El sindicato UGT está en plena transformación. La llegada de José María Álvarez va a suponer un importante cambio político. El nuevo secretario general quiere reducir la estructura burocrática y que los sindicatos vuelvan a estar en las fábricas y puestos de trabajo y huir de la institucionalización permanente, según cuentan a este Buscón en el sindicato. Las seis federaciones han quedado reducidas a tres después del pasado congreso, lo que supone una reducción de la máquina administrativa en la que se había convertido la organización. En algunas federaciones se están produciendo salidas de personal “más o menos pactadas”, explican algunas personas que conocen la situación.
El número de afiliados, y por lo tanto de ingresos, se ha visto reducido en los últimos años en un 10% y ahora se trata de recuperar militancia y también de reducir gastos. Se han perdido muchos de los ingresos por participación institucional y por los cursos. Además la central de UGT ha tenido que salir a reflotar económicamente algunas uniones regionales.
UGT plantea trasladar sus servicios centrales a la sede de la Avenida de América
Dentro de esta reducción de gastos está el traslado de la sede central del sindicato en la calle Hortaleza 88, el antiguo convento de Santa María Magdalena, que hace años se conocía como ‘Recogidas’. El origen de este convento se remonta a 1587 cuando una orden se dedicaba a recoger “mujeres de mala vida” en el Hospital de Peregrinos de la calle Arenal. Posteriormente se trasladó a la calle Hortaleza 88 y de ahí las prostitutas, “ya redimidas”, salían para casarse o para tomar los hábitos.
Durante la guerra civil el convento fue incendiado y reconstruido posteriormente hasta que en el año 1987 lo compró la UGT. Algunos de los viejos del lugar recuerdan que Pedro Almodóvar firmó en el edificio la película Entre Tinieblas. El nuevo secretario general se ha encontrado que el edificio le cuesta un dineral. Se habla de un millón de euros al mes entre seguridad, calefacción, personal…
Se han planteado, y lo harán en los próximos meses, trasladarse a la Avenida de América, que tiene espacio libre tras las fusiones. Pero no quieren vender. Prefieren alquilar. No les gustaría que se convirtiera en un hotel, y si en sede de alguna empresa pues consideran que es un sitio céntrico y con buenas comunicaciones. Aunque si viene una empresa hotelera con dinero están dispuestos a pensarlo. No se prevén despidos en la sede central de la UGT. Se está hablando con gente para llegar a acuerdos de prejubilación. “Nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos”, decía esta semana un alto ejecutivo del sindicato a este curioso Buscón.