Elsa Morante, la constelación italiana. El sello Lumen publica dos libros de la escritora italiana Elsa Morante, quien este año cumple el centenario de su nacimiento. Se trata de Elsa Morante y la publicación de La isla de Arturo, una novela de iniciación a la sensualidad, y Mentira y sortilegio, un clásico de la literatura universal, en el que su protagonista, Elisa, cuenta la historia de su familia: tres generaciones de sicilianos de su familia: tres generaciones de sicilianos de finales del siglo XIX que malviven en un una ciudad de provincias, agobiados por las estrecheces económicas, los rencores y las pasiones enfermizas. La novela, que publicó la editorial Einaudi, fue su primera gran historia. En 1963, y tras publicar La isla de Arturo, Morante publicó el libro de cuentos El chal andaluz y el poemario El mundo salvado por los niños.
Ambos volúmenes, tanto La isla de Arturo como Mentira y sortilegio, están publicados por Juan Tallón, quien asegura sobre: "Con su primera novela ambicionó escribir la última novela en la tierra" y poner en sus páginas todo aquellos que la atormentaba. Como ella misma dijo, con Mentira y sortilegio quería contar su vida, una vida joven, pero "íntimamente dramática". Morante, junto a las recuperaciones que ha hecho Lumen de Natalia Ginszburg, crea una constelación literaria como pocas.
"Tengo 28 años y llego a Rennes con tres palabras de francés por todo equipaje: Jean, Paul y Sartre". Así arranca este precioso y amargo libro de Colic. Así.
Manual de exilio, en 35 lecciones. Es, en toda regla, un libro de Periférica. Sencillamente perfecto. Manual de exilio. Cómo aprobar su exilio en 35 lecciones, una novela autobiográfica de Velibor Colic, un desertor del ejército bosnio durante la guerra de los Balcanes, alguien cuya vida, casa y manuscritos quedaron reducidos a cenizas. Fue hecho prisionero, logró escapar y se refugió en Francia, donde vive actualmente. Estas páginas están construidas sobre el humor, la ironía y la amargura. Arroja luz con respecto a la desidia de la sociedad en torno a la guerra pero defiende la importancia de entender que habitamos un mundo bello, un lugar que aun siendo un privilegio se invisibiliza ante quienes pueden gozar de una vida donde la apalabra patria y destino no son un epitafio, sino todo lo contrario. "Tengo 28 años y llego a Rennes con tres palabras de francés por todo equipaje: Jean, Paul y Sartre". Así arranca este precioso y amargo libro. Así.
Orfancia: un niño sin hambre, unos padres hambrientos. Mitad fábula, mitad thriller, esta novela es una rara y extravagante joya. Tiene también una parte de cuento infantil, de pérdida de la inocencia, de relación con los padres y el mundo adulto. Un libro raro, pero tocado por la belleza de las historias auténticas. Escrita por el italiano Athos Zontini (es su primera novela) , el protagonista de Orfancia es un niño débil, delgado y sin apetito. Se siente perseguido por sus padres, que quieren verlo rollizo y feliz. Él está convencido de que, llegado el momento, todos los adultos devoran a sus hijos. Sin embargo, la vida tiene un sabor al que cuesta resistirse y crecer puede convertirse en una lucha si los demás están más hambrientos que tú.
Regresa Volpi y de qué forma. Autor de novelas totales, ambiciosas, ciclópeas -el mal en En busca de Klingsor, la política