De ser un concepto abstracto y poco popular a dominar gran parte de la escena de startups en España. La tendencia es evidente. No hay cifras oficiales, pero inversores y emprendedores coinciden: cada vez hay más aceleradoras. Diferentes actores del ecosistema denuncian que, ante la proliferación, han surgido aceleradoras que ni intentan aportar valor a los proyectos, que solo buscan lucrarse con "grandes porcentajes". ¿Qué pasará en el mercado? ¿Se mantendrá la tendencia?
Las aceleradoras son -en teoría- plataformas destinadas a impulsar el desarrollo y crecimiento de una startup. Suele hacerse a través de un programa que, dependiendo de la fase en la que se encuentre el proyecto, ayuda emprendedor a dar forma a su idea, a establecer el modelo de negocio, a diseñar y probar su escalabilidad, a conseguir clientes y a captar financiación.
Hasta el momento, no hay datos oficiales del número exacto de aceleradoras en el país. StartupXplore, una comunidad de inversión en startups, contabiliza más de 250 en todo el territorio nacional. La oferta es variada; se clasifican según el sector y la etapa en la que se encuentra la startup. Así, hay aceleradoras generales y especializadas, dedicadas a desarrollar startups en etapas iniciales, en etapa semilla y algunas en etapa de crecimiento.
La moda de acelerar
Las primeras aceleradoras españolas nacieron en 2008. Ya en 2013-2014 se fueron sumando otras. Desde entonces, cada vez más aceleradoras forman parte del ecosistema emprendedor.
"Cuando empezamos (en 2009), emprendimiento y startups eran algo desconocido. No había quien te diera pautas completas para el desarrollo de un producto tecnológico. Ahora el ecosistema ha crecido, hay más iniciativas", comenta el CEO de Tetuan Valley, Karel Escobar.
Para algunos, el crecimiento no ha sido necesariamente positivo. "Ha habido una eclosión. Unos con más intención de apoyo y otro como inmobiliaria", dice Valentín Fernández, director de Desarrollo de Negocios de Telefónica Open Future. Paloma Mas, de Plug and Play, coincide y asegura que actualmente "cualquiera cree que tiene la metodología para montar una aceleradora y que cualquiera va y la monta".
Ha habido una eclosión. Unos con más intención de apoyo y otro como inmobiliaria
El 'boom', sin embargo, no sorprende. Javier Megias, fundador de StartupXplore e inversor, recuerda que durante la fiebre del oro en Estados Unidos "no se forraban los que buscaban el oro, sino los que vendían las palas". La analogía sirve para ilustrar el escenario español en materia de emprendimiento.
El desconocimiento como problema
Diferentes actores del sector denuncian que varias de estas nuevas aceleradoras entran al mercado solo por el dinero y no se preocupan por desarrollar los proyectos de los emprendedores. "Vemos que hay gente interesada que se está uniendo con el fin de lucrarse de una manera que no defendemos. Llegamos a sorprendernos con los porcentajes" de equity que piden a las startups, asegura Mas.
Las aceleradoras, como casi todos, necesitan un modelo de negocios. Están quienes pueden permitirse que su modelo sea no tener modelo (como el caso de SeedRocket o Tetuan Valley, que no piden porcentajes) y quienes a cambio del acompañamiento piden un equity de la compañía. "La cuestión reposa en saber identificar el valor de este acompañamiento", indica Maite Fibla, de Ship2B.
Fibla recuerda que hay aceleradoras que trabajan con startups desde fases muy iniciales y "prácticamente hacen co-creación con ellas". En esos casos, sostiene, se entiende que "sea un poco más elevado el porcentaje". Desde Ship2B, los porcentajes van desde 1,5% hasta 5%, dependiendo del tipo de acompañamiento. Aun así, reitera que la intención de una aceleradora debe ser aportar valor. "Si nuestras startups no son invertibles, si no hemos añadido valor, entonces hemos fracasado", dice.
Para Iñaki Arrola, de SeedRocket, el problema parte del desconocimiento que hay en el sector. "Hay quienes se acercan a una aceleradora por el miedo a hacer emprender solo. Y lo entiendo, yo también lo hice. Lo malo es que hay gente que a veces se aprovecha de ese desconocimiento y quieren hacer negocio", explica el también inversor en KFund.
Ante este escenario, Arrola subraya que no todo se trata de un acto de pura maldad y asegura que estas aceleradoras son claras desde el primer momento. "Tú estás firmando y si querías otra cosa, buscas otra cosa, porque hay más", dice a los emprendedores.
La recomendación es reiterada. "Hay aceleradoras que te piden mucha pasta. No vayáis por ahí regalando porcentajes de la empresa; es lo único que tenéis. Hay otras opciones, otras aceleradoras", advierte Dani Jadraque, CEO y cofundador de Datary, una startup dedicada al big data que ya ha pasado por tres aceleradoras: Tetuan Valley, SeedRocket y ahora Telefónica Open Future.
Hay aceleradoras que te piden mucha pasta. No vayáis por ahí regalando porcentajes de la empresa; es lo único que tenéis"
Desde Top Seeds Lab, Javier González Soria no cree que la estrategia para cazar startups funcione. "Montar un negocio para vender servicios a las startups no funciona, porque éstas no tienen tesorería. Al final es un sector en el que todos nos conocemos y se sabe quién lo hace bien y quién no".
Autorregulación del mercado
El boom de aceleradoras -tarde o temprano- acabará. Así lo aseguran todos los inversores y emprendedores consultados por este medio. "El mercado tiene sus propias redes y se autorregulará. Pueden nacer muchas aceleradoras, pero solo quedarán las que realmente funcionen. Se puede engañar a 10 emprendedores, pero no a más", asegura Megias.
Pueden nacer muchas aceleradoras, pero solo quedarán las que realmente funcionen
Escobar no lo duda: "Se quedarán los que de verdad aporten a los emprendedores". ¿Cómo saber cuáles aportan? Preguntando. "Cuando busquéis una aceleradora, no hagáis caso a todos los números que ponen en su página web. Busquen cuatro startups y pregúnteles cómo les ha ido. Hay que pedir referencias. Solo hacen falta cinco minutos. En cinco minutos sabréis si vale o no la pena", dice Jadraque a otros emprendedores.