Ya lo decía el escritor y cervantista Andrés Trapiello hace una semanas en las páginas de este periódico: el Quijote no se lee. Y lo decía con certeza y pruebas. Muchos de cuantos habían leído sus libros -inspirados en las aventuras del Hidalgo- habían manifestado su completa incapacidad para leer el original de Cervantes. "Quienes lo decían eran muy buenos lectores, gente habituada a leer y que sin embargo, con el Quijote tenía ese hándicap". A Trapiello, quien acaba de publicar una versión adaptada de la obra maestra de Cervantes aseguraba entonces algo que ahora confirma el CIS: en España pocos han leído el Quijote. Más exactamente el 21%.
Los datos pertenecen al barómetro de junio, que ha incluido seis preguntas relacionadas con la obra de Miguel de Cervantes. Sólo el 21,6% de los españoles ha leído entero El Quijote, un texto que le parece difícil al 51,3%, tanto por el lenguaje en el que está escrito (66,2%) como porque es "muy largo (36,8%). El 21,3% ha leído "algunos capítulos" y el 40,9% no lo ha leído.
El 54,3% de los encuestados ha conocido la celebración del cuarto centenario de la publicación de el Quijote por la pregunta que le ha hecho el entrevistador del CIS, y el 51,3% ha asegurado que leer la obra culmen de la lengua en castellano es "más bien difícil". Para el 35,4% de los encuestados, la lectura de el Quijote debería ser "obligatoria" y no debería serlo "en ningún caso" para el 37,5%.
Entre quienes sí lo han leído, el 54,1% lo hizo "por motivos de estudio (en el colegio/instituto/facultad)", el 30% "por motivos personales" y el 10,8% "por ecultura general ".Entre quienes no han abierto sus páginas, el 31,9% lo ignora porque no le gusta leer o no le interesa la lectura, el 14,8% porque le parece "un libro aburrido", el 11,4% porque no le interesa el Quijote y el 10,4% porque no le gusta leer literatura clásica y prefiere "libros más recientes".
Sobre los personajes de el Quijote que conocen los encuestados, tanto quienes han leído el libro como los que no, es Don Quijote, con el 87%, el personaje más conocido, seguido de Sancho Panza (86,4%), Dulcinea del Toboso (63,4%) y Rocinante (30,5%). De aquellos que mencionaron a Don Quijote, solo el 16,6% sabían su nombre real (Alonso Quijano), el 31,6% no acertó y el 50,9% no lo sabía.De los que recordaron a Dulcinea como un personaje, el 9,6% supo que su nombre real era Aldonza Lorenzo, el 33,3% no acertó y no lo sabía el 55,8%.
Los encuestados habían leído en los últimos doce meses una media de 4,69 libros. El 34,1% no había leído ninguno, y el 28% entre 2 y 4. Solo había leído un libro o más al mes, un 7%. Estos datos confirman las cifras del barómetro anterior, realizado en enero de 2015 y según los cuales uno de cada tres españoles no abre un libro jamás. Los que lo hacen, compran, como mucho, 8 al año. Y de cada diez personas que descargan libros electrónicos, sólo 4 pagan por leerlos.
¿Qué se ha hecho al respecto?
Para el académico, novelista y periodista Arturo Pérez-Reverte "ningún chaval de 15 años debería leer el Quijote a palo seco". Así lo explicó el autor en la presentación de la edición popular de la Real Academia Española publicada el año pasado por la RAE. La adaptación, hecha por él, elimina algunos capítulos -por ejemplo, el XIV de la primera parte, con el alegato de la pastora Marcela- y refunde otros.
La edición publicada por Santillana -que ha sacado una tirada de 30.000 ejemplares, de los cuales un tercio se queda en España-, hizo las veces de preludio a las celebraciones cervantinas —en 2015 se cumplen cuatro siglos de la aparición de la segunda parte del Quijote y en 2016 se conmemora el 400 aniversario del fallecimiento del autor-. Así, la RAE decía rendir homenaje, a decir de Villanueva, al Quijote académico de 1780, impreso por Joaquín Ibarra, y cumple con una antigua cuenta pendiente: el encargo recibido mediante una Real Orden de 12 de octubre de 1912, que confiaba a la institución la dirección de dos ediciones del Quijote, “una de carácter popular y escolar y otra crítica y erudita”. Esta última se publicó en 2004, a cargo del académico Francisco Rico.