La llegada del AVE a nuevas capitales de provincia, como ha sido el caso en los últimos días de León y Palencia, reabre el debate sobre la rentabilidad de la red de alta velocidad, puesta en entredicho en numerosas oportunidades, y también sobre la supuesta rentabilidad social, que tiene su lado tenebroso en determinados desarrollos urbanísticos fantasmas que los proyectos de AVE han dejado a su paso.