Científicos británicos proponen que el esperma se pueda donar post mortem, como sucede con los órganos, si la persona fallecida lo predispone. No solo es moralmente permisible, argumentan, sino que ayudaría a cubrir la demanda frente a la escasez de donaciones.

Un equipo de investigadores ha descubierto que la microbiota de determinadas donantes es el doble de efectiva que la media y tratan de averiguar las claves de este fenómeno para mejorar esta terapia.

Una nueva técnica permite observar que los pulmones de ratones vivos producen más de la mitad de las plaquetas que necesitan estos animales. El descubrimiento cambia el paradigma sobre la producción de sangre, que hasta ahora se creía restringida a la medula ósea.