Si Florentino Pérez gestionara su canal de televisión como su equipo de fútbol, ya habría fulminado a su director y estaría sondeado el mercado en busca de refuerzos de relumbrón para tratar de acallar las críticas. Dos meses después de poner en marcha Real Madrid TV, se puede decir que con la audiencia de los programas más vistos de esta cadena no se llenaría el Estadio Santiago Bernabéu en la mayoría de los días. A veces, ni siquiera el Vicente Calderón o el Sánchez Pizjuán. En junio, registró una cuota de pantalla media del 0,2%, que fue inferior a la de cualquiera de los canales de la competencia.
El presidente del club blanco, que persiguió durante varios años una licencia en propiedad de la TDT e incluso negoció para alquilar la que explotaba Intereconomía, la obtuvo el pasado octubre en el último reparto de licencias gracias a una decisión del Gobierno de Mariano Rajoy que fue ampliamente criticada entre sus competidores.
De hecho, Juan Luis Cebrián, uno de los perdedores del concurso, llegó a exigir en un editorial en El País que esta candidatura fuera descalificada. “Prisa pide que no se adjudiquen frecuencias a entidades que no están en posición de mejorar los niveles de pluralismo en la televisión, garantizando en la resolución del concurso la libre expresión y el pluralismo”, destacó.
De los 30 días de junio, Real Madrid TV terminó 14 con un 0,1% de cuota de pantalla
Un tiempo después de la puesta de largo de la puesta de largo de Real Madrid TV, se puede decir que a la inmensa mayoría de la audiencia no le interesa lo más mínimo ninguno de sus contenidos. De los 30 días del pasado junio, terminó un total de 14 con un 0,1% de cuota de pantalla. Es decir, lo mínimo que puede marcar un audímetro. El último día del mes, su espacio más visto fue un informativo que sintonizaron sólo 33.000 espectadores.
Su programa más sonado Noventa Minuti, ha conseguido audiencias que están por encima de la media de la cadena, pero ha terminado algunos días con 15.000 o 16.000 espectadores de media. A este espacio, presentado por Miki Nadal y María Gómez, y producido en colaboración con Globomedia (Jaume Roures), el periodista David Gistau lo definió como “un engendro para ejecutar venganzas personales” por parte de Florentino Pérez y como un instrumento para hacer “escraches” a la prensa crítica con su gestión.