El ruido de las primarias del PSOE, con el estruendo desmedido del debate a tres en Ferraz, no altera los planes del presidente del Gobierno. Aprobar los presupuestos sigue siendo el objetivo prioritario de Mariano Rajoy. Nada le distrae de su rumbo, que le aseguraría completar más de la mitad de la legislatura.
Soraya Sáenz de Santamaría y Cristóbal Montoro, vicepresidenta y ministro de Hacienda, respectivamente, tienen previsto reunirse esta semana, posiblemente este mismo martes, con el hombre clave de la jugada, Pedro Quevedo, el único diputado de Nueva Canarias, cuyo voto desatascaría finalmente la aprobación de las cuentas públicas. Es el disputado voto número 176, el que suscita toda la atención del Congreso.
Quevedo no oculta sus cartas. Es un hombre dialogante y pasa por ser buen negociador. Ha condicionado su imprescindible 'sí' a unas contrapartidas que cabalgan cerca de los 500 millones de euros. El diputado de NC ha planteado 49 enmiendas al proyecto gubernamental, que incluyen ayudas e inversiones de todo tipo en infraestructuras para las islas por valor estimado en 458 millones, así como el respaldo del Gobierno central a las modificaciones del Estatuto de Autonomía canario que se tramita en las Cortes y que está pendiente del visto bueno de la cámara, algo similar a lo que ocurre con el de la región de Murcia.
La mediación de Rajoy
Santamaría y Montoro, que ya sacaron adelante el acuerdo con el PNV, con la revisión del Cupo y otras partidas por un valor de en torno a 4.500 millones, son los encargados por Rajoy para abrir el diálogo y llevarlo a buen puerto. El propio presidente se involucrará personalmente en el trance, tal y como reconoció el portavoz del Ejecutivo el pasado viernes. Ya lo hizo Rajoy con los nacionalistas vascos. Su mediación con el presidente del PNV, Andoni Ortúzar, resultó decisiva para desatascar el arreglo.
Quevedo y Montoro ya se vieron las caras hace un par de meses. En aquella ocasión, el diputado canario anunció que pretendía presentar una enmienda a la totalidad del presupuesto. Y así lo hizo. Votó con la mayoría de la oposición. Ahora se trata de modificar su postura en determinadas enmiendas que faciliten finalmente el tránsito del proyecto del Ejecutivo.
Hay relativa confianza y hasta tranquilidad en Moncloa en que finalmente este diálogo que ahora arranca consiga culminar con un acuerdo. El voto de Nueva Canaria se sumaría así a los de Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria, que ya han prometido su respaldo.
Nadie en el entorno de Moncloa cuenta con un cambio de rumbo en el PSOE. La lucha interna de cara a las primarias está resultando demasiado virulenta y no se permite adivinar cuál será el desenlace de esta batalla. Rajoy declaró en Pekín que confía en entenderse con los socialistas "en muchas cosas, una es la soberanía nacional y otra la unidad de España". Ninguna referencia al debate entre los tres aspirantes, que en Génova se ha calificado de "demasiado intenso para abordar luego una futura pacificación".
La corrupción en la agenda
En la cúpula del PP se vio a una Susana Díaz muy agresiva, quizás por la necesidad de asegurarse una victoria que se adivina muy estrecha y a un Pedro Sánchez en su lía, sin principios claros y con el único argumento de que Rajoy debe irse y el PP ayudar a que se vaya. "Ahora toca ir a lo fundamental", insiste el jefe del Ejecutivo. No hay que perderse en polémicas ajenas.
Esa frase también iba dirigida al largo calvario al que aún debe hacer frente el PP por sus enormes problemas con la corrupción. Hay dos comisiones parlamentarias, una sobre la financiación del partido y otra sobre las cajas, que resultarán enormemente complicadas para el Gobierno. También se prepara una reprobación del ministro de Justicia, Rafael Catalá, por su actuación en lo referido a la 'operación Lezo' y a la agitada actualidad por la que atraviesa la Fiscalía del Estado. Para rematar, está pendiente la comparecencia del propio Rajoy ante la Audiencia Nacional en calidad de testigo en el 'caso Gürtel'. Una endemoniada agenda erizada de dificultades que exigirá mucha serenidad y sangre fría, según comentan fuentes del partido.