Aún no nos hemos quitado los abrigos del invierno, y quien más quien menos ya anda preparando sus viajes y su futura colección de pulseras en la muñeca para asistir a los numerosos festivales musicales que en unos meses coparán campos y espacios abiertos. No vamos a discutir aquí si la gente acude por los nombres que pisarán el escenario o por el mero hecho de coleccionar presencias. Y aunque vamos a centrarnos en los más grandes, no debería olvidarse que en ocasiones, en festivales más pequeños, manejables y en muchos casos, temáticos, uno encuentra propuestas más atractivas que las mediáticas.