Unos 12.000 millones de euros. Según ha podido saber Vozpópuli, esa es la cantidad que va a recaudar Hacienda este año por el Impuesto de Sociedades si el Gobierno sigue en funciones y no puede hacer nada para remediarlo. La cifra queda muy lejos de los casi 25.000 millones que planteó Cristóbal Montoro cuando elaboró los Presupuestos de 2016. La razón de este desplome es la supresión del tipo mínimo del pago fraccionado que ahora Hacienda quiere recuperar. El problema es que no podrá hacerlo mientras España siga en funciones.
Las alarmas saltaron al conocer el informe de recaudación del pasado mes de abril, que incluye ya el primer pago fraccionado de Sociedades que hacen las empresas. Hacienda sabía que la recaudación se resentiría, pero las cifras fueron muchísimo peor de lo esperado: El pago cayó un 48,7%, en comparación con el mismo período del año anterior. Y las cosas no han mejorado desde entonces. En el primer semestre, la recaudación de este tributo ha mostrado una tasa negativa de 204 millones frente a la cifra positiva de 2.386 millones de 2015.
De hecho, si analizamos la evolución de la recaudación del Impuesto de Sociedades en el primer semestre del año durante la crisis, vemos que nunca se había comportado de forma tan negativa como en 2016. En 2007, antes del estallido del ajuste y aún en pleno ‘boom’ inmobiliario, el tributo recaudó casi 9.000 millones en los seis primeros meses del año, lo que le permitió acabar el ejercicio con una cifra récord de 44.823 millones. Desde entonces, los ingresos del impuesto se han ido moderando a lo largo de los años, salvo en 2012 y 2015, que registraron una ligera recuperación.
Pero la situación de este año no se había dado antes. Nunca la recaudación se ha situado en negativo en el primer semestre. De hecho, en 2014, el año de menos recaudación, se ingresaron más de 1.500 millones. El efecto de la reforma fiscal y la supresión del tipo mínimo obligatorio en el impuesto explican el resultado. Montoro bajó los tipos de Sociedades, pero también eliminó una serie de medidas temporales que habían empezado a funcionar en 2012. Entre ellas se incluye ese mínimo obligatorio a pagar en cada pago fraccionado, que ascendía al 12% del resultado contable de las empresas que facturaban más de 20 millones al año.
Estas dos condiciones están provocando un fuerte desplome en los ingresos del impuesto que van a acabar, según los cálculos del Departamento que dirige Cristóbal Montoro, en el mínimo de 12.000 millones al cierre de 2016. Ni en los peores años de la crisis económica la recaudación ha sido tan baja. En 2010 y 2011 los ingresos se resintieron, pero en los dos casos superaron los 16.000 millones. Y lo que es más importante, la cifra se va a quedar muy lejos de los 24.868 millones presupuestados, lo que complica seriamente la reducción del déficit.
Por eso Hacienda quiere recuperar el tipo mínimo del pago fraccionado. De hecho, ésta es una de las medidas que vendió el ministro de Economía, Luis de Guindos, a la Comisión Europea para evitar la famosa multa por el déficit. Y, dada la debilidad de la recaudación y la necesidad de generar ingresos, el Gobierno quiere fijar ahora un tipo mínimo más elevado que en la anterior ocasión para cuadrar las cuentas. El tipo se situaría entre el 20% y el 25% y afectaría a unas 4.500 empresas, todas las que facturan por encima de los 20 millones de euros. El objetivo es recaudar entre 6.000 y 7.000 millones de euros.
Guindos dijo a Bruselas que su intención era aplicar ya este mínimo obligatorio en los pagos de octubre y diciembre. Y que aplicaría el mismo tipo en 2017, con el mismo objetivo de recaudación. Pero hay un problema: una medida de este calibre no se puede aprobar en funciones. Así que si el panorama político no se despeja y finalmente se celebran unas terceras elecciones en Navidad, será imposible ponerla en marcha para que se recupere la recaudación.
La recaudación del IRPF tampoco va muy bien y el IVA se está comportando algo peor que en 2015
Y lo peor es que el resto de impuestos no van mucho mejor. El IRPF sigue sufriendo los efectos de la reforma fiscal. En el primer semestre la recaudación de este impuesto cayó un 4,7%, un descenso mayor que los registrados en mayo y en abril. Hacienda espera que la recaudación remonte en la segunda parte del año, cuando se suavice el efecto de la reforma, pero ahora mismo parece difícil que acabe el año con un incremento del 3,4% como figura en el Programa de Estabilidad.
Los impuestos que gravan el consumo son la esperanza de Montoro, aunque se están comportando peor que en ejercicios anteriores. La recaudación de IVA, por ejemplo, creció un 4,3% en los seis primeros meses del año y crecía al 7% hace un año. Sin embargo, sí parece posible que alcance los objetivos fijados, sobre todo teniendo en cuenta que este tipo de figuras suele repuntar bastante en la temporada de verano. En este escenario de baja recaudación y dadas las exigencias de Bruselas con el déficit tras perdonar la multa a España, parece casi inevitable una subida de impuestos cuando alguien gobierne.