Respiro de alivio y una cierta sensación de alegría en las filas del PP tras conocerse la iniciativa de censura anunciada por Podemos. Un paso dirigido a la cervical del PSOE que cambia el foco de la actualidad hacia las filas de la oposición. "Están tardando", dijo en tono retador y casi victorioso Rafael Hernando, portavoz de los populares en el Congreso, tras hacerse pública la decisión de Pablo Iglesias, convertido inopinadamente en el mejor aliado de Rajoy. Se desinfla la presión sobre Moncloa y se traslada directamente a Ferraz.
Llega en el mejor momento. Como si el partido morado hubiera querido salir al rescate del PP en sus momentos más críticos. La desesperación se había adueñado de las filas de la formación en el Gobierno. Una moción de censura nacida muerta, sin posibilidad alguna de concretarse y creada tan solo para actuar de obús contra el PSOE en plenas primarias actuó de balón de oxígeno para los populares.
El menú informativo viró drásticamente de contenido. Las réplicas de los últimos escándalos que han sacudido al PP se diluían en los medios. El paso de Iglesias, presentado con su formato clásico de rueda de prensa coral (sin Errejón ni el general, en este caso) en el Congreso de los Diputados, hizo su efecto. Antonio Hernando balubuceaba ostensiblemene al declarar su rechazo frontal a la medida. Ciudadanos se sumaba a la crítica, desde una posición menos beligerante. Los nacionalistas hacían el coro. Por unas horas, el consabido 'todos contra el PP' se convertía en 'nadie secunda a Podemos'. Algo previsto por Iglesias. El dardo ya se había lanzado e hizo mella en done debía: la estructura socialista.
En el ojo de la polémica
Mariano Rajoy acababa de aterrizar en Madrid, después de su periplo por el Cono Sur Iberoamericano. Recibió, sin duda, con alivio la novedad. Nadie en el Gobierno se pronunció sobre este asunto. El ministro de Justicia Rafael Catalá, en el ojo de la polémica, había protagonizado un desayuno informativo. En otras circunstancias, sería el héroe de la mañana. Apenas tuvieron eco sus palabras, salvo las que hacían mención de la llamada telefónica que recibió del presidente tras desvelarse sus mensajes de móvil a Ignacio González. "Estas cosas pasan". Si lo sabrá Rajoy.
En el grupo del PP se incidía en otro aspecto positivo. Con el fracaso de la moción se evidencia la inexistencia de una alternativa parlamentaria a la actual. El PSOE actual ha subrayado que no concibe ir de la mano de Podemos a ningún tipo de aventura. Ni siquiera para derribar a Rajoy. Quizás en un futuro, es posible que con Pedro Sánchez. Ahora mismo, tal posibilidad es inexistente. Y sin PSOE no hay mayoría suficiente para armar una alternancia de Gobierno.
Este hecho, a escasos días de que se cumpla el plazo para que el Ejecutivo tenga la capacidad de disolver las Cortes, lo que ocurrirá el 4 de mayo, no es un detalle anecdótico. Es decir, seis meses después de la investidura. La medida fortalece de alguna manera la deteriorada imagen de un PP asaeteado por todo tipo de tribulaciones. La lluvia ácida de la corrupción seguirá cayendo sobre las cabezas populares pero, al menos durante unos días, Podemos se va a encargar de que la moción se convierta en el eje de la actualidad política nacional. Una tregua que el PP ha recibido como auténtica agua de mayo.