La actividad parlamentaria vuelve esta semana al Congreso. La Diputación Permanente se reunirá el próximo jueves para decidir, entre otras cosas, si el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, debe acudir a un pleno extraordinario para hablar de la financiación de su partido, como pidieron el pasado 27 de julio el PSOE y Podemos, un día después de que el jefe del Ejecutivo declarara ante la Audiencia Nacional como testigo en el caso 'Gürtel'. La comparecencia está en manos de Ciudadanos y el PNV, que siguen sin aclarar su voto, pero los impulsores de esta petición tienen pocas esperanzas en que vayan a contribuir a que salga adelante.
Fuentes socialistas, consultadas por este periódico, se resisten a dar nada por hecho, pero barruntan que estos dos partidos volverán a ejercer de socios de un PP que cuenta con ellos como garantes de la estabilidad parlamentaria de su Gobierno. Desde el primer momento, algunos socialistas confiaban menos en la colaboración de Ciudadanos que en la del PNV y consideraban que el papel clave en la votación sería el de los nacionalistas. Sin embargo, no hay mucha confianza en que terminen deshaciendo un empate en contra de Rajoy.
La sensación es la misma en Podemos, donde prácticamente se da por sentado que el PP acudirá a la cita del jueves con la tranquilidad de que la comparecencia no saldrá adelante, porque así lo habrían hablado ya con el PNV. Y, mientras tanto, en Génova se admite que ha habido conversaciones con los nacionalistas vascos, que podrían allanar el camino de ese rechazo.
Si así fuera, sería el primer gran fracaso de la mayoría alternativa que defienden PSOE y Podemos, una suma de fuerzas que el partido morado quiere llevar hasta la moción de censura a Rajoy, mientras que los socialistas buscan impulsar para modificar las políticas del PP. Si no sale adelante, se visualizará que, aunque logren sumar a otros partidos, no pueden superar la mayoría minoritaria del PP.
El equilibrio de fuerzas en la Diputación Permanente exigía a PSOE y Podemos tener en cuenta a Ciudadanos y PNV. Si Ciudadanos vota no a la petición de comparecencia, se produciría un empate, a 32 diputados, entre el bloque del PP, (24 más la presidenta Ana Pastor), Cs (seis) y UPN (uno), frente a los parlamentarios del PSOE (15), Podemos (12), ERC (1), Compromís (1), PDCat (1) y Bildu (1). En ese caso, los nacionalistas vascos tendrían la llave: su abstención mantendría el empate y haría decaer la solicitud y un voto a favor obligaría a Rajoy a comparecer.
En ese momento, desde el PNV se limitaron a asegurar que no se opondrían a la petición, pero no aclararon si desde el 'sí' o con una abstención. Los nacionalistas vascos creen que más importante que ese pleno extraordinario es que Rajoy acuda a la comisión de investigación sobre la financiación irregular del PP, una comparecencia que está pendiente.
Ésta es la misma valoración que hacen desde Ciudadanos, donde creen que el pleno acabaría siendo "un chollo" para el presidente, porque puede convertirse en "un mitin" de Rajoy, mientras que en la comisión de investigación se le puede interpelar más directamente, en un formato pregunta-respuestas, y está obligado por ley a decir la verdad. Eso sí, el partido naranja aún no ha desvelado el sentido de su voto: Albert Rivera se limitó a garantizar que no la apoyarán, pero no dijo si desde el 'no' o la abstención. Esa abstención permitiría que saliera adelante y ya convertiría en irrelevantes los votos del PNV.
En aquel momento, el PSOE defendía que había razones para convencer a unos y a otros. En concreto, y como han hecho después, centraban su petición en Ciudadanos, avisándoles de que no podrán hablar de regeneración democrática si se oponen a esta comparecencia, cuando, además, admiten que la "corrupción" rodea al Gobierno y Rajoy no es "creíble". Esa comparecencia, aluden, sería el momento idóneo para pedirle explicaciones.
En el PSOE aseguran que no habrá contactos con Ciudadanos ni PNV para intentar convencerles de que permitan esa comparecencia.
Sin embargo, y pese a que dicen tener argumentos para persuadirles y lograr su apoyo, fuentes socialistas aseguran a este periódico que no ha habido ni habrá ningún contacto en los próximos días con Ciudadanos y con el PNV para recabar ese respaldo a su petición. Son ellos, aseguran estas fuentes, los que se tienen que "retratar" y las razones ya están encima de la mesa.
Desde el partido de Pedro Sánchez no ven excusas posibles para rechazar una comparecencia que, defienden, no es incompatible con la comisión de investigación sobre la financiación del PP, que se aprobó en marzo y que sigue en marcha. Alegan que el pleno sigue siendo necesario porque el objeto de esa comisión está más acotado y en una sesión extraordinaria en el Hemiciclo se podría hablar de todo. Y ahí cada partido podrá fijar su postura.
De hecho, aseguran que en la votación de este jueves no es el momento de prejuzgar el resultado de ese pleno extraordinario. Fuentes socialistas apuntan que el debate de este jueves versará sobre la conveniencia o no de esa comparecencia, con total "normalidad", sin entrar en el fondo. Por eso, las mismas fuentes avanzan que no será el momento de hacer otros juicios políticos ni de pedir la dimisión de Rajoy, como volvió a hacer Pedro Sánchez el mismo día de su declaración en la Audiencia Nacional.
El líder de los socialistas hizo esta exigencia de manera solemne, un día antes de sumarse a la petición de un pleno extraordinario que lanzó en primer lugar Podemos. Una conversación telefónica entre Sánchez e Iglesias acabó en la solicitud conjunta, que sí cuenta con el apoyo de los nacionalistas catalanes, Compromís y Bildu.