Cuidar la salud y mantener hábitos saludables son tareas diarias que se deben mantener a lo largo de todo el año, pero con la llegada de la Navidad toman especial importancia. Las comidas y cenas copiosas durante estos días pueden pasar factura, y provocar problemas como el dolor de tripa o ardor de estómago. Pero más allá de comer con moderación y hacerlo de manera pausada, los expertos hablan de dos trucos que pueden ayudar al cuerpo a sobrellevar mejor este tipo de situaciones, siempre teniendo en cuanta que realizar comidas de este calibre no debe convertirse en la norma general.
Evitar llegar al hambre extremo es el primero de estos dos 'tips' de los que hablan los nutricionistas. Así, hacer un buen desayuno el día de Navidad -25 de diciembre- puede ser una buena manera de evitar los atracones en el momento de sentarse en la mesa, eso sí, siempre con alimentos sanos y evitando el exceso de grasas y azúcares. Además, el desayuno puede ayudar a regular la glucemia. Una propuesta ideal puede contener alimentos como un huevo revuelto, algo de jamón serrano, queso o aguacate, ya que se trata de alimentos que sacian de forma saludable. Añadir un toque de aceite de oliva y frutos secos puede ser la forma perfecta de cerrar este desayuno.
El segundo truco para mejorar la digestión
Además de hacer un buen desayuno, los expertos hablan de otra clave para aligerar el organismo y ayudar a depurar y regular la retención de líquidos: mantener una buena hidratación. Numerosos profesionales de la salud apuntan que beber un vaso de agua en ayudas ayuda a combatir la falta de hidratación, ya que durante la noche el cuerpo pierde una gran catidad de líquido. Además, es una buena forma de activar el metbolismo, y más si el hábito se acompaña de un correcto desayuno.
Además de todo esto, beber un vaso de agua cada mañana tiene muchos otros beneficios. Aumenta los glóbulos rojos, responsables de la cantidad de energía del cuerpo humano, además de contribuir al correcto funcionamiento del cerebro, que recibe sangre oxigenada y se mantiene alerta con mayor facilidad. Lo mismo ocurre con la piel: mejora la regeneración de los tejidos, mantiene la elasticidad y tonicidad, y retrasa el envejecimiento.
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