En Corea del Sur existen desde el año 2010 unas cajas para bebés, situadas en lugares como las iglesias, donde las madres o los padres que no quieran o que no puedan hacerse cargo de sus hijos recién nacidos pueden dejarlos de manera anónima para que alguien los cuide. Simplemente tienen que abrir una puerta, colocar al bebé en una cuna y volver a cerrar la compuerta. Allí empieza a sonar una nana, hasta que alguien recoja al pequeño.
Así arranca Broker, la nueva película del cineasta japonés Hirokazu Kore-eda, que lleva toda su vida rodando sobre la familia, un tema inagotable en su extensa filmografía que, lejos de resultar redundante, sigue dando películas exquisitas como es este caso, un road trip en tono dramático con el que se atreve a entrar en debates abiertos como el aborto y a abordar temas espinosos como el tráfico de bebés. A pesar de la osadía, el veterano cineasta sale indemne y victorioso.
El director escribió este road trip al tiempo que preparaba Un asunto de familia, película que fue galardonada con la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 2018. Nadie como él retrata las historias familiares, nadie como él es capaz de sacar a la superficie a los olvidados, los invisibles, quienes se sitúan en la periferia, y también aquellas familias desestructuradas, anómalas y disfuncionales que, pese a todo, salen a flote.
En el caso de Broker, un bebé abandonado en una de estas cajas es el catalizador de los cambios que viven quienes lo rodean: su madre biológica, que arrastra un secreto que le impide quedarse con él; dos traficantes de niños que roban pequeños abandonados para venderlos; o la inspectora de policía que persigue a la progenitora en busca de respuestas. En un viaje por Corea, la madre y los traficantes tratan de encontrar a los padres adoptivos más idóneos para Woo-sung, un bebé de cejas poco pobladas y rasgos dulces.
'Broker': La familia era esto
En la película de Kore-eda pronto aparecen temas incómodos y dilemas actuales como el aborto. ¿Qué es "menos pecado", abortar o abandonar al bebé a la intemperie y que pueda morir?, se pregunta la madre del pequeño. La inspectora, en quien uno intuye cierta frustración dentro de su matrimonio, le pregunta, en cambio, si es mejor dar a luz a un niño y que tenga "una vida de desgraciados". La sutileza con la que el director trabaja los personajes le permite mantener el debate intacto, no sin antes haber removido la conciencia del espectador.
Kore-eda muestra que la familia es, en definitiva, la que uno elige, y que esa no es otra que aquella que perdona, que ama sin concesiones y que se sacrifica sin pensar en las consecuencias
Para algunos, el retrato que el director de Broker hace de los dos traficantes de bebés -uno de ellos, interpretado por Song Kang-ho, protagonista de la oscarizada Parásitos- es inoportuno y demasiado benévolo. Para esta redactora de Vozpópuli, el gran acierto de Kore-eda es, precisamente, ir más allá de los titulares informativos, navegar entre los grises y proponer al espectador un viaje al centro del corazón de las personas, también de aquellas que cometen actos reprobables e imposibles de comprender. Lejos de justificarlos, el director se acerca con el grado de humanidad necesario y también de empatía para demostrar lo frágil que es el ser humano.
Luminosa, bella y sencilla, Broker quizás no es la mejor película del año, tampoco la más rompedora, pero sí es una de las más emocionantes y esperanzadoras, sin excesivos sentimentalismos ni situaciones edulcoradas. En línea con su filmografía, Kore-eda muestra que la familia es, en definitiva, la que uno elige, y que esa no es otra que aquella que perdona, que ama sin concesiones y que se sacrifica sin pensar en las consecuencias. La familia era esto.