La operación Chamartín vive en estos días su enésima fase decisiva, aunque con una novedad respecto a las anteriores: al fin, el proyecto cuenta con el visto bueno de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, tras numerosas correcciones, después de varias cesiones de parte de la promotora Distrito Castellana Norte (DCN) y del Ministerio de Fomento como principal propietario de los terrenos. El hecho de que el principio de acuerdo que desbloquearía el desarrollo todavía no se haya firmado tiene que ver con la aparentemente sorprendente reticencia del área de Desarrollo Urbano Sostenible, en manos de Podemos. Y esa reticencia se explica, a su vez, por el firme deseo de Carmena de presentarse en 2019 para ser reelegida alcaldesa de la capital.
Aunque en algunas ocasiones, especialmente en los meses inmediatamente posteriores a su llegada al Palacio de Cibeles, la primera edil de Madrid ha descartado repetir la experiencia, su idea ha ido poco a poco cambiando llegado el ecuador de su legislatura. Y no es lo único. A medida que han transcurrido las negociaciones en torno al futuro de la operación Chamartín, una vez que el Pleno del Ayuntamiento tumbó el primer proyecto de DCN, Carmena se ha ido enamorando del plan para cambiar la cara del norte de la ciudad. Hasta tal punto que lo considera como una ideal carta de presentación para optar a la reelección.
Fuentes conocedoras del proceso negociador apuntan que si llega el acuerdo definitivo en los próximos días y con los términos que están actualmente planteados, Carmena está en disposición de apuntarse varios tantos. En primer lugar, haber sido la que al fin ha logrado desbloquear un desarrollo urbanístico que lleva cerca de un cuarto de siglo a la espera de que se ponga la primera piedra. Y, además, que el planteamiento final contendría un buen número de preceptos defendidos desde el principio por la actual corporación municipal, como la reducción de la edificabilidad, el protagonismo de la estación de Chamartín y un mayor protagonismo de lo público (la iniciativa sería pública y el Ayuntamiento asumiría parte de las inversiones, como la del Nudo Norte), en detrimento de DCN, participada por BBVA y Grupo San José.
¿Por qué, entonces, el delegado del área de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, sigue siendo reticente y no se alinea con el ‘sí’ que ya ha dado Carmena a la operación? La explicación reside en el hecho de que la alcaldesa quiere, en efecto, aspirar a ser reelegida… pero no con la fórmula de Ahora Madrid, como en 2015. Fuentes cercanas a la regidora aseguran que su equipo más próximo le ha convencido de que ella tiene tirón por sí misma entre los ciudadanos, más allá de la formación que tiene detrás, compuesta por una amalgama de grupos que no siempre le han puesto las cosas sencillas. Precisamente, Podemos forma parte de éstos y uno de sus más destacados representantes en el Consistorio es Calvo.
La alcaldesa quiere aspirar a ser reelegida, pero no con la fórmula de Ahora Madrid, como en 2015. Su equipo más próximo le ha convencido de que ella tiene tirón por sí misma entre los ciudadanos
Desde que tomó el bastón de mando, la alcaldesa se ha apoyado mucho en Calvo, toda vez que heredaba una corporación municipal con muchas cuestiones urbanísticas pendientes. El delegado del área de Desarrollo Urbano Sostenible fue una de las claves para echar abajo el anterior proyecto de DCN, del que Carmena siempre renegó. Sin embargo, ahora que la promotora ha cedido en tantas parcelas, la alcaldesa piensa que es el momento de darse la mano y poder apuntarse el tanto del desarrollo del norte de Madrid.
En las últimas semanas, los obstáculos de Calvo a la operación han provocado un distanciamiento con Carmena, que también ha tenido que afrontar una crisis en el Ayuntamiento por el caso de los concejales Celia Mayer y Carlos Sánchez-Mato por su implicación en el ‘affaire’ del Masters de tenis de Madrid.
Según fuentes municipales, este martes Calvo fue llamado a capítulo por Carmena al Palacio de Cibeles después de que el concejal volviera a poner problemas a avanzar en un acuerdo que era prácticamente un hecho a finales de la pasada semana, lo que provocó el monumental enfado de las otras partes de la negociación. Un día después, Calvo participó en un encuentro en la cumbre con el presidente de Adif, Juan Bravo (que representa a Fomento en este proceso), y con el máximo responsable de DCN, Antonio Béjar. Aunque la reunión concluyó sin un pacto definitivo, al menos se vio un cambio de actitud, que podría derivar en un apretón de manos y una firma en los próximos días.
Si la hoja de ruta de Carmena no se tuerce, para las próximas elecciones municipales la operación Chamartín al fin estaría en marcha y, además, bajo la batuta de la alcaldesa, en lo que a tiempos y orden de actuaciones se refiere. La bandera ideal para optar a la reelección y poder elegir a los compañeros de viaje más adecuados.