Cultura

Anteproyecto de la Ley de mecenazgo estará listo antes de junio

Así lo aseguró José María Lassalle la semana pasada. Sin embargo, ¿es suficiente una Ley? ¿Cómo ha sido la experiencia de mecenazgo anglosajón y en otros países de Europa?

Desde su llegada al Gobierno, los populares han hablado de una Ley de Mecenazgo que corrija y rectifique la política de subvenciones con las que hasta ahora el Estado sostenía la administración cultural en España. Hace pocos días, el secretario de Cultura confirmó que el borrador ésta estaría lista antes de verano, lo que da a entender que su anteproyecto, podría estar listo poco antes de junio.

No es una novedad que, aún antes de la campaña, los populares tenían el modelo anglosajón de mecenazgo entre ceja y ceja. En EEUU, el 80% de las aportaciones a la cultura proviene de los ciudadanos, a lo máximo que llegan las aportaciones de los fondos públicos es a un 10% y el de las empresas en torno a un 5%. Vale la pena destacar que en los EEUU hablamos de una población total de 300 millones de personas. En España no llegamos a los 50.

En el Reino Unido todo lo que invierten las empresas en arte o cultura es igual a lo que pueden desgravar de su declaración. Están exentas de impuestos el 100% de lo invertido. Además, si una empresa compra o ayuda en la compra de una obra de arte para una institución pública, se podrá beneficiar de una rebaja de más del 10%. Para muchos, como el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel,  este modelo del 100% de desgravación supone tanta intervención pública  como el modelo de la subvención total por parte del Estado.

Actualmente en España tenemos la Ley de 2002, que permite a los particulares desgravar hasta un 25% de IRPF de lo aportado a instituciones artísticas; en el caso de las empresas, la parte del impuesto de sociedades devuelta llega hasta el 35%. Los principales agentes coinciden en una reforma de esta ley, pero no al estilo de EEUU, sino seguir en la línea de modelos europeos como Francia, donde las cifras se sitúan alrededor del 60% y 70%.

El PP ya había propuesto durante la legislatura pasada en la Comisión de Cultura, incrementar la deducción en el IRPF de las personas físicas del 25% al 70% de la base en las donaciones y aportaciones del mecenazgo. En el caso de las personas jurídicas, que en el impuesto de sociedades se incremente la base de deducción del 35% al 60%. Justamente ha sido esta propuesta la que se mantiene como opción dentro de las que se manejan dentro de los borradores del anteproyecto de Ley.

La experiencia de otros países europeos como por ejemplo Francia ha creado modelos menos radicales que el anglosajón. En 2003, Francia modificó la Ley de Mecenazgo para así fomentarlo. La nueva ley estableció una reducción del 66% de la suma de la donación en el IRPF en el caso de los particulares, dentro de un límite del 20% de la base imponible. Superado ese margen, el excedente se puede revertir en los cinco años siguientes. En el caso de las empresas, la reducción es del 60% en el impuesto de sociedades dentro de un límite del 0,5% de la facturación sin tasas, y el excedente también se puede revertir en los cinco siguientes ejercicios. En casos particulares, la deducción estipula un 90%.

En Alemania, en cambio tanto las personas físicas como las empresas pueden deducir de los impuestos hasta un 20% de sus donaciones a instituciones o actividades de utilidad pública. Se incluye a las culturales. En el caso de las empresas, podrán deducir sus donaciones como gastos de publicidad cuando obtengan una contrapartida de este tipo a cambio del patrocinio.

Para muchas personas del sector, resulta mucho más lógico apelar a modelos mixtos, que involucren de manera progresiva al ciudadano, en lugar de implantar de manera abrupta una colaboración que debería ir gestándose poco a poco, entre otras cosas, porque el modelo de financiación cultural que ha prevalecido en España en los últimos 30 años ha sido el de la subvención Estatal.

En España, según un informe presentado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el número de visitantes a los museos estatales ha aumentado casi un 14% (1.883.622 visitantes en total) en el último año. Aún así, paradójicamente, las rebajas presupuestarias, en todas las instituciones dependientes del Ministerio de Cultura, se mantienen desde hace cuatro años en torno al 20% anualmente. Los museos están obligados a crecer en visitantes, como fuente de financiación directa e indirecta (como reclamo de patrocinadores), lo que quiere decir que deben hacer su programación más atractiva con una gestión más eficaz de sus recursos. De ahí la abundancia de estrategias como la del Hermitage en El Prado.

Sin embargo, para la mayoría de los gerentes culturales plantear un  escenario de mecenazgo ciudadano resulta tan improbable como absurdo, tanto como pendar que las empresas privadas podrían aparcar -las que ya lo tengan´- sus programas de acción cultural para la subvención de actividades que podrían no incidir tan directamente en su visibilidad de marca. Ésa es justamente a razón por la cual, especialistas, personas del sector y expertos cercanos a las discusiones, insisten en plantear un modelo mixto de aplicación progresiva que garantice la viabilidad del proyecto.

Apoya TU periodismo independiente y crítico

Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación Vozpópuli