El Museo Thyssen valora muy altamente sus propios esfuerzos, al menos así se deduce de las últimas declaraciones realizadas a medios españoles por Tomas Llorens, comisario de la exposición que sobre Edward Hopper organiza la institución y que el propio curador ha juzgado como la primera muestra "realmente importante" que sobre el pintor estadounidense se realiza en Europa.
La retrospectiva que, abrirá sus puertas el 12 de junio, es un proyecto que tanto Guillermo Solana, director artístico del museo, como Llorens querían organizar desde hace tiempo, ya que el Thyssen posee el conjunto más grande de sus obras que se conservan fuera de Estados Unidos.
En una entrevista concedida a Vozpópuli, Guillermo Solana ha afirmado que se trata de una política de la institución, como ya se ha demostrado en las muestras de Antonio López y de Marc Chagall, clausurada el pasado fin de semana, aprovechar la “importante colección de la institución en arte moderno y contemporáneo” para trabajar mediante la fórmula del convenio institucional en muestras de calado y visibilidad.
"El cine, y en particular las películas del cine negro americano, empezando por el propio Hitchcock influenciaron la pintura de Hopper"
En la misma línea de Solana, el comisario, y a propósito de Hopper, Tomas Llorens ha comentado que cuando ya trabajaba en la muestra del pinto rmás significativo del realismo norteamericano, tuvieron conocimiento de que la Réunion des musées nationaux de Francia estaba organizando otra comisariada por Didier Ottinger, director adjunto del MNAM/Centre Pompidou.
"Decidimos unir fuerzas. Nuestra idea inicial era dar un contexto amplio a la pintura de Hopper, exponiéndola junto a obras de otros pintores realistas norteamericanos de su generación pero nos dimos cuenta de que no funcionaba porque Hopper es demasiado diferente de todos los demás", señala.
Así, los comisarios decidieron poner un acento más fuerte de lo habitual en los primeros años de Hopper, quien hasta los 43 años no había vendido un cuadro. "Dedicamos un espacio de la exposición a sus inicios y en él, a efector comparativos, se expondrán obras de otros artistas, incluso obras de pintores europeos", indica Llorens.
Uno de los objetivos de la exposición es mostrar cómo Hopper, que viajó por primera vez a París en 1907, descubre una cierta pintura europea. "No le interesan las vanguardias, ni Matisse, ni Picasso, ni siquiera llega a enterarse de que existen. Le interesan Albert Marquet, Walter Sickert o Félix Valloton", artistas cuyas obras presentes en la muestra.
"La de Hopper es una continuación de esas escenas de café, de cabaré, de teatro"
La lectura de los comisarios se centra en ver el contexto artístico de Hopper "y lo vemos como un seguidor de una corriente que empieza con Manet y que es la pintura de la vida moderna. La de Hopper es una continuación de esas escenas de café, de cabaré, de teatro o de escenas de interior en la tradición de la pintura de genero y de costumbres del siglo XVII"."El cine, y en particular las películas del cine negro americano, empezando por el propio Hitchcock influenciaron la pintura de Hopper"
La diferencia fundamental es que para él la vida moderna ya no es la de los bulevares de París, sino la de la ciudad en Estados Unidos. Esto enlaza con la de los escritores e intelectuales de los años 20 y 30.
"El cine, y en particular las películas del cine negro americano de los años 30-40 convergen en la misma intención que su pintura". Son también representaciones de la vida urbana presentadas como una jungla de asfalto, como un medio natural en el que la lucha por la convivencia es durísima.
"Ese clima inquietante es el que encontramos implícito en los cuadros de Hopper. Así como no es viable compararle con pintores realistas de su generación, ni relacionarle con la fotografía, su pintura tiene mucho que ver con el cine", considera el comisario.
Hopper se alimentó del cine "pero a partir de los años 50, empezando por el propio Hitchcock, son los directores de cine los que se alimentan de él. Psicosis, por ejemplo, está inspirada en Casa junto a la vía del tren.
"Su influencia llega también a los poetas y existe todo un género de poesía estadounidense dedicada a sus pinturas"
Su influencia llega también a los poetas y existe todo un género de poesía estadounidense dedicada a sus pinturas "que dejan un sello tan profundo" que no se le puede aproximar nadie "porque queda digerido", según Llorens.
Tanto Solana como Llorens han insisto en explicar cómo la estructura díptica de la exposición está diseñada para representar las dos facetas muy claramente diferenciadas del pintor norteamericano, aquel más abiertamente naive previo a la llegada a París y el autor posterior a los cincuenta, aquel justamente mejor representado en al colección del museo madrileño.