Más de media docena de direcciones regionales del PP cambiarán de líder tras los congresos que habrán de celebrarse a partir de febrero. Génova tiene prisa. La ponencia de Estatutos acorta los plazos. Hasta ahora se precisaba que transcurrieran 45 días entre la celebración del Congreso Nacional y los regionales. Ahora bastará con un mes. En Semana Santa puede haberse cerrado ya el relevo de al menos media docena de barones que aguardan impacientemente su destino.
La parálisis institucional del Gobierno en funciones frenó también la celebración del Congreso Nacional del PP. Y, por añadidura, bloqueó la de los congresos regionales, amontonados en el cajón de los asuntos pendientes. La espita está a punto de abrirse. Hay comunidades donde las respectivas direcciones han manifestado ostensiblemente su impaciencia. Son los casos de Madrid y Valencia, donde Cristina Cifuentes e Isabel Bonig ya han hecho saber su interés por celebrar sus respectivos cónclaves cuanto antes. Ambas lideran una gestora, una fórmula provisional a la espera de la celebración de elecciones. Ambas también lideraban una corriente muy activa en la reclamación de más participación de las bases. Ambas, sin embargo, han aceptado la ambigua fórmula de elección de candidatos en doble vuelta que se incluye en los nuevos estatutos.
También Navarra está en la misma situación. Pedro Zalba, un aznarista destacado, que ya fue nombrado presidente del Instituto Nacional de Crédito por Luis de Guindos, ocupa este puesto y quizás pretenda continuar en él.
El singular caso del presidente murciano
En Murcia sigue de presidente Ramón Luis Valcárcel, que dejó la jefatura del Gobierno de la Región en manos de Pedro Antonio Sánchez, quien confía en asumir también el liderazgo del partido. Padece algunos problemas internos algo severos ya que su nombre aparece en los casos Púnica y Auditorio, un quebradero de cabeza para Génova.
José Ramón Bauzá dimitió como líder de Baleares, tras el fracaso de las autonómicas, y se puso al frente Miquel Vidal. Ahora Bauzá, muy crítico con determinadas acciones de la cúpula nacional, asegura que quiere volver. Será un Congreso con pulsos internos y tensiones. Juan Vicente Herrera ha anunciado decenas de veces que pretende salir de la presidencia de Castilla y León, donde lleva casi tres lustros. Su sucesora natural, Rosal Valdeón, se apartó de la política tras un incidente de tráfico. No aparece por ahora un sucesor claro. La influencia en la región de Fernando Maíllo, número tres del PP, quizás clarifique el futuro. Algo similar ocurre en Aragón donde Luisa Fernanda Rudi está de salida. La dirigente aragonesa es la encargada de presidir el equipo organizador del Congreso Nacional. Roberto Bermúdez de Castro aparecía como el claro heredero. No podrá ser ya que ha sido fichado por Soraya Sáenz de Santamaría para su ministerio de Administraciones Territoriales. José Ignacio Ceniceros, el actual presidente de la Comunidad, tiene casi todas las papeletas para ocupar el puesto.
El gran embrollo catalán
Hay dudas sobre la continuidad de Xavier García Albiol en Cataluña. En Madrid no goza de demasiados afectos. La irrupción de la ‘operación diálogo’ que lidera la vicepresidenta del Gobierno le ha colocado en un segundo plano en la Comunidad. Quizás por eso no haya drásticos movimientos congresuales. En el País Vasco se mantendrá Alfonso Alonso, quien aguantó como candidato en las autonómicas mucho más de lo esperado. En Canarias, la vertiginosa salida de José Manuel Soria se saldó con la improvisada presidencia de Asier Antona, impulsada por Cospedal.
La secretaria general del PP aspira a mantenerse también al frente de la estructura en Castilla la Mancha, con lo que ostentaría tres puestos de relevancia: 'número dos' del partido, 'número uno' en la comunidad manchega y ministra de Defensa. Tres altos cargos en una sola persona, algo que chirría con el nuevo espíritu que algunos pretenden imprimir en e perfil del PP. Andalucía y Extremadura mantendrán a sus respectivos líderes, Moreno y Monago, respectivamente, y algo similar parece que ocurrirá en Cantabria y Asturias. Galicia, que ya celebró su Congreso, sigue con el invicto Feijóo al frente.
La faz territorial del PP puede cambiar drásticamente en estos congresos, que Fernando Maíllo supervisa y sobrevuela con prudente paciencia. Una decena de baronías se asoma a un drástico cambio en su respectiva cúpula. Será el gran vuelco en el PP y la preparación para lo que pueda ocurrir en el partido a la vuelta de cuatro años, en el caso de que se aborde la ‘operación relevo’ de Mariano Rajoy como presidente.