El ambiente es tan de paisaje después de una batalla y la expectación tan escasa después de saberse desde hace días quienes acompañarán a Pedro Sánchez en esta su nueva andadura al frente del PSOE, que lo más comentado en la primera jornada del 39 Congreso fue el vídeo de un minuto en el que aparece Felipe González en plan ojalá que te vaya bonito, que "aciertes" y a ver si ganas elecciones... Hasta que Susana Díaz, al filo de las once de la noche estalló tras verse diez minutos con el líder.
La presidenta andaluza, llorosa, declaró a los periodistas que Andalucía no va a poner pegas a la Ejecutiva "que quiera hacer" ni a la "plurinacionalidad" -de la que ella y barones como Emiliano García-Page abominan-, pero toda la delegación, la más numerosa del plenario -250 de mil delegados- abandonó el Palacio de Congreso para no tener siquiera que votar este proyecto de PSOE. Y ella personalmente, ya no volverá esta mañana para votar la Ejecutiva de Sánchez.
Y es que desde la apertura del cónclave, a las 10.30 de la mañana, el ambiente fue raro. En primera fila escuchaban las frías palabras de Felipe González en el vídeo, también con cara de circunstancias, otros dos grandes críticos, José Luis Rodríguez Zapatero y Alfredo Pérez Rubalcaba,. Varias filas más atrás, nada menos que en la doce, en plan este congreso no va conmigo, Díaz, la gran derrotada en las primarias del 21 de mayo, empezaba a rumiar lo que se desencadenaría horas después. Ella habló a la entrada, pero es que el presidente de la gestora en los últimos nueve meses, el asturiano Javier Fernández, ni eso.
Para evidenciar hasta el final su cabreo por una organización del cónclave muy diferente a la que él había dejado preparada -Sánchez cambió hasta el lema "El futuro empieza hoy" por "Somos la izquierda"-, Fernández renunció a dar la bienvenida al millar de delegados. Y ayer ni siquiera habló con los periodistas a la entrada. Luego se metió al plenario donde, por espacio de dos horas hablaron
Todo está siendo atípico. Es la primera vez que la dirección saliente no entrega el poder al secretario general, es decir, Pedro Sánchez lo va a heredar formalmente de sí mismo, como si estos nueve meses de interinidad después de lo ocurrido en aquel tumultuoso Comité Federal del uno de octubre no hubieran existido; y es la primera vez, también, que los perdedores de un congreso, todos, hacen gala de su derrota en actitud ostensible de bajar los brazos.
Como le han dejado manos libres a Pedro Sánchez para hacer "su" Ejecutiva, la tradicional lucha de poder del sábado se trasladó anoche a la configuración del Comité Federal
Igual es porque la victoria de Sánchez sobre Díaz en las primarias -50,02% frente a poco mas de 39% de los votos- es tan rotunda que no cabe otra actitud, pero en la nueva dirección están prevenidos por si es un dejarle hacer a Sánchez hasta las próximas elecciones. Razones no les faltan: la tradicional pelea de poder en la noche del sábado por los puestos de la Ejecutiva Federal se trasladó anoche a las cuotas territoriales y nombres de los integrantes del nuevo Comité Federal; una estrategia que hace pensar a los sanchistas que los barones volverán a dar batalla si las cosas van mal a partir de las elecciones autonómicas de 2019.
Señal de esa bajada de brazos es que en la reuniones bilaterales de Sánchez con cada barón no se negoció directamente la cuota. Lo hizo en su lugar el navarro Santos Cerdán con los secretarios de Organización y se va a respetar los porcentajes que sacaron susanistas y sanchistas en cada territorio. Es la manera del secretario general de evitar que vuelva a ocurrir un episodio como el de su dimisión forzada el uno de octubre.
Díaz y los barones críticos con Sánchez, a quien reprochan que esté convirtiendo al PSOE en un partido cesarista, no van a asistir esta mañana a la entronización del líder en un acto con 8.000 militantes en el pabellón 3 de Ifema, justo al lado del Palacio de Congresos. De todos ellos, solo el extremeño Guillermo Fernández Vara, que va a presidir el Consejo Territorial, ha confirmado su presencia. Él y el exlehendakari Patxi López, que va a ser secretario de Política Federal.
Ni Díaz, ni Fernández ni el presidente castellano-manchego, Emiliano García-Page, estarán presentes; el aragonés; Javier Lambán, y el valenciano, Ximo Puig, sí. Votarán en el plenario y luego irán al pabellón 3. Ninguno de ellos cree en el modelo "asambleario" y si han tragado con la "plurinacionalidad" ha sido por evitar más desgaste al PSOE. Pero una cosa es eso y otra hacerse cómplices del acto de aclamación que ha montado Pedro Sánchez a mayor gloria de sí mismo. Quienes de ellos acudan, después de su apoyo expreso a Susana Díaz, se ariesgan a un posible abucheo de las bases más sanchistas que se van a dar cita en Ifema.
Ximo Puig, además, está más que enfrentado a Sánchez porque teme que en el congreso del PSPV valenciano, dentro de un mes, aliente la candidatura del alcalde de Burjassot, Rafael García, para que le sustituya en la secretaría general del partido; algo que dejaría al presidente de la Comunidad Valenciana muy debilitado y en serio riesgo al PSOE de perder el poder autonómico que recuperó en 2015 después de 20 años de ejecutivos del PP.
Los críticos están espantados por la deriva en que ven al PSOE de la España "plurinacional" que ha salido adelante en el debate de la ponencia. Díaz, por ejemplo, insiste en que ella está en lo que dice el artículo 2 de la Constitución "y nada más", señalan fuentes de su entorno.