Política

¿Silencio cómplice? El dilema de Errejón ante el golpe de Iglesias con los Estatutos

El sector moderado de Podemos evita entrar en la polémica sobre la manipulación de los documentos aprobados por las bases en Vistalegre II. No quiere ser acusado de buscar el enfrentamiento como ya ocurrió antes del cónclave estatal.

  • Pablo Iglesias e Íñigo Errejón se dan un abrazo en Vistalegre II.

Hay un silencio atronador en la vida interna de Podemos que no pasa inadvertido para nadie en las filas moradas. Es el de Íñigo Errejón y sus colaboradores ante el golpe de Pablo Iglesias con los nuevos Estatutos. De momento, los errejonistas han evitado entrar en la polémica sobre la manipulación de los documentos de Vistalegre II. Pero la pregunta es: ¿Por qué motivo?, ¿por qué no salen a defender a las bases? Según fuentes del partido consultadas por Vozpópuli, hay una razón principal: no quieren ser acusados de buscar el enfrentamiento, como ocurrió antes del último cónclave estatal.

Así, las mismas fuentes recuerdan el episodio del día de Nochebuena, con el núcleo duro de Iglesias atacando en las redes sociales al entonces número dos del partido y secretario Político con el hashtag #ÍñigoAsíNo. Fue la respuesta de los pablistas al malestar de los errejonistas por la decisión del secretario general de Podemos Comunidad Madrid, Ramón Espinar, de purgar a José Manuel López como portavoz parlamentaria del partido en la Asamblea.

En aquella campaña contra Errejón, a escasas semanas de Vistalegre II, participó el propio secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, ahora señalado por los críticos por la alteración de los Estatutos. Echenique acusó a los errejonistas de "poner sus (legítimos) intereses por delante de la legitimidad de los procesos democráticos" y les culpó de haber contribuido a dar una imagen de "una organización más dividida, más desgastada a ojos de la ciudadanía, con los órganos y los procesos deslegitimados", esto es, "un Podemos más débil" y el cambio en España "más lejos", sentenció.

Precisamente, tales reproches y señalamientos, aunque puedan llegar a ser gratuitos e infundados, son los que generan pánico al círculo de Errejón. Máxime cuando los errejonistas se encuentran ya inmersos en preparar su candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid en 2019. Un puesto, que si bien todavía tiene que votar las bases, fue objeto de un pacto tácito entre el propio Errejón e Iglesias tras el desenlace de Vistalegre y la victoria arrolladora del pablismo.

Así mismo, las fuentes consultadas apuntan al giro estratégico protagonizado por Iglesias en los últimos meses como otro elemento valorado por los errejonistas para no romper la paz interna entre las dos principales familias. El líder de Podemos, que apostó en Vistalegre II por un proyecto de choque con el PSOE y una mayor movilización en la calle, ha terminado abrazando las tesis que defendió Errejón: mano tendida a los socialistas, hasta el punto de entrar en sus gobiernos, como ha ocurrido en Castilla-La Mancha. Este viraje en la hoja de ruta ha permitido confirmar al sector moderado que estaban apuntando al futuro en la buena dirección.

Con todo, en el seno de Podemos, prosiguen las fuentes citadas, sorprende que los errejonistas consientan una Comisión de Garantías estatal que ha dejado de ser independiente para estar bajo control de Iglesias y su núcleo duro. Y que no levanten la voz contra unos Estatutos que diluyen importantes avances de los documentos de Vistalegre II sobre la descentralización del partido, es decir, que reducen la autonomía de las Asambleas regionales y municipales, y por ende, de los círculos, en lo político, lo organizativo y lo económico.

Hasta la fecha, los anticapitalistas (tercera corriente con más peso), el colectivo Profundización Democrática, 11 de las 16 comisiones de garantías autonómicas de Podemos, la dirección de la delegación andaluza y más de 1.500 militantes en una recogida de firmas no reconocen como válidos los Estatutos de Echenique y piden que sean retirados del registro del Ministerio del Interior. Además, Profundización Democrática, que apoyó al abogado y diputado andaluz Juan Moreno Yagüe en su disputa con Iglesias por la secretaría general del partido y transaccionó propuestas organizativas con el equipo de Errejón (Recuperar la ilusión) en Vistalegre II, ha anunciado una demanda civil contra la dirección de Iglesias para que reconsidere su posición. A esta demanda "abierta" pueden sumarse, según sus promotores, todos los afiliados que quieran.

Una "mediación" como salida

Además de reclamar la retirada de tales Estatutos, que no recogen puntos clave de los documentos aprobados el pasado febrero, estos críticos abogan por una "mediación", con representantes de las partes implicar, para resolver este conflicto. Que no sólo afecta a los reglamentos del partido, sino también al Comité de Garantías estatal, cuya presidenta, la abogada Olga Jiménez, ha sido suspendida por oponerse a validar, junto a otros compañeros del mismo órgano (Nuria Martín y Jesús Calpe), unos Estatutos que han sido desvirtuados. 

Fuentes del entorno de Jiménez señalan a Vozpópuli que se han puesto en contacto con todas las sensibilidades que hay en Podemos a fin de poder buscar una salida al problema. En esas conversaciones, les han planteado propiciar dicha mediación, para la que reclaman sobre todo "diálogo". "El mismo diálogo al que apelan los dirigentes del partido en sus relaciones con otras fuerzas políticos", subrayan.

En esa mediación, consideran fundamental que sean escuchadas las comisiones de garantías autonómicas de Podemos en tanto son "órganos independientes". Sin embargo, tal gesto por parte de la Ejecutiva de Iglesias parece difícil, básicamente porque Echenique ya manifestó esta semana que sólo reconocen como interlocutor a la Comisión de Garantías estatal, subyugada al poder del aparato tras la suspensión de su presidenta. La apertura del expediente disciplinario fue impulsada por los mismos (Argiro Giraldo, María del Rosario Rodero e Isabel Serrano) que ahora dirigen interinamente el tribunal de Podemos y que han ratificado los Estatutos del golpe. Tanto la imparcialidad de la Comisión de Garantías como la descentralización orgánica, dos elementos clave que siempre defendió Errejón, se han esfumado. Sólo quedará la mala conciencia si no hay reparo.

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