Tecnología

Drones: de juguetes para hacer fotos a máquinas para matar

Casi todos los planos aéreos de los anuncios y películas están hechos con un drone, sirven para vigilar fronteras, pevenir incendios, localizar personas y, si trabajas en un edificio clave en una zona en conflicto, es posible que un drone lo fije como objetivo para que ahí te ‘visite’ un misil.

Se denomina drone a todo aquel artefacto capaz de volar y que, para ello, no precise llevar a bordo una tripulación; al contrario, se pilota a distancia. Los drones pueden tener forma de avión, de helicóptero o de cualquier aparato que, a su tamaño natural, sirve para lo que conocemos por volar con alguien dentro; sin embargo, el término se va adecuando a un tipo especial de gadgets de menos de 1 metro de longitud, bien con formas planas muy futuristas o bien con varias hélices. Los drones del primer tipo son ‘aviones’ cuya misión es pasar desapercibido a elevadas velocidades mientras hacen fotos o geolocalizan mediante GPS. Los del segundo tipo, con varias hélices, están así conformados para poder permanecer en el aire perfectamente estabilizados. Luego están los que usan los ejércitos, de gran tamaño y autonomía de varias horas, controlables incluso desde miles de kilómetros de distancia.

Sí, es en el ámbito militar donde nacieron y se han ido desarrollando los drones. De hecho, los primeros modelos datan de nada menos que los años 20 del siglo pasado, y fue durante la Segunda Guerra Mundial cuando se utilizaron de manera relevante como medio de entrenamiento para los operarios de los cañones anti-aéreos.

A día de hoy, los drones militares sirven, efectivamente, para realizar misiones de cartografía, localizar destinos, realizar seguimientos y fijar objetivos. Ver sin ser visto en zonas de máximo riesgo. Qué mejor, entonces, que pequeños aparatos que se mueven casi en silencio, a gran velocidad y que, si los derriban, sólo hay daños materiales.

En el plano civil, los drones son utilizados también para labores de cartografía, estudios de naturaleza, prevención de incendios, ayuda humanitaria, etcétera. Y son profusamente protagonistas en la industria de la producción fotográfica y de vídeo. La virtud de permanecer estabilizados en el aire es el culmen de la felicidad para el gremio de productores, que se ahorran mucho dinero al sustituir sin problemas a un helicóptero, con lo cara que es la hora de vuelo de éstos. Pero también son fantásticos para realizar travellings y planos la mar de atractivos. Un operador con un portátil en tierra ve simultáneamente lo que ve el drone allí arriba.

Una cámara de alta definición y un GPS son, por tanto, los accesorios imprescindibles de todo drone que se precie aunque, en función del precio, la primera puede ser no muy potente y carecer del segundo.

Parrot

Esta marca fabrica tanto altavoces de diseño para casa, como manos libres para el coche… y drones. Fue la primera en popularizarlos entre el gran público con su AR.Drone (2010), que ahora tiene una segunda generación. Ambos miden 50 x 50 centímetros, constan de cuatro hélices y se manejan mediante un smartphone o tablet más una app, disponible tanto para Android como para iOS. Sí, por unos 350 euros tienes aquí un fantástico gadget con el que puedes filmar impactantes vídeos, gracias a que se mantiene en el aire con una estabilización muy lograda. La misma marca acaba de lanzar una versión más pequeña, MiniDrone; y tanto, porque cabe en la palma de la mano. Ahora bien, no tiene cámara pero sí dos ruedas, por lo que lo puedes manejar también por tierra. En torno a 190 euros.

Tres detalles importantes sobre estos artefactos: primero, que la autonomía en el aire de los drones accesibles al común de los mortales no suele exceder de los 20 minutos (los de los ejércitos son otro mundo); segundo, que el número de hélices es directamente proporcional a su capacidad para mantenerse estable en el aire; y tercero, que dado que su manejo se basa en comunicación inalámbrica, ésta es susceptible de ser hackeada, por lo que su definición de dónde debe precipitarse un misil puede no ser la correcta…

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