En 1995 llegó a los cines una película que dejó a todos estupefactos: Kids. El debut en el largometraje de Larry Clark, lejos de la inocencia que podía prometer su título, se convirtió en una de las cintas más controvertidas y perturbadoras de los años 90. La combinación era estremecedora: pubertad, drogas, sexo descerebrado y enfermedades venéreas. ¿Era un documental? ¿Participaban actores o eran personajes reales? ¿Dónde estaban los padres de aquellos chicos? Las preguntas del público incrédulo se suceden desde entonces y hoy en día sigue siendo una película difícil de digerir.
La cinta narra un día en la vida de unos adolescentes de Nueva York aficionados al skate y a las drogas en lo que para muchos se convirtió en una ficción demasiado cercana a la realidad. Lo cierto es que la historia nació en un grupo de amigos de Nueva York que compartían demasiadas penas y que encontraron en la propuesta de un Larry Clark cuarentón la oportunidad de salir de aquella vida. Los supervivientes de aquella aventura cinematográfica, a excepción de los rostros que tuvieron una carrera de éxito posterior -Chloë Sevigny y Rosario Dawson- hablan ahora de aquella experiencia en un documental que estrena Filmin este viernes.
Para algunos, Kids fue una "obra maestra" que funcionó, entre otras cosas, como un aviso sobre la importancia del sexo seguro y una llamada de atención al mundo, mientras que otros vieron en ella un desagradable retrato de pornografía infantil, e incluso hubo quien encontró en la película de Clark la prueba definitiva que respalda la opción de no tener descendencia, ante lo que podía suceder una vez se complican las cosas en la crianza. Las reacciones eran infinitas pues el éxito fue arrollador.
Sin embargo, tal y como señalan en este documental algunos de los protagonistas, y según recoge Vozpópuli, si bien la mayoría de ellos crecieron en una pobreza en la que, como niños, trataron de sacar lo mejor que pudieron de aquella miseria material y psicológica, llena de familias desestructuradas y casas que servían más como narcopisos que como hogares, a los que ninguno de ellos querían volver al final del día, la ficción se alejó bastante de su propia vida.
En los años 80, Nueva York era una ciudad "peligrosa" y "nada divertida", según recuerdan, y el skate se convirtió en un medio de evasión de aquella realidad en la que no tenían ni futuro, ni comida, ni refugio. Juntos, este grupo de amigos formó una especie de familia con la que cubrían sus carencias afectivas. Entre ellos se encontraban dos de los protagonistas masculinos -Justin Pierce, que se suicidó cuando tenía 25 años, y Harold Hunter, que murió por sobredosis a la edad de 31 años- y también el guionista de la película, Harmony Korine, que años más tarde escribió y dirigió Springbreakers (2012) y que en aquel momento era un estudiante de cine de 19 años.
Kids: éxito millonario
El director Larry Clark se introdujo en el mundo de aquellos jóvenes casi como un "voyeur" que desentonaba, tal y como aparece retratado en este documental. Aquel "carcamal" tenía curiosidad por saber qué pasaba en el entorno del skate, con qué se drogaban y cómo eran sus relaciones sexuales, así que les observaba de cerca. Tras un casting, mientras que ellos se sumaron al proyecto, algunas de las chicas de aquel grupo se mantuvieron al margen de un proyecto que consideraban lleno de "violencia y misoginia".
En aquel "caos" de rodaje había niños fumando marihuana, totalmente colocados que aparecían en cámara mientras dormían tras el colocón. El documental consigue incluso despertar repugnancia en el espectador, en especial cuando se rememora la rueda de prensa del Festival de Cannes, donde se presentó la película. ¿Qué edad tenían los jóvenes que se drogan en la pantalla y que mantienen relaciones sexuales? Clark consiguió obviar la controversia y abandonó la croisette sin ser concreto en sus respuestas. Kids había dinamitado la vida de aquellos chicos.
A pesar de las preguntas incisivas de la prensa, la crítica reconoció que la película había conseguido credibilidad y que se trataba de un filme más auténtico que cualquier otra ficción. En la actualidad, más de un cuarto de siglo después de su estreno, sigue despertando curiosidad y rechazo, pero quizás solo con el testimonio de sus protagonistas uno puede imaginar el alcance de la película, capaz de detonar las vidas de sus protagonistas más allá de la pantalla. Kids, producida por los hermanos Weinstein, contó con un presupuesto de 1,5 millones de dólares y recaudó un total de 22 millones. De aquella cantidad, los chicos apenas se llevaron unos pocos billetes con más claroscuros de lo que esperaban.