"La política es caminar entre precipicios", teorizó Lenin. Lo está comprobando estos días Ciudadanos en Murcia. A un lado, se le abre el abismo de no pasar factura al presidente regional, Pedro Antonio Sánchez, por negarse a dimitir pese a su citación en el caso Auditorio; al otro, aparece la sima de embarcarse en un pacto con la izquierda para tumbar a Sánchez, maniobra que el PP utilizaría para proclamar a los cuatro vientos que Cs le hace el juego al PSOE y al populismo. De hecho, ya ha empezado a hacerlo. Todo ello en la región más 'derechista' de España -Pedro Sánchez y Pablo Iglesias apenas sumaron allí el 35% de los votos en las generales del año pasado-.
Para moverse por ese desfiladero sin despeñarse, la formación naranja mide muy bien cada paso que da. Albert Rivera ha encargado a su número dos, José Manuel Villegas, el manejo de la 'operación Murcia'. Villegas, persona templada y prudente, está detrás de los movimientos que dosifican la munición contra el barón del PP y marcan al milímetro los hitos que han de acabar en su retirada, bien porque ceda a la presión y tire la toalla, bien porque la oposición le fuerce a ello. En medio queda la tercera vía, única en manos del presidente autonómico: elecciones anticipadas. Ciudadanos no las teme, incluso cree que podría salir beneficiado, pero mientras tanto trabaja con su propia agenda, que marca el pausado tempo del secretario general naranja.
Lo explicaba el propio Villegas este jueves en EsRadio: "Vamos a ir paso a paso, (...) hay que actuar con decisión, como lo estamos haciendo, pero también con calma y sin precipitación". El brazo derecho de Rivera hablaba unos minutos después de que Ciudadanos diera por roto el pacto con el PP en Murcia. Era el segundo paso, la vuelta de tuerca con que respondía a un Sánchez que sigue "enrocado" y dispuesto a incumplir el primer punto del pacto de investidura: "Separar de inmediato a cualquier cargo, público o de partido, imputado por corrupción política hasta la resolución completa del procedimiento judicial".
Rivera se enfrenta a los riesgos de pactar con PSOE y Podemos en la región más 'derechista' de España
Tras diez días exigiendo su dimisión por tierra, mar y aire, Cs entró en la segunda fase de la 'operación Murcia': cortar lazos con el PP y mirar hacia el PSOE para buscar "soluciones conjuntas", como si hubiera más de una. La formación naranja todavía no pronuncia el sintagma "moción de censura" porque ese será el siguiente movimiento. Se trata de escenificar que es Pedro Antonio Sánchez quien no deja otra salida, al atrincherarse en su puesto mientras el TSJ murciano investiga si cometió o no prevaricación, malversación, fraude y falsedad documental en la concesión y ejecución de un contrato cuando era alcalde de Puerto Lumbreras. Que eso es lo que dirime el ya célebre caso Auditorio y por el que declarará el lunes, mientras Ciudadanos entabla conversaciones con el socialismo y se carga de razones. Sin prisa, pero sin pausa.
"Vamos a ser coherentes"
Más de Villegas en EsRadio: "Hay que ir paso a paso, no hay que ponerse nervioso, yo creo que hay gente que está seguramente demasiado nerviosa". El PSOE propone un Gobierno a tres con los emergentes; Podemos demanda una moción de censura inmediata; el PP pide zanjar el debate mientras no se abra juicio oral y centrarse en "las cuestiones importantes".
Ciudadanos queda en medio, entre precipicios, apretando la cuerda con que pretende ahorcar a Sánchez, pero sin estridencias ni por la vía rápida, presentando al aludido como responsable de esa suerte. Está en juego la coherencia, en palabras del arquitecto de la operación: "En política, lo que te da buenos réditos a medio y a largo plazo, que es lo que cuenta, es la coherencia; por lo tanto, nosotros vamos a ser coherentes, en nuestro ADN está la regeneración democrática".
El gran inconveniente para él es que tal cosa no se puede hacer sin pactar con el partido morado, el que Rivera ha señalado como gran antagonista en sus campañas, con el que trata de forjar identidad por contraposición. "Ciudadanos es la herramienta de cambio que lucha contra el populismo y el cambio a peor", proclamó Villegas en la tarde de ayer en Zaragoza. Y verbalizaba así la encrucijada a la que se enfrenta su formación en Murcia. Al mismo tiempo que critica el proyecto de Pablo Iglesias, tiene que entenderse con él para tumbar al "incumplidor" Gobierno murciano. Lo mismo que deberá hacer a nivel nacional para lanzar las reformas con las que Rajoy se comprometió el año pasado y ahora se resiste a desarrollar.
Villegas, sobre la estrategia de Cs en Murcia: "Hay que ir paso a paso, no hay que ponerse nervioso, hay gente que está demasiado nerviosa"
En el caso de Murcia, el guion es el que siguió en Granada en 2016, después de que el entonces alcalde del PP, José Torres Hurtado, fuera detenido en una operación anticorrupción: pactar con el PSOE y no 'quemarse' en una negociación con Podemos que el PP explotaría al máximo. Una vez cerrado un acuerdo con el candidato socialista, le ofrecerían a Iglesias las lentejas: lo tomas o lo dejas, votas a favor de descabalgar a la derecha o la mantienes en el poder. Algo similar también a lo que intentaron cuando negociaron la investidura de Pedro Sánchez en el Congreso. Cs tiene pavor a 'mancharse' en tratos con el "populismo" que denosta en medios e instituciones y que utiliza como ejemplo de lo contrario a lo que proponen.
Entre las muchas cosas que dijo este jueves el líder de Ciudadanos en Murcia, Miguel Sánchez, puede destacarse la frase con que marcó su prioridad: "No dar ningún paso en falso". Lo indicó Miguel Sánchez, sí, pero sonó como si lo hubiera pronunciado Villegas. Mientras tanto, el presidente regional tiene en su mano desbaratar las negociaciones de la oposición en cualquier momento y convocar comicios. Algo que tendría su parte de provecho para Ciudadanos, al liberarle de la responsabilidad que ahora tiene y que le hace estar en permanente riesgo de despeñarse por los precipicios que asoman a su izquierda y a su derecha.