En Suecia, han eliminado el uso de las tablets en las aulas de los colegios y ahora los libros de texto vuelven a ser obligatorios. En un pueblo de Irlanda han prohibido a los menores de 12 años tener teléfono móvil. Decenas de expertos en IA ahora alertan de los peligros de esta tecnología. El creador del ChatGPT ha pedido poner límites a su bot. ¿Significan todas estas noticias que estamos dando marcha atrás en el avance imparable de la tecnologización de la sociedad? Vozpópuli ha hablado con la experta Sara Lumbreras, codirectora de la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión de la Universidad Pontificia Comillas, sobre todo ello.
"Yo no diría que estemos retrocediendo. Al contrario. Es un paso adelante porque nos vamos adaptando a las cosas negativas que van surgiendo. Pero sí es cierto que en esa adaptación puede haber una serie de pasos que puedan considerarse marcha atrás", esta declaración sería el resumen de la experta sobre el nuevo presente y el posible futuro de la tecnología. Y aunque para ella, la tecnología y sus consecuencias (como la IA) no es motivo de temer, sino una oportunidad como sociedad, sí es consciente de los peligros que puede generar si se usa de manera indiscriminada, y sobre todo, es consciente del daño que puede provocar en los más pequeños.
Sobre la prohibición de las tablets en las aulas se muestra contundente y se basa en la ciencia para defender su teoría: "Está demostrado que no se lee igual en papel que en pantalla. Y en estas edades es importante que se desarrolle bien toda su capacidad cerebral. Además, la psicología y la ciencia ya han demostrado en múltiples ocasiones que con las pantallas no se activa el cerebro de la misma manera y que escribiendo se recuerda mejor. Así que sí, este tipo de medidas de regular el uso en menores es necesario", sentencia.
La tecnología, un esfuerzo extra para los más pequeños
Pese a que en muchas ocasiones la tecnología se presenta como una oportunidad para agilizar el trabajo, la realidad es que para los menores supone un "esfuerzo extra" que les suele perjudicar en la mayoría de casos en los estudios. "Si normalmente es difícil concentrarse en clase, imagínate si tienen un aparato con todo tipo de inputs. Si hasta a nosotros nos cuesta poner atención con móviles, como no les va a costar a ellos. Por mucho que diga que estén 'capados', no deja de ser muy difícil concentrarse", desarrolla la experta.
El uso de aparatos tecnológicos, sobre todo en menores, tiene principalmente tres consecuencias negativas: disminuye la capacidad de concentración, reduce la capacidad de recordar, y se pierde la capacidad de autocontrol. Mientras que los adultos sí son capaces de sacarle partido y aprovechar la parte positiva de la tecnología, los niños no tienen todavía esa capacidad y además están en una edad crucial para su desarrollo cognitivo, que se puede ver muy perjudicado por el uso de pantallas. "Así que efectivamente, ponerle límites a la tecnología es necesario, especialmente en los más pequeños, pero repito, no creo que se trate de un retroceso sino de un paso adelante, porque toda adaptación implica mejora", agrega.
La limitación, un cambio necesario pero difícil
En este contexto, la experta y defensora de la tecnología ("bien utilizada") asegura que sí hay que regularla, poner ciertos límites para asegurar que los menores se crían en un entorno adecuado.
"Aunque en esta sociedad resulta muy difícil poder hacerlo: te provoca enfrentamientos constantes con tus hijos por tener que decir que no, les aíslas de cierta manera del resto, e incluso puedes llegar a limitar sus trabajos profesionales. Además, si las decisiones se toman a nivel estatal puede chocar con la libertad de cada uno. Pero pese a ello, hay que tratar de llegar a soluciones efectivas que favorezcan la inclusión de la tecnología en la sociedad de forma sana y saludable. Eso no es un paso atrás. Es un paso adelante".
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