Michael Robinson tenía voz propia pero al mismo tiempo era nuestra voz para narrar el fútbol con su particular acento británico. El exjugador metido a comunicador en su querida España nos dejó como legado periodístico el programa que lleva su nombre, Informe Robinson. La última entrega, titulada Inolvidable, cuenta precisamente la vida de su creador, que como ustedes recordarán nos dejó el pasado abril porque el cáncer venció su resistencia.
Ver este Inolvidable es sumergirse en la vida de Robinson contada por el propio Robinson y por sus más allegados, entre los que aparecen futbolistas, familiares y amigos. Quizás lo mejor del documental es precisamente su propia presencia, porque no es habitual recoger el testimonio del propio interesado en producciones de este tipo. El exfutbolista se grabó para hablar de su vida solo trece días antes de apagarse para siempre.
Impresiona ver esa imagen de Robinson sin pelo en la cabeza y un tanto hinchado, como consecuencia del tratamiento contra la enfermedad. Pero impresiona más todavía escucharle hablar con tanta tranquilidad sobre su propia existencia justo en ese momento, cuando era conocedor de que el final era inminente. Porque el comunicador británico habla de su carrera como futbolista y como narrador de historias con ese desparpajo natural y con esa alegría contagiosa que atesoraba. Por momentos, al escucharle no te crees que haya fallecido.
Lo mejor de Robinson es lo que vino después de colgar las botas, con su larga andadura de treinta años como comentarista junto a su inseparable Carlos Martínez, como presentador del exitoso 'El Día Después' y como creador de su 'Informe', un programa exquisito en fondo y forma"
Lo más destacado como futbolista fue que ganó la Copa de Europa y la Premier en su único año completo en el Liverpool. Con su particular humor, el protagonista cuenta que lo que más le gustó en la final contra la Roma no fue ganar, sino librarse de tirar el penalti en la tanda fatídica donde pensaba que fallaría. Tras su paso por el Queens Park Rangers aterrizó por sorpresa, casi contra natura, en un Osasuna donde encajó bien pero donde también vivió su amarga retirada por una lesión de rodilla.
En lo que a nosotros, los espectadores, nos concierne, lo mejor de este personaje es lo que vino después de colgar las botas, con su larga andadura de treinta años como comentarista junto a su inseparable Carlos Martínez, como presentador del exitoso El Día Después y como creador de su Informe, un programa exquisito en fondo y forma. Tiene razón el título, porque nos acompañó tanto en esas tres décadas que no lo olvidaremos.
Con el documental recién estrenado en Movistar pasa como con su vida, porque lo mejor viene en la segunda parte. Este 'Inolvidable' es, en el fondo, un programa sobre periodismo"
Con el documental recién estrenado en Movistar pasa como con su vida: lo mejor viene en la segunda parte. Este Inolvidable es, en el fondo, un programa sobre periodismo. Se cuenta cómo un ex futbolista que nunca terminó de dominar el español se convirtió en un comunicador excepcional que, como preveíamos aquí cuando murió, estamos echando mucho de menos. Uno de los testigos asegura que "seguramente Robinson es el inglés al que más han querido los españoles en su historia". Y, por exagerado que pueda parecer, es cierto.
El Inolvidable Robinson parece como imbuido del carácter del propio interesado. A través de los testimonios, te hace transitar entre la alegría y la tristeza. Te emocionas al oír cómo admite que "por mucho que quise, nunca llegué a ser aquel futbolista que yo quise ser" o que cayó en su peor momento, con alcohol incluido, cuando desapareció El Día Después. O te ríes al ver cómo asegura que "tengo 61 años y son 61 años de estar amando y sentirme amado, de sonrisas de oreja a oreja, no cabe en la vida tanta felicidad, fortuna y buena suerte; si de fortuna y suerte se tratara... es que tengo 130 años!".
Es también un documental que nos habla de la muerte, claro. Al principio y al final los protagonistas son los familiares, que se reúnen frente al mar para esparcir allí sus cenizas. Lo hacen sin caer en lo lacrimógeno pero con lágrimas que resultan inevitables. Para ellos y para unos espectadores que solo podemos estar agradecidos por este último Informe Robinson.
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