Podemos tiene un serio problema. Después de animar a “la gente” a participar en el ‘Rodea el Congreso’ desde hace más de una semana, finalmente apenas 3.000 personas, según cifras de la Policía Nacional (la Delegación del Gobierno elevó el número a 6.000 y la Coordinadora 25S a 150.000) secundaron su llamamiento. Ni el apoyo de Pablo Iglesias desde la tribuna del Parlamento en su encendida intervención del pasado jueves; ni el respaldo de otros dirigentes de Unidos Podemos desde las cadenas de televisión; ni la adhesión de la corriente Anticapitalistas como impulsora, y menos aún el soleado y apacible día otoñal que hacía este sábado en Madrid, surtieron el efecto deseado por los organizadores.
Este pinchazo supone todo un jarro de agua fría a ese “regresar a las calles y las plazas” por el que viene apostando el líder de Podemos. El dirigente morado ha repetido desde el verano que su partido debe ejercer la oposición “cavando trincheras” en la sociedad civil antes que desempeñando su tarea parlamentaria en el Congreso. Tanto Iglesias como el coordinador general de Izquierda Unida, Alberto Garzón, destacaron el jueves que vendría “una legislatura de movilizaciones sociales” contra el Gobierno de Mariano Rajoy.
Sin embargo, el de ayer, día clave, fue un mal comienzo. Sobre todo, porque sólo se manifestaron tres activistas por cada antidisturbios desplegado: 3.000 asistentes frente a los 1.100 agentes de las Unidades de Intervención de la Policía Nacional (UIP) que formaron parte del operativo de seguridad y vigilancia. Hace cuatro años, en el primer ‘Rodea el Congreso’ (se llamó ‘Ocupa el Congreso’), fechado el 25 de septiembre de 2012, intervinieron 1.350 funcionarios de las UIP de un total de 2.000 policías destinados en las inmediaciones de las Cortes.
Como si Iglesias ya presagiara el fracaso, no se acercó a saludar a los concentrados en la plaza de Neptuno antes de que arrancara el Pleno de investidura a las seis y media de la tarde (la manifestación empezó a las seis). Sí lo hicieron Alberto Garzón y su compañero de filas Ricardo Sixto y algunos diputados de Podemos como Rafael Mayoral, Nagua Alba, Ana Marcello, Teresa Arévalo o Eduardo Maura, entre otros. No faltó tampoco Juan Carlos Monedero, exsecretario de Programa y cofundador del partido del círculo, que hizo todo el recorrido hasta la Puerta del Sol, destino final de la marcha. El lema de la pancarta principal decía “Ante el golpe de la mafia, democracia. No a la investidura ilegítima”. Otra amplia tela con el mismo eslogan fue portada por dirigentes de IU como el concejal de Economía y Hacienda del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Sánchez Mato.
Cerca de las nueve de la noche, hora en que la concentración debía estar disuelta según lo comunicado a la Delegación del Gobierno, apenas quedaban unos grupos en la emblemática plaza, donde Elena Martínez, militante de Izquierda Castellana y asesora de EH-Bildu en el Congreso, Ramon Walsh, de la Coordinadora 25S, y Alejandro Fernández, de la Unión de Juventudes Comunistas de España habían leído el manifiesto de la protesta, reclamando un “proceso constituyente que dé fin al sistema salido de la mal llamada Transición”. Tras dar por finalizado el programa, dos centenares de activistas pusieron rumbo por la Carrera de San Jerónimo hacia las vallas instaladas en el acceso al Congreso que hay en la calle de Cedaceros.
A las diez y media de la noche, con el tráfico restablecido, diputados de Podemos comentaban la jugada en el bar colindante 'Los Pinchitos'
Allí, diputados de Podemos que abandonaban el recinto tras la investidura de Rajoy fueron jaleados con gritos de “Sí se puede”, consignas quincemayistas y cánticos como “¡Ser Susana Díaz, vergüenza me daría!”. Entre ellos, Carolina Bescansa, Alberto Rodríguez o Íñigo Errejón, que bordeó el perímetro y se mezcló con los activistas. A Iglesias sólo se le vio saludar sin cruzar la barrera y mientras hablaba a las cámaras de televisión. Habían pasado ya varios minutos de las nueve y la manifestación convocada por la Coordinadora 25S había terminado como tal. Pero ese retén, siguiendo el patrón de otras veces, continuó con su protesta fuera del horario y el itinerario autorizados.
Latas y 'mecherazos' contra C's
Peor suerte corrieron parlamentarios de Ciudadanos como Toni Cantó, Félix Álvarez ‘Felisuco’ o Patricia Reyes, a quienes los activistas lanzaron latas de cerveza y propinaron mecherazos. A la diputada naranja también le dedicaron insultos como “zorra” y otras lindezas. A diferencia de anteriores asedios al Congreso y protestas contra la Ley de Seguridad Ciudadana, los antidisturbios no se vieron obligados a cargar contra dichos descolgados para disuadirles. De hecho, a las diez y media de la noche el tráfico fue restablecido en este delicado punto. Mientras, un amplio grupo de diputados de Podemos comentaba la jugada con botellín de cerveza en mano en la puerta de ‘Los Pinchitos’, un bar colindante a los muros del Parlamento en la calle de Los Madrazo.
Hoy a la salida del Congreso me han llamado puta y me han tirado una lata de cerveza. Me quedo con la democracia y no con la violencia.
— Patricia Reyes (@PatriciaReyes_R) October 29, 2016
El hecho de que la protesta no fuera masiva perjudica sobre todo a Pablo Iglesias. Frente a su postura de calle y más calle, a la espera de aprovechar cualquier mínima grieta en la paz social, el planteamiento que, en cambio, defiende Errejón es el de hacer oposición tanto fuera como dentro del Parlamento, sin primar ningún escenario sobre otro. De hecho, el secretario Político y número dos de Podemos advirtió del riesgo que corrían este sábado si “las vallas y los helicópteros” copaban el foco mediático en lugar de las “políticas regresivas” de Rajoy.
Los 3.000 manifestantes de este sábado quedan muy lejos de los 100.000 (300.000 estimó entonces la organización) que consiguió reunir Podemos en su ‘Marcha del Cambio’ celebrada el 31 de enero de 2015 con un itinerario muy similar a este ‘Rodea el Congreso’. La formación morada tocó techo con aquella concentración y desde entonces su capacidad de movilización ha caído en picado.
Exceso de irreverencia
Ahora, Iglesias se ha propuesto recuperar esa sensibilidad a base de un discurso que recupere el tono radical de antaño, como ha demostrado en esta investidura metiendo una marcha más para liderar la oposición, en detrimento de un PSOE apagado. El problema al que se enfrenta es que tal irreverencia puede volver en su contra si la practica en exceso. Además, después de aquella ‘Marcha del Cambio’ han transcurrido dos elecciones generales en menos de un año y Podemos se ha dejado un millón de votos. La capacidad de sorpresa del inicio la ha perdido.
De cómo encarar este futuro, con la calle dándole la espalda, se hablará largo y tendido en la dirección morada, que celebrará a principios desde 2017 la próxima Asamblea Ciudadana estatal del partido, la segunda tras el encuentro fundacional de Vistalegre de octubre de 2014.