-¿Dígame?
-¡Enhorabuena amigo!
-Muchas gracias. Ser padre es algo muy especial.
-Claro que sí. Imagino que ahora estás que no ves la tele, así que quizás no tengas ni tema para escribir.
-No tenía, no, hasta que he pensado en ella. En la más grande de los últimos años en el universo televisivo. La única y plenipotenciaria administradora única.
-¿De quién hablas?
-De Rosa María Mateo. Cuando por fin se marchó, tres años después de lo esperado y lo prometido, no era hora de hacer sangre. Ahora, un mes y medio después, quizás sea hora de hacer balance.
-Hombre, muy positivo no puede ser el balance. Ya antes de que marchase Mateo, tu amigo Arranz escribió que el informativo de Vicente Vallés doblaba en audiencia el Telediario 2 de Carlos Franganillo. Es una salvajada.
-Así es. Ahora es aún peor. Nunca antes en su historia Televisión Española cayó tan bajo en audiencia. Pero tampoco había tocado este suelo en relevancia. Ambas cosas van unidas, claro. Ya no es la principal referencia informativa ni en las noches electorales. Por no hablar de los múltiples errores de programación durante esta etapa. Es que no existe parangón con esto.
Quizás el principal problema es la ausencia de una identidad, de una línea reconocible, porque de alguna manera TVE se ha convertido en una suerte de canal extraño donde todo cabe, también algunos aciertos recientes como 'El condensador' y cosas del pasado como la maravillosa 'Cuéntame', pero sin una continuidad, como si fuera un argumento sin hilo conductor, incluso diría que sin alma
-¿A qué te refieres con errores de programación?
-Precisamente a decisiones como esa tan maravillosa del inicio de esta temporada que consistió, contra toda lógica, en cargarse un espacio que funcionaba como Los desayunos y en mandar a otra parte a Xabier Fortes cuando mejor funcionaba su espacio de tertulia. Todo el mundo veía venir que era un desastre. Y así ha sido. Además, con el añadido de que se externalizó esa parte de la discusión política al darle el programa a Jesús Cintora.
-Porque lo ideológico ya es de traca, ¿no?
-Sí, aunque en eso también habría que matizar que la responsable no es sólo Mateo, porque también hay culpables en el Palacio de la Moncloa. Esos presuntos gurúes de la comunicación que ahora plagian El ala oeste de la Casa Blanca. Claro que ella obedecía o tragaba o miraba para otro lado. Mal en todo caso. De la línea editorial y los desmanes al respecto hay cantidad de ejemplos, pero quizás el principal sea uno del que ya hemos hablado algunas veces: la manipulación grosera de un programa como Documentos TV para favorecer al Gobierno. Es inaudito.
Ahora mismo la cadena pública sólo destaca una vez al año por Eurovisión y, de continuo, sólo por un programa que es líder. El único de la cadena que lo es
-Bueno, aún quedan cosas buenas en TVE, ¿no? Yo vi el otro día el Festival de Eurovisión.
-Tuvo casi un 30% de audiencia, lo que está casi 20 puntos por encima de la media de la cadena. La realidad, querida amiga, es que ahora mismo la cadena pública sólo destaca una vez al año por Eurovisión y, de continuo, sólo por un programa que es líder. El único de la cadena que lo es. Adivina.
-Masterchef, claro.
-Pues eso. Masterchef y derivados impiden que los datos de share sean aún más desastrosos. Pero, con todo, te repito que la audiencia no es la clave. Al final, TVE es servicio público y no tiene por qué competir en estas cosas. Los problemas son varios y muy gordos. Uno es que la pública incluso desperdicia buenos productos que emite por la falta de valentía de la dirección al apostar por ellos. Otro es que hay demasiada producción externalizada como en el caso del programa comentado. Está también esa pérdida de relevancia de la que hemos hablado. Quizás el principal problema, del que menos se habla, es la ausencia de una identidad, de una línea reconocible, porque de alguna manera TVE se ha convertido en una suerte de canal extraño donde todo cabe, también algunos aciertos recientes como El condensador y cosas del pasado como la maravillosa Cuéntame, pero sin una continuidad, como si fuera un argumento sin hilo conductor, incluso diría que sin alma. Estos problemas empezaron antes pero se ahondaron con Mateo al frente. Este es su legado.
-Con balances así se quitan las ganas de hablar contigo.
-Ya lo siento, pero casi lo prefiero, porque tengo que pedirte que no me llames en varias semanas. La baja paternal, ya sabes.
-Disfrútala.
-Y tú disfruta de Sálvame y Rocío Carrasco, que eso nunca para.
-Adiós.
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