Cultura

La gran expedición a las Islas de especias que acabó en la primera vuelta al mundo

El marino español Juan Sebastián Elcano culminó el 6 de septiembre de 1522 la primera circunnavegación de la historia

elcano sevilla
Regreso de la Victoria a Sevilla, por Elías Salaverría.

Se cumplen 505 años de la primera vuelta al mundo. Una hazaña incomparable en la que Magallanes, Elcano, Pigafetta y un montón de marineros de muchas nacionalidades, fueron protagonistas de una gran expedición a las Islas de las Especias por el oeste y acabaron dando la vuelta completa a la Tierra. Lo que supuso el comienzo de la Primera Globalización.

Todo comenzó el 10 de agosto de 1519 cuando zarparon de Sevilla cinco naves y terminó tres años después, cuando arribó un único barco en la bahía de Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522. La intención de la expedición española era encontrar una ruta por el Oeste con la intención de llegar a las Islas de las especias, por una ruta que estuviera fuera del alcance del control portugués.

Las especias son flores, semillas y raíces de plantas y árboles, que tenían varias funciones, la principal era una manera de conservar los alimentos, ya que no existían las neveras ni nada cercano a ellas. Otra era una manera de dar sabor a los alimentos. También tenían una utilidad medicinal y además servían como manera de pago. Por ejemplo, la canela, la nuez moscada, el clavo o la pimienta servían para disimular el horrible sabor que tenía la carne cuando dejaba de ser fresca y empezaba a descomponerse. 

El problema de las especias estaba en que no eran fáciles de conseguir. Porque para que crezcan estos árboles y plantas es necesario un clima cálido, con una serie de características, que no se dan en todos los sitios de la Tierra. Con el tiempo, se terminaron cultivando en más lugares.

Las Islas de las especias son las llamadas actualmente Islas Molucas y forman parte de Indonesia. Estas islas, muy cercanas a las Islas Filipinas, son conocidas, como su propio nombre indica, por ser unas islas que tenían muchas plantas y árboles con todas las especias más apreciadas. 

¿Por qué eran tan valiosas? 

Las especias para los europeos tenían un valor como el oro o la plata. Digamos que eran como el petróleo de la época. Dicen que un puñado de nuez moscada o pimienta te permitía comprar una mansión (una casa grande y lujosa) en Londres. O un saco de de un 1 kilo de nueces moscadas o pimienta era suficiente para pagar todo lo que tenía que pagar un hombre a lo largo de su vida. Lo mismo pasaba con el clavo y con otras especias. El caso es que todo el mundo las añoraba. Era lo más preciado junto al oro y la plata. Eran un auténtico tesoro.

Fernando de Magallanes fue un marinero portugués que ofreció a Carlos I encontrar una nueva ruta para ir a las islas. Magallanes era cojo, por herida de guerra, fuerte y decidido, pero no gozaba de la confianza del rey de Portugal porque era considerado como una persona que no había sido leal a este reino. Por este motivo viajó a Castilla para ofrecer esta posibilidad, junto a otro portugués, Ruy Faleiro. El proyecto fue aprobado y comenzaron los preparativos, que duraron 17 meses. Aún así los castellanos desconfiaban de él por ser de otro reino, pero esto no impidió que la corona financiara el viaje y salieran el 10 de agosto de 1519 de Sevilla con 5 naves.

La Trinidad.

Como era de prever Magallanes fue elegido Capitán general. Pigafetta, nuncio del Papa, que destacaba por ser bastante exagerado, fue uno de los cronistas de este barco y de toda la expedición. Francisco Albo, maestre de la nave, también fue cronista y acabó como piloto de la Victoria.  Tenía capacidad para 110 toneladas.  Esta nave fue elegida por Magallanes, aunque era de menos capacidad que la San Antonio, porque tenía un castillo en cubierta y un camarote interior grande.  

La San Antonio.

