La última derrota de Victoria ha sido contra el periodismo y después de muerta. Es muy triste.
Victoria ha perdido contra su marido, ha perdido contra el machismo, ha perdido contra la sociedad y, por último, ha perdido contra el periodismo. Su muerte no ha servido para nada.
La última derrota de Victoria ha sido ver que el suicidio de su asesino es más importante que su vida. Que la excusa de la cirugía de su verdugo ha sido un eximente para que los medios rebajen el duelo de su muerte. Los mismos medios que han olvidado hasta cómo se llamaba: Victòria Bertran, mujer, 57 años.
Porque no puede haber algo más frustrante que morir a manos de un jodido machista y que éste sea importante. Que tu muerte solo sirva para recordar el currículo del asesino, sus últimos artículos, sus andanzas, para poner el énfasis su nota de suicidio, no su delito. Que tu sacrificio solo valga para engordar una estadística anónima. Que nadie recuerde tu nombre hasta que la vergüenza desnude al periodista de turno. Hasta que los medios claudiquen con tanta indecencia.
Victoria era médica de familia en un pequeño consultorio. Una vida entregada a arreglar la de los demás. Una vida y una familia rota por un indeseable con púlpito y muchos amigos. Una familia que tiene que lidiar ahora con el asesino y con todas sus loas. Victoria ha muerto hoy y en Twitter ha sido Trending Topic su marido.
Porque no puede haber algo más humillante que después de asesinada sigan hablando de ti como ‘su’ mujer. Eres su ‘posesión’ hasta después de muerta. Eres su cadáver, un trofeo de guerra del criminal. A saber la de batallas que ha perdido Victoria a manos de su asesino. A saber la de humillaciones, maltratos y castigos a la que habrá sido sometida por un hombre capaz de asesinarla con una escopeta de caza a sangre fría y con la premeditación del que es capaz de despides en una nota.
La penúltima derrota de Victoria ha sido no poder ni despedirse.
Parece que eso no importa tanto. Ese dolor infinito contenido no merece tantos titulares. La vida de Victoria solo empieza con su muerte. Mujer asesinada, mujer invisible. La paradoja de 65 mujeres asesinadas al año por sus maltratadores.
Escondido en un párrafo perdido, al final de un artículo retocado, alguien avisa que otro avisó, que hace diez años dijeron que esto se veía venir. Su madre, su familia barruntó el acoso y todo lo que podía pasar, y nadie hizo nada. Nadie vio el peligro. Me imagino a esa madre 10 años suspirando y llorando a un sistema incapaz de rescatar a su hija. Una sentencia de muerte que hoy todos hemos firmado.
La doctora Victoria Bertrán ha sido asesinada por su marido sin ni siquiera poder luchar contra toda esta mierda. Ha muerto sin poder ver su última derrota...
...la de un periodismo terriblemente enfermo.
Aquí tenéis las pruebas:
Alfons Quintà asesina a su mujer y luego se suicida. Estos son los titulares de hoy: pic.twitter.com/PYDtmhS8LQ
— Bien Candela, bien. (@ElBlogdeCandela) December 20, 2016
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Esos colegas que siguen tratando el asesinato y suicidio de #AlfonsQuintá con guante de seda..¿de qué van? Un asesinato no admite matices.
— Julia Otero (@julia_otero) December 20, 2016
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https://twitter.com/_kristyn4_/status/811240526179614724
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No veo la poesía por ninguna parte, ni entiendo que se destaque su enfermedad. Es solo un asesinato machista más. pic.twitter.com/zqQoliCcqI
— Super Falete ? (@SuperFalete) December 19, 2016
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