Son las 16:00 horas y los invitados a la 31ª edición de los Premios Goya van llegando a las inmediaciones del Madrid Marriott Auditorium intentando sortear el vendaval que sacude la capital con sus portatrajes en mano. No hay fans en la puerta para recibirles, pero tampoco hay nadie protestando. Esa batalla se libra en las redes sociales. La borrasca se coló horas antes por las ranuras de Twitter cuando decenas de personas llamaban a boicotear la gala organizada por la Academia de Cine a golpe de hashtag. "No es de recibo poner el nombre de un gran artista como fue Goya a un circo montado por titiriteros de tres a la cuarto", lanzaba un usuario. "Boicot a Dani Rovira y a sus amiguitos defensores del desagradecido antiespañol Fernando Trueba", atizaba otro.
No puede ser que me gaste la subvención en gambas"
Desprecios que se toparon con el sarcasmo del actor José Corbacho y otros profesionales de la escena cinematográfica española. "¡Pido perdón! Tenéis razón con el #boicotalosgoya. No puede ser que me gaste la subvención en gambas. Y encima gambas de Arenys (catalanas)!", contestaba con la pertinente foto de cinco crustáceos sobre un plato. Algo más didáctico intentaba mostrarse Juan Antonio Bayona, quien que horas más tarde acapararía nueve de los 12 galardones a los que optaba con Un monstruo viene a verme: "No hay cultura buena o mala, la hay constructiva o destructiva. Y vosotros sois una expresión de ella".
Eduard Fernández, a lo 'Paesa'
Mientras el debate entre quienes trabajaban para que la gala emitida por TVE registrase unos datos de audiencia mínimos y quienes defendían generar riqueza al Estado a través de sus películas subía de tono, arrancó la alfombra roja y con ella, el desfile de toda la troupe. El color blanco fue el gran protagonista de la noche, sobre todo por el elenco de Kiki, el amor se hace, que contaba con cuatro nominaciones pero no consiguió salir victoriosa de ninguna. Sorprendió en el posado ante los fotógrafos el actor Eduard Fernández, candidato al Goya al mejor actor protagonista por El hombre de las mil caras, que, al estar tan metido en el papel de Francisco Paesa, no soltó el cigarrillo pese a estar en un espacio cerrado. ¿Sería un Benson & Hedges como los que fuma el ex espía?
El taconeo de las asistentes fue dejando paso a la música de la Film Sinphony Orchestra, dirigida por Constantino Martínez-Orts. Y ahí estaba él. Por tercera vez consecutiva, el malagueño Dani Rovira tomaba las riendas de la ceremonia con un guion más divertido que el que siguió la pasada edición, ese por el que le llovieron críticas con el consiguiente arrepentimiento por haber presentado la gala. "Porque no hay dos sin tres, porque las trilogías molan, porque todos hemos soñado con hacer un trío, menos José Coronado, hijo de puta, que seguro que lo has hecho", dijo dirigiéndose al veterano actor.
Donald Trump en los Goya
Semanas antes, el malagueño aseguró a este periódico que en su discurso habría "cero" menciones al panorama político. Casi lo cumple. Apenas hubo puyas a los gobernantes, pero el tirón de orejas fue inevitable. "Os vamos a dedicar el tiempo proporcional que ustedes han dedicado a la Cultura en sus campañas y debates", atizó ante la atenta mirada de un impoluto Íñigo Méndez de Vigo, un Pablo Iglesias con pajarita, un Albert Rivera con semblante serio y un entusiasmado Alberto Garzón. También tuvo algún mensaje dirigido al otro lado del charco. "Donald Trump, aquí en España la palabra 'cine' se escribe con 'i' latina", atizó.
Blake bromea con conocer el "paquete" de 'Superman'
Sin embargo, en el discurso de Rovira predominaron las bromas sobre la Academia de Cine, los nominados y hacia sí mismo. A Yvonne Blake, la presidenta de la institución de origen británico, le advirtió de ser la tercera persona que ocupaba el cargo en los tres años que ha presentado las galas: "Soy como la viuda negra de los Goya, voy a presidente por gala". Tras hacer un repaso por la vasta carrera de la figurinista, destacó que además tenía los certificados First y Advance, un detalle que provocó las carcajadas de la oscarizada Blake, que cuenta entre sus experiencias "haber cosido los calzoncillos a Superman y conocer su paquete".
Las reivindicaciones de Ana Belén
Aunque parecía que la ceremonia iba a convertirse en un altavoz para defender al director Fernando Trueba, duramente criticado por haber reconocido que no se sentía español "ni cinco minutos de su vida", lo cierto es que solo fue mencionado junto al nombre de Pedro Almodóvar en modo de agradecimiento: "Gracias a ellos España es un país más respetado en el mundo". Una defensa que retomó la actriz y cantante Ana Belén al recoger su Goya de Honor.
"No consigo entender que después de tantos años se den tantos pasos atrás", manifestó preocupada. Y pidió, con el tono más reivindicativo de la noche "salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes". Además, se quejó de la ausencia de las mujeres en el cine: "Aunque en estos últimos años ha habido incorporaciones, son muy por debajo para que exista igualdad. Si no se necesitasen mujeres para interpretarlas, tampoco estaríamos las que estamos".
Unas reproche muy aplaudido por sus compañeras de profesión, entre ellas, Emma Suárez, que hizo 'doblete' tal como lo hiciera Verónica Forqué en 1988. Se llevó el Goya a mejor actriz de reparto y mejor protagonista. Unos reconocimientos que le llevaron a acordarse de Pilar Miró durante toda la noche.
Una tila vino a verle
Los nervios de Juan Antonio Bayona fueron otros de de los grandes protagonistas de la noche. ¡Hasta le tuvieron que dar una tila! Cada vez que su película conseguía llevarse un premio, el director catalán resoplaba, sudaba, lloraba y reía. Y así hasta en nueve ocasiones, pues el 'monstruo' se hizo con nueve de las 12 estatuillas a las que optaba. Si en los Premios Feroz, Antonio de la Torre aludió a la ausencia del cineasta pese a que este se encontraba allí sentado, durante los Goya, la organización llevó a la pantalla una foto de Bayona de niño sin darse cuenta que había cogido una foto de su hermano. "Que no soy yo, que no soy yo", trataba de transmitir el director al presentador. En vano.
España tiene la herencia cultural de haber sufrido una dictadura"
A lo largo de la noche, le prepararon una tilaque no debía estar muy caliente, pues de la bebió de tres sorbos. Después de la gala, mucho más calmado, contó a los periodistas que Un monstruo viene a verme había sido una película "muy difícil de llevar a la pantalla" pese a encerrar una historia muy bonita. Pero el sentimentalismo pronto dio paso a la reivindicación. "Muchos dirigentes, de todos los colores, no han visto ninguna de los largometrajes nominados", explicó haciendo alusión a las recientes declaraciones de Mariano Rajoy. "Creo que España tiene la herencia cultural de haber sufrido una dictadura", sentenció.