Lunes 14 de octubre. Mitin en Oaks, Pensilvania. El encuentro tiene un aire festivo, con seguidores encantados de acudir a una sesión de preguntas y respuestas con el expresidente. La tarde se ensombrece con una emergencia médica entre el público, posiblemente un golpe de calor. Trump pide que pongan el "Ave María" mientras atienden al hombre afectado y cuando esté se recupera otra mujer pierde el conocimiento. La atienden y vuelve el turno de preguntas...hasta que a Trump le da un arrebato de inspiración y decide que el mitin ha terminado y que va a poner media hora de su música favorita, como hace en sus fiestas de Mar-a-Lago (la mansión que tiene en Florida). Suenan “November Rain" (Guns N' Roses"), "YMCA" (Village People) y "Rich men norte of Richmond" (Oliver Anthony). Trump baila a su manera, la que todos conocemos. Días más tarde Obama critica el gesto por frívolo, aunque también puede leerse como un toque de humanidad en la carrera electoral más crispada de la historia de EE.UU.
La campaña de Kamala Harris no ha tenido una canción emblemática, básicamente porque no le hace falta: casi el cien por cien de los músicos del país les apoyan, de palabra y de presencia en sus actos. El trumpismo ha aprovechado esto para decir que mucha gente no acude a los mítines para atender a Kamala sino para escuchar a Beyoncé o las otras estrellas de turno en vez de a la candidata. El carismático Bruce Springsteen pidió otra vez el voto para los Demócratas y alguien con mucha perspicacia (el periodista Javier Torrox) señaló la paradoja de que El Jefe se volcase tanto en las campañas progresistas cuando está claro que los personajes de sus canciones votarían todos a Trump. En realidad, sí hay una melodía emblemática del kamalismo: "They're eating the cats", la broma musical del artista sudafricano The Kiffness, que usó la voz de Trump denunciando que los emigrantes haitianos se comían a las mascotas para lograr un fenómeno viral entre los progresistas de todo el mundo.
Eminem, Springsteen y Bad Bunny apoyan a los Demócratas, mientras que Kanye West, Anuel AA y Nicy Jam están con el trumpismo
La gran sorpresa de las elecciones ha sido el baladón "Fighter", que el artista Jon Khan ha compuesto en honor a Donald Trump. A finales de septiembre ya estaba en el número uno con más de cien mil reproducciones en redes sociales. La letra alude a los fallidos intentos de asesinato durante la campaña ("sonriendo a través del sabor de la sangre/en mi propia boca") y el propio título tiene que ver con que su primera palabra tras sobrevivir fue "fight" ("lucha"). En una entrevista para el medio conservador Breitbart, Khan explicó que su inspiración fue la capacidad de resistencia de Trump: "A veces me pregunto cómo puede levantarse de la cama después de todo lo que han hecho contra él: dos juicios políticos, exclusión de Twitter, todo el complejo mediático Demócrata luchando unido para destruirlo y ahora dos intentos de asesinato”, resume. Otro incidente destacado ocurrió el pasado mes de agosto cuando la campaña republicana utilizó el clásico "My hero" de Foo Fighters para presentar en uno de los mítines a Robert Kennedy Jr. El grupo de rock, famoso por su antitrumpismo, declaró que habían denegado permiso de manera reiterada a empleados de Trump y que cualquier dinero que recibieran como royalties sería ingresado en la campaña Demócrata.
Rap Republicano
En el terreno del hip-hop, ocurre algo curioso: los raperos se escoran cada vez más hacia la derecha, con grandes iconos que se han declarado devotos de Trump como Ice Cube y Kanye West, mientras que el superventas blanco Eminem ha apoyado la campaña Demócrata. Este año también ha dado la sorpresa el reguetón, con pesos pesados como Nicky Jam y Anuel AA apareciendo en mítines de Trump, donde el político reconoció abiertamente que no tenía ni idea de quiénes eran. Los poperos Maná odian tanto a Trump que bajaron de las redes ‘De pies a cabeza’, la colaboración que tienen con Nicky Jam. “No trabajamos con racistas”, explicaron, señalando al artista de Puerto Rico e insultando a todos y cada uno de los votantes de Trump.
La bomba musical de la campaña se ha dado hace pocas horas, por el patinazo absurdo del cómico Tony Hinchcliffe, que ha llamado a Puerto Rico 'isla de basura' durante un mitin en el Madison Square Garden (Nueva York). Este simple comentario desafortunado ha hecho que Bad Bunny, el apoyo más codiciado por los Demócratas, se anime a pedir el voto por Kamala, una pésima noticia para el bando republicano. ¿Afectará esta turbulencia a unos pocos días de la campaña? Quizá todo se haya olvidado en unos días. Mientras tanto se puede bailar la versión trumpista de “Macarena” donde se augura a ritmo de Los del Río que el republicano será el vencedor el próximo 5 de noviembre.
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