Por fin millones de españoles pudieron ver este martes por la noche el primer capítulo de Patria, emitido en Telecinco. Ya tenemos dicho aquí por qué la serie que adapta la novela homónima de Fernando Aramburu no va a defraudar a los espectadores. Pero, más allá de la alta calidad de esta ficción, de su fidelidad al libro o de lo bien que actúan sus protagonistas, en este caso lo más interesante vino después, con La noche de Patria, un documental donde las víctimas del terrorismo fueron protagonistas.
Los abonados a HBO y los piratas podrán disfrutar de los ocho capítulos de Patria. El estreno de la esperada serie en Telecinco responde a una estrategia comercial para que el producto alcance un vuelo muchísimo mayor del que alcanzaría sólo en esa plataforma de streaming. Y se explica, además, por el vínculo entre Mediaset y la productora de esta ficción. Como ha resumido el crítico Borja Terán en pocas palabras, lo sucedido demuestra cómo HBO necesita a Telecinco.
Lo relevante en este caso, insisto, es que gracias a la ola de éxito de Patria este martes pudo verse en Telecinco un programa inusual. Siendo realistas, en circunstancias normales un documental como La noche de Patria estaría desterrado a una hora aún más tardía o intempestiva. En este caso se emitió a las 00.15. Y quizás por ese conocido efecto arrastre seguramente tuvo un dato aceptable de audiencia. Mediaset debería reponerlo a menudo.
Los protagonistas
La noche de Patria es pura pedagogía sobre qué fue el terrorismo de ETA. Varias víctimas tomaron la palabra para exponer sus experiencias. En un formato que recordaba bastante a uno de los episodios de la serie de Jon Sistiaga sobre este mismo tema, aparecían reunidas en un caserío cuatro personas: Josu Elespe, hijo de Froilán Elespe, teniente de alcalde del PSOE en Lasarte asesinado por ETA en 2001; Naiara Zamarreño, hija del concejal del PP en Rentería Manuel Zamarreño, asesinado por los terroristas en 1998 (y cuya muerte se recrea en la serie); Maider García, la hija de Juan Carlos García Goena, asesinado en 1987, última víctima de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL); y, por último, Jon Aldalur, miembro de ETA político-militar desde 1975 a 1977.
La narración del ex etarra sobre su participación en el secuestro y asesinato del empresario Ángel Berazadi resultaba sobrecogedora. Sus palabras sonaban terribles, dolorosas, casi inaceptables pero tristemente reales. "Creímos que éramos valientes al matar a un hombre por unos ideales, pero me di cuenta de que lo único que hicimos fue matar a un hombre". Aldalur solo estuvo entre rejas 14 meses porque quedó libre gracias a la ley de amnistía.
Más duras y conmovedoras eran las vivencias que contaban quienes padecieron la sinrazón terrorista
Más duras y conmovedoras eran las vivencias que contaban quienes padecieron la sinrazón terrorista. Entre otras cosas, Elespe explicaba cómo ni podía llorar mientras preparaba los detalles del entierro de su padre, Zamarreño contaba que se cercioraron del crimen porque lo leyeron en el Teletexto o García desgranaba el desolador abandono que sufrió su familia. Sus testimonios se entreveraban además con los de otras víctimas de ETA como Sara Buesa, Gorka Landaburu o Maixabel Lasa, cuyas vivencias eran igualmente escalofriantes. Verdades de esas que te noquean y te desmontan.
Emoción pura y desbordante en La noche de Patria. Todos los participantes mostraban su inequívoca condena al terrorismo y a cualquier uso de la violencia. Partiendo de esa base cruda, recorría todo el documental un halo de esperanza, una apuesta clara por la convivencia y por un futuro mejor, pero sin olvidar las críticas a los rescoldos del terror que todavía permanecen vivos en la sociedad.
Los 'ongi etorris'
Se hablaba, por ejemplo, de los famosos ongi etorris (actos de bienvenida) a los presos etarras. Buesa los tildaba de "homenajes inaceptables" y pedía que desaparezcan porque "en cierto modo sigue existiendo esa épica de las personas que lucharon por su pueblo". Lasa afirmaba que "nadie haría un ongi etorri a un violador en la plaza del pueblo". Unos y otros insistían en la idea de que estos actos al menos no se hagan en la vía pública.
Pues bien, Telecinco emitió el documental por la noche pero solo unas horas antes, a eso de las ocho de la tarde, en la localidad guipuzcoana de Hernani se celebraba el enésimo recibimiento a una etarra recién salida de la cárcel. Vítores y un pasillo triunfal para otra presunta salvadora de la patria. Lo que demuestra lo necesaria que es la pedagogía de este documental, de la propia Patria y de otras series que vengan.