Su cuerpo, el mío, el de cualquier ser vivo, emite radiaciones electromagnéticas. Esas radiaciones están ahí aunque no se vean, pero son vitales para saber, a través de la tecnología adecuada, si un cuerpo tiene vida o no.
Basándose en esta máxima, en Salvamento Marítimo se plantearon un reto: mejorar las búsquedas de los llamados 'hombres al agua', de aquellas personas que flotan a la deriva tras caer al mar.
"Estábamos seguros de que el sistema actual de búsqueda de hombres al agua se podía mejorar mucho. Hoy en día la búsqueda de náufragos se circunscribe a helicópteros desde cuyas ventanas varios operarios otean el mar en busca de cuerpos vivos. También hay una cámara que va grabando el mar mientras dentro, en el helicóptero, otro operario mira a la pantalla buscando cuerpos", asegura Néstor Perales, responsable del servicio aéreo de Salvamento Marítimo.
El problema es que esta señal 'televisada' no se puede enviar a tierra porque el coste de las comunicaciones es inasumible -a más de 100 kilómetros de la costa hay que ponerse en manos de los satélites para comunicarse, y su coste de transmisión es muy alto-. Esto es un problema, ya que todo se confía a un único operario que está continuamente revisando lo que el helicóptero graba, pero es humano. Y parpadea, y se rasca, y gira la cabeza... Ese intervalo de tiempo es suficiente para que por la pantalla haya pasado, en décimas de segundo, una persona que espera ser rescatada. Estos sistemas cuestan entre 600.000 y 700.000 euros y son muy falibles.
El nuevo sistema multiplica por 12 la capacidad actual de rastreo. Se podrán analizar 4.320 kilómetros de superficie marítima a la hora en busca de náufragos
Otro problema añadido, cuando hablamos de humanos, de personas, es que el radar no vale. No es suficiente. "Cuando se buscan objetos en la mar, como la cabeza de un hombre, hay mucho margen de mejora. Una patera de 30 personas es detectable por el radar, pero está en el límite, por debajo de ese tamaño la cosa se complica. Por eso si hay naufragio hay que hacer una búsqueda visual. Los cuerpos son prácticamente indetectables por el radar", explica Néstor.
Si ese naufragio se produce durante la noche, o cerca del ocaso, la suerte de los náufragos está echada porque la búsqueda ocular sin luz es muy complicada. "Lo normal es que mueran por hipotermia", concluye.
Con todos estos problemas sobre la mesa y la idea de las cámaras infrarrojas como solución al mismo se fueron a ver a Escribano Mechanical Engeneering, empresa que ha materializado, 400.000 euros después, el sueño en un sistema robotizado y cámaras infrarrojas de alta sensibilidad que en unas semanas se probará en aguas del Mediterráneo.
Esta tecnología permite mediante una suerte de algoritmos informáticos, que un robot analice las imágenes del mar grabadas a través de una cámara con tecnología infrarroja anclada al avión o helicóptero. El robot analiza esas grabaciones en tiempo real y avisa en el momento en el que detecta un cuerpo humano, concretamente una cabeza, sobre la mar. La clave de este nuevo sistema está en la alta sensibilidad del sensor y en el algoritmo que detecta lo que este rastrea.
El sistema mejora en cinco puntos básicos los sistemas anteriores:
- Por primera vez se podrá rescatar a personas por la noche.
- Multiplica por 12 la capacidad de rastreo (4.320 kilómetros cuadrados por hora).
- Aumenta la probabilidad de éxito de encontrar al náufrago hasta en un 95%.
- No hay que analizar de nuevo zonas ya rastreadas, lo que sí pasa con las inspecciones oculares.
- Al ser un robot puede rastrear de forma continua, las 24 horas del día
"Empezamos con las pruebas en la segunda quincena de julio. Ya hemos hecho algunas en Gijón grabando cuerpos humanos vivos en piscinas para que el sistema aprenda a captar la huella infrarroja humana. Hay que calibrar el sensor para que detecte personas, cabezas sobre el mar, y que discrimine, por ejemplo, entre una persona y un delfín o una ballena, que también emiten calor cuando están sobre la superficie del agua", apunta Néstor. Básicamente estamos hablando de un sensor de infrarrojos con una sensibilidad inédita hasta la fecha.
Además, el sistema no sólo puede instalarse en aviones y helicópteros, sino también en barcos y buques, que podrán convertirse también en aliados en cualquier operación de rescate, si bien con un área de rastreo inferior al de las aeronaves.
Salvamento Marítimo, dependiente del Ministerio de Fomento, calcula que para que este proyecto tenga una salida comercial es necesaria una cantidad de entre 5 ó 6 millones de euros. En la actualidad está enmarcado dentro del plan Picasso, auspiciado por la Unión Europea con una dotación de tres millones de euros para proyectos, de los que 400.000 euros se los ha llevado el sistema ideado por Salvamento Marítimo.
Otras aplicaciones de esta tecnología
El sistema puede ser utilizado no sólo para localizar náufragos, sino también para detectar manchas de hidrocarburos. Esto último tiene especial interés para Salvamento Marítimo en su lucha contra la contaminación en el mar. El sensor detecta las diferencias de temperatura en la superficie marina cuando hay presencia de contaminantes, tarea que hasta ahora se encomendaba a los radares.
También puede ser de utilidad para el Servicio de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en su lucha contra el tráfico ilegal.
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