En la Prensa favorable a la investidura de Pedro Sánchez al precio que sea (que no es necesariamente la prensa de izquierdas; son cosas completamente distintas) se puede encontrar, desde hace días, un argumento alucinante a favor

Rebate cada una de las vulneraciones alegadas con referencias a sentencias de los tribunales europeos, llegando a manifestar la sentencia que la doctrina de la sala lo es con inspiración a los precedentes del Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Utilizar la violencia, aun en grado de tentativa, para derrocar el ordenamiento constitucional, es algo extraordinariamente grave, y no hay ningún Estado que no lo castigue con décadas de cárcel

No hay doctrina jurídica que ampare la decisión de reponer en cargo público a unos gestores políticos, en prisión, fugados o imputados, que han usado su antigua posición de autoridad civil para promover la rebelión y la desobediencia contra el Estado

En el mundo encantado del independentismo, la verdad hay que buscarla justo en el envés de lo que afirman: Puigdemont no es presidente, los jueces actúan con independencia y están defendiendo, no atacando, el ‘corazón de la democracia’