Juan de Cartagena fue su capitán, su tripulación se sublevó el 1 de noviembre de 1520 y acabó abandonado a la suerte en la Patagonia. La nave desertó y retornó a Sevilla el 6 de mayo de 1521.

La Concepción.

Gaspar de Quesada era el capitán. Esta nave fue abandonada y quemada frente a la isla de Bohol (Filipinas), por falta de tripulación suficiente para poder hacerla navegar.

La victoria.

Luis de Mendoza, fue su capitán inicial. Es la única que completó la expedición.  Como hemos dicho, a la vuelta fue Francisco Albo su piloto y Juan Sebastián Elcano su capitán y jefe de la expedición.

La Santiago.

Juan Serrano fue su capitán. Naufragó en la Patagonia antes de cruzar el Estrecho de Magallanes.

La Victoria, la Concepción y la San Antonio, son naos. Y la Trinidad y la Santiago son las carabelas. La principal diferencia entre una carabela y una nao es que esta última tiene dos castillos, o partes más elevadas y cubiertas. Una a proa y otra a popa. Las carabelas solo tienen un castillo y poco elevado. Ambos tipos de embarcación fueron pilotadas por los grandes piratas y tenían tres mástiles para sujetar las velas. De alante a atrás se llaman trinquete, mayor y mesana. Las velas de trinquete y mayor son cuadradas o rectangulares. Y la de mesana, la más trasera, es triangular. 

¿Cómo arreglaban los barcos cuando sufrían una avería?

Había dos maneras habituales para mantener los barcos. Por un lado el carenado, que consiste en el hecho de encallar un barco en tierra mientras la marea está alta y tras ello tumbarlo, para poder dejar expuesto uno de los lados de su casco. Todo ello con el objeto de realizar reparaciones en el mismo y bajo la línea de flotación, una vez que la marea bajase y lo dejase al aire. Por otro lado, el calafateado que consiste en introducir entre dos tablas del casco de madera una combinación de estopa de cáñamo con brea, a fin de evitar la entrada de agua.

No está claro cuántos hombres embarcaron en las cinco naves. Según unos embarcaron 235 hombres, según otros 237 e incluso para otros embarcaron 250 hombres. De los cuales unos 150 eran castellanos y aragoneses, más de 30 portugueses, unos 25 franceses, no se sabe cuántos italianos, 7 griegos, 5 flamencos, 3 alemanes, 2 irlandeses, un inglés y un malayo que hacía de traductor.

La expedición llevó su curso, pasando por las Islas Canarias y cruzando el Atlántico a la altura de las Islas de Cabo Verde, aunque con suspicacias hacia Magallanes por su modo de proceder secretista. Hasta que, en abril de 1520, decide quedarse 6 meses en el puerto de San Julián, con la idea de pasar el otoño e invierno del hemisferio sur y aprovechar para reparar los barcos. En este periodo se generó muy mal ambiente, tanto es así que hubo una sublevación que fue parada por Magallanes con un juicio. Algunos fueron condenados a muerte y otros fueron abandonados en la Patagonia.

Paso del Atlántico al Pacífico

Después de reanudar la expedición el 21 de octubre de 1520 y tras de muchos intentos de búsqueda de la entrada natural que hay desde el océano Atlántico hasta el océano Pacífico, lograron cruzar el bautizado Estrecho de Magallanes, de 500 km. Llamaron Pacífico al océano que descubrieron, porque ese año el tiempo atmosférico se comportó de una manera poco habitual, digamos que de una manera muy tranquila, cuando empezaron a subir por la costa de Chile hacia el norte, para luego después empezar a virar hacia el oeste y confirman que el Pacífico es muchísimo más grande que cualquier océano.

El viaje estuvo expuesto a un sinfín de problemas, por un lado tenemos la sed, ya que el agua dulce se iba acabando poco a poco, hasta que se fue haciendo tan escasa, que en un momento determinado la empezaron a mezclarla con orina. 

El hambre también acechaba ya que los víveres se fueron acabando. Para soportar el hambre hirvieron sus cinturones, para sacar algo de caldo para beber. Para saciar los rugidos del estómago también cazaban ratas.  

La disentería, una enfermedad infecciosa en el intestino grueso, que se manifestaba por un dolor en el abdomen y por los vómitos sanguinolentos, también tuvo cabida. Pero probablemente la molestia más grande que tuvieron fue el escorbuto. Era una enfermedad que se producía por falta de alimentación en fruta y verdura. Se manifiesta en el crecimiento exagerado de las encías. Tanto es así que se provocaba un dolor insoportable que la única manera de mitigar era cortando las propias encías. Pero esto no hacía terminar la enfermedad en ningún caso, ni tampoco de mitigar el dolor, porque después de cicatrizar las encías, éstas volvían a crecer. Otro síntoma del escorbuto era la dolencia de los codos y rodillas. Consistía en la imposibilidad de mover sin dolor estas articulaciones. En todo caso sólo se curaba tomando fruta o verdura. Los oficiales llevaban membrillo en sus provisiones y esto, sin saberlo, les impedía caer en esta enfermedad.

Fernando de Magallanes

Muerte de Magallanes

El 16 de marzo de 1521 descubren las Islas San Lázaro. Más tarde se llamarían Filipinas, en honor al príncipe Felipe II.  El 7 de abril de 1521 Magallanes, decidió desembarcar en una de las islas San Lázaro, Cebú. Esta era gobernada por un jefe llamado Humabón. Después de un tiempo, este líder autóctono, entabló una conversación con Magallanes. El domingo siguiente hubo una misa en la que Humabón y sus hombres quedaron impresionados al ver los ritos de la misa y decidió hacerse cristiano. El padre Valderrama le preparó dándole clases de catecismo. El 14 de abril se celebró el bautismo de Humabón y su mujer. En la ceremonia les regalaron una figura del Niño Jesús. Cuando 40 años después llegó Legazpi y Urdaneta desde América del Norte, habían perdido la práctica del cristianismo en las Islas Filipinas. Pero no el cariño a esta imagen. Que duró en el tiempo, y hoy en día se conserva y es motivo de gran devoción. Por lo que fue motor para propagar la fe en Filipinas años después. Pero no todo fue tan bonito o redondo. Unos días después, el 27 de abril en otra isla cercana, en Mactan, Magallanes murió por un exceso de prepotencia, al asaltar con pocos hombres la isla, a manos de los habitantes de esta isla. 

¿Cuándo llegaron a las Islas de las Especias?

Llegaron a las Islas Molucas el 7 de noviembre de 1521. Y llenaron los dos barcos, la Victoria y la Trinidad, con varias toneladas. Sin embargo no pudieron volver por la misma ruta porque no conocían la corriente de vuelta. Por otro lado dar la vuelta al mundo era un reto que les atraía en gran medida, de ahí que pusieran rumbo al Índico.

Juan Sebastián Elcano, fue el que capitaneó la vuelta de la única de las cinco naves que sobrevivió al terrible viaje con la nao Victoria, que arribó el 6 de septiembre de 1522, a la bahía de Sanlúcar de Barrameda. La Trinidad quedó inútil al intentar volver por este. 

Tras tres años volvieron Elcano y 17 hombres más después de recorrer 14.000 leguas. Pisaron tierra cuatro vascos, tres andaluces, tres griegos, dos gallegos, dos italianos, un cántabro, un rumano, un extremeño y un alemán. 

Los marinos llegaron enfermos, cansados, sucios, habiendo sufrido mucho, habiendo visto muchas muertes y con la ropa destrozada, pero tuvieron al menos dos premios. El primero fue el tener el honor de haber sido los primeros en dar la vuelta al mundo. De hecho el rey Carlos I reconoció esta gran hazaña, con un escudo con un globo terráqueo en el que se lee “Primus circumdedisti me” (El primero que me dio la vuelta), que entregó a Elcano. Y por otro lado, las especias que habían traído en la Nao Victoria, que les hicieron ricos de por vida.

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