Somos un grupo de cuatro periodistas invitados a ver una demostración de la que dicen es el primer sistema integral de protección de infraestructuras críticas frente a drones. La cosa da pereza. Hay que ir hasta un complejo militar situado a 30 kilómetros de Madrid, ubicado en las inmediaciones de La Marañosa, donde Centum, la compañía responsable del proyecto, va a llevar a cabo una prueba para que veamos cómo funciona el sistema.
Una vez dentro de las instalaciones, nos asignan un oficial -en concreto un capitán-, vestido de faena, que nos escoltará allí donde nos movamos, y nos dirá qué podemos grabar y qué no. Salimos en un monovolumen hacia un descampado dentro de la base, rodeada de dos vallas y de una hilera de concertinas, donde van a poner a prueba el sistema.
Allí nos esperan varios técnicos que protegen el equipo -y sus seseras-, de un sol que ajusticia sin miramientos.
"La idea es proteger cualquier infraestructura crítica que se desee del ataque de drones pilotados a distancia. Por ejemplo una central nuclear. A través de un radar detectamos cualquier movimiento en el aire, desde pájaros hasta drones", asegura uno de los técnicos.
El sistema engaña al dron creando una falsa red satelital que se va moviendo para llevar al dron fuera de la zona a proteger, o a una red física para capturarlo y bajarlo a tierra
El radar tiene unas dimensiones similares a un bidón de hojalata ligeramente achatado. El sistema, compuesto también de varias antenas y equipos sobre el terreno, es capaz de vigilar un radio de tres kilómetros cuadrados.
La idea es conseguir que el dron deje de ser guiado por quien quiere atacar la infraestructura. Para ello, se genera un falso sistema de satélites, que se mueve para confundir al RPAs (naves pilotadas en remoto), que deja de ser guiada por los satélites originales para seguir la ruta marcada por los falsos.
Una vez logrado esto, la aeronave pasa a ser manejada por el sistema defensivo, que lo puede expulsar fuera de la zona de peligro.
Además, es posible capturarlos con un sistema de redes físicas manejadas a distancia por el sistema defensivo. No es posible aterrizar los drones porque estos manejan la altura a través de un barómetro, no de los sistemas satelitales. Lo que sí se puede hacer es dirigir el RPA hacia una de estas redes para capturarlo y bajarlo a la tierra.
Sistema automático
NoFlyZrone, que así se llama la solución, puede ser programada para que realice la protección sin necesidad de personal humano. De esta manera, el sistema se activa cuando una aeronave se encuentra a una determinada distancia de la infraestructura crítica. Después de hacer sonar una alarma disuasoria para que el dron se aleje, se inicia el protocolo de desvío o captura si el atacante no hace caso a la advertencia y aleja la aeronave.
El sistema funciona de momento únicamente con el sistema satelital GPS (americano), aunque desde la compañía aseguran que lo estará para sistemas como Beidou (el chino), Glonass (el ruso) o Galileo (el europeo).
La solución está compuesta por varias plataformas. Jano es la que detecta e identifica la amenaza. Hermes la geolocaliza al operador a través de la señal de radiofrecuencia, Atenea la tecnología que engaña al dron para controlar su rumbo y Zeus el sistema de control que aglutina y gestiona todo el sistema.
De momento, Centum no ha facilitado con qué clientes cuenta ni quiénes están interesados en la solución, pero se antoja muy interesante tanto para infraestructuras críticas como militares.
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