la compañía. Pero enfrente tendrá a IG Metall, el mayor sindicato del mundo, alarmado ante la posibilidad de recortes de puestos de trabajo.

Casi dos años después de que ACS culminara la OPA sobre Hochtief que le dio la mayoría del capital de la constructora alemana, la compañía española está muy cerca de lograr el objetivo de situar a uno de sus hombres en el sillón de primer ejecutivo de su participada. Con el más que probable nombramiento de Marcelino Fernández Verdes como consejero delegado de Hochtief, la fusión entre ambas empresas está cada día más cerca.

El grupo ACS está dispuesto a acometer la fusión con su participada Hochtief, que daría lugar a un auténtico líder del sector constructor en Europa. La compañía española, que controla algo más del 50% de su participada y que ya consolida sus resultados, quiere emprender una maniobra que le posibilitaría reducir el riesgo país que actualmente padece y aprovechar una buena situación teniendo en cuenta el bajo precio de las acciones de la empresa germana. Pero aún debe vencer una importante resistencia: la de los empleados de Hochtief.