El PSOE quería lanzar su ofensiva parlamentaria para buscar soluciones a la crisis en Cataluña antes de septiembre, pero finalmente se está planteando aplazar su presentación una semana. La dirección socialista baraja posponer la reunión que tenía previsto celebrar el próximo lunes para no reabrir el debate político a tan sólo dos días de la gran manifestación de Barcelona, en la que todos los partidos quieren dejar clara su unidad frente al terrorismo yihadista.
Los socialistas no quieren que esa unidad se contamine con la difícil situación política que afronta Cataluña, a poco más de un mes del referéndum que la Generalitat quiere celebrar el 1 de octubre, y prefiere "esperar unos días" para que no se puedan mezclar de ninguna manera los atentados del pasado 17 de agosto y la respuesta unánime de todas las fuerzas con la actividad política.
Por eso, según han señalado a este periódico fuentes de Ferraz, se está estudiando aplazar una semana la reunión de la Ejecutiva Federal que hace sólo unos días, antes de los atentados, había anunciado para el próximo lunes 28 de julio. Aunque aún no hay una decisión en firme, se está estudiando convocar para ese día sólo a la Comisión Permanente de la dirección (la versión reducida de la Ejecutiva) y dejar para una semana después la reunión plenaria, con sus 49 miembros.
Ahora, el PSOE no quiere que haya ninguna fisura en su cierre de filas con el Gobierno en la respuesta a los atentados. Esta prudencia la hizo patente el pasado lunes la portavoz en el Congreso, Margarita Robles, tras asistir a la reunión del Pacto Antiterrorista en el Ministerio de Interior. La diputada no se movió de su confianza en el Ejecutivo y en las fuerzas de seguridad y aseguró que nadie escuchará "la más mínima crítica ni exigencia", ni siquiera cuando haya "fallos, que los puede haber".
Todo el PSOE estará en Barcelona
Todo el partido está en la misma línea y así lo mostrará en la manifestación del próximo sábado, en la que habrá una amplísima representación de los socialistas: asistirá el secretario general, Pedro Sánchez, y la mayoría de miembros de su Ejecutiva, los siete presidentes autonómicos, dirigentes territoriales, alcaldes y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Según informó el PSOE, el resto de exsecretarios generales han disculpado su presencia por motivos personales.
Ferraz no considera apropiado embarcarse sólo 48 horas después en el debate político que, por otra parte, sabe que tampoco puede esperar mucho. La Generalitat ya ha dicho que el 'procés' continuará como estaba previsto porque "la normalidad es la gran derrota" de los terroristas: el 1 de octubre está cada vez más cerca y en las próximas semanas quiere acelerar el operativo. De hecho, la CUP ha instado al PDeCAT a aprobar la ley del reférendum y convocarlo antes de la Diada, el 11 de septiembre.
Por eso, y aunque el PSOE cree que ahora no es el momento y prefiere aguardar unos días, quiere ofrecer sus soluciones a la crisis nada más arranque septiembre. Su objetivo es situarse al frente de la iniciativa política y buscar espacios para el diálogo. Para ello, presentarán una batería de iniciativas en el Congreso de los Diputados, basadas en la Declaración de Barcelona que aprobaron el PSOE y el PSC en su reunión conjunta del pasado 14 de julio en Barcelona, entre las que está la apertura de una subcomisión para estudiar la reforma de la Constitución.
Los socialistas son conscientes de que será difícil iniciar el trámite de sus propuestas antes de que llegue el 1 de octubre, pero quieren que sus propuestas estén registradas y encima de la mesa, para que se vislumbren posibilidades de llegar a entendimientos. Su objetivo es que todas las fuerzas se sumen, aunque hasta ahora sus iniciativas no han generado mucho entusiasmo entre otros partidos, tampoco la reforma de la Carta Magna.
El Gobierno no quiere oír hablar de abrir ese melón y los otros dos partidos más importantes de la oposición no coinciden en los objetivos de Pedro Sánchez. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, insiste en priorizar un referéndum legal y pactado para Cataluña, porque una reforma se eternizaría en el tiempo; mientras que Ciudadanos está dispuesto a tocar la Constitución, pero para asuntos que nada tienen que ver con el modelo territorial: se opone a que cualquier propuesta se entienda como un intento de "contentar a los independentistas".
Pese a que estas expectativas no son muy halagüeñas, los socialistas no ven otra salida a la crisis en Cataluña. La reforma constitucional es una tarea que el PSOE viene defendiendo desde la época de Alfredo Pérez Rubalcaba y una de las apuestas más insistentes de Pedro Sánchez en su primero y en su segundo mandato.