Los consumidores españoles, grandes amantes del aceite de oliva, tienen buenas noticias. El precio de este preciado producto podría experimentar una caída significativa en los próximos meses, situándose en torno a los 4 euros por litro. Así lo ha asegurado Victor Roig, director general de Deoleo en España, quien augura una desaceleración en los precios a partir de septiembre, aunque el pico de esta bajada llegaría a comienzos del próximo año.
Esta noticia coincide con las previsiones del economista y profesor Gonzalo Bernardos, quien anticipa un aumento de hasta el 100% en la producción de aceite de oliva para la campaña 2024/2025. Las abundantes lluvias y la ausencia de heladas han propiciado unas condiciones óptimas para el cultivo del olivo, lo que se traducirá en una cosecha récord.
¿Por qué bajará el precio del aceite de oliva?
- Mayor producción. La previsión de una cosecha récord diluirá la oferta y presionará a la baja los precios.
- Condiciones climáticas favorables. Las abundantes lluvias y la ausencia de heladas han favorecido el desarrollo de los olivos.
- Menor demanda. La subida de precios de los últimos meses ha reducido el consumo de aceite de oliva en algunos hogares.
La combinación de una mayor producción y una menor demanda llevará a una reducción significativa de los precios del aceite de oliva. Los consumidores podrán volver a disfrutar de este producto básico en sus cocinas sin que suponga un gran impacto en su bolsillo.
Y esto, ¿qué implica para el sector olivero? Pues bien, si bien la bajada de precios es una buena noticia para los consumidores, también plantea desafíos para el sector. Una producción excesiva podría llevar a una disminución de los ingresos de los agricultores, especialmente de aquellos que cultivan variedades de menor calidad. Además, la volatilidad de los precios es un factor que genera incertidumbre en el mercado.
Un futuro más estable para el aceite de oliva
Para garantizar la sostenibilidad del sector y asegurar un suministro estable de aceite de oliva a precios razonables, posiblemente será necesario implementar políticas que promuevan un consumo responsable y una producción eficiente. La diversificación de mercados y la búsqueda de nuevos productos derivados del olivo también pueden contribuir a estabilizar el sector.
En conclusión, las previsiones apuntan a un futuro más asequible para el aceite de oliva, un producto esencial en la dieta mediterránea. Sin embargo, es fundamental encontrar un equilibrio entre los intereses de los productores y los consumidores para garantizar la sostenibilidad de este sector clave para la economía española.
