Pedro Sánchez es consciente de que Mariano Rajoy, al calor de la unidad de acción PP-PSOE obligada por el desafío soberanista, va a intentar darle el "abrazo del oso" pero no se va a dejar, según fuentes de la nueva dirección socialista. Resaltan la reacción del secretario general electo del PSOE pidiendo ayer personalmente vía Twitter la dimisión del fiscal Anticorrupción, Manuel Moix, tras descubrirse que es titular de una sociedad en Panamá, y alegrándose de que los jueces obliguen al presidente del Gobierno a declarar en persona en la Audiencia Nacional por el 'caso Gürtel' y no por videoconferencia.
"Buena noticia. No todo iba a ser vía plasma", dejó escrito Sánchez un día después de hablar con él para garantizar que el PSOE estará siempre en la defensa de la legalidad si se rebasa el "límite" de la Constitución, no antes, aclaró el portavoz del Grupo Socialista, José Luis Ábalos.
Porque Sánchez sigue sintiéndose, hoy como hace nueve meses cuando dejó el cargo, en la obligación de distanciarse y denunciar la gestión política que ha hecho el presidente del Gobierno del problema catalán y que, cree, ha llevado a España a esta situación de incertidumbre. Y no quiere pasar, ni ante los suyos, ni de cara a la opinión pública, como colaborador necesario de Rajoy en esta su segunda etapa. "No hemos llegado hasta aquí para eso", recalcaba anoche a Vozpópuli un colaborador.
La nueva dirección del PSOE está percibiendo "nervios" tanto en el PP como en Podemos y Ciudadanos, por lo que supone la reelección de Sánchez en términos electorales. El propio José Luis Ábalos va a marcar distancias después de oír tantas alabanzas populares a la responsabilidad de Estado. "En tono amable, envolvente, pero se acercan con la idea de que vayamos juntos contra Podemos. Y por ahí, no", añade una de las fuentes consultadas.
El PSOE combinará la dureza contra Moix y la corrupción con actitudes "de Estado" como evitar que la Policía 'desfile' por la Comisión de investigación de la etapa Fernández Díaz
Una de cal y otra de arena. Hoy, por ejemplo, aceptará en la Junta de Portavoces del Congreso lo que piden Podemos y Ciudadanos: mantener la comisión de investigación de la etapa de Jorge Fernández Díaz al frente de Interior como quieren Ciudadanos, Podemos, ERC y otros grupos catalanes, "pero solo un mes", hasta el final del actual período de sesiones, el 30 de junio. No tiene sentido mantenerla abierta sin orden del día por falta de acuerdo, argumentan los socialistas.
Y no hay acuerdo porque Podemos y los minoritarios, con la excusa de explicar el espionaje a políticos catalanes, quieren hacer desfilar ante esa comisión de investigación a comisarios y funcionarios de Policía de la época de Fernández Díaz. Sánchez y Rajoy están de acuerdo en negarse en redondo por temor a que los agentes conviertan la comisión "en un espectáculo".
Eso no va a impedir al PSOE hacer sangre del PP con el caso Moix. Ayer, los socialistas salieron en tromba para pedir la comparecencia del ministro de Justicia, Rafael Catalá, porque tanto él, como el fiscal general, José Manuel Maza, como el propio Moix, parece que están ahí para "defender a los corruptos" (sic).
A última hora de la noche, ya acabado el pleno de presupuesto, se conoció que el Grupo Socialista vuelve a pedir la comparecencia de Maza para explicar por qué mantiene a Moix al frente de Anticorrupción tras conocerse su sociedad panameña. Y, además, la del actual ministro del Interior, José Manuel Zoido, para que explique por qué ha nombrado a un promotor inmobiliario como responsable de las obras en las cárceles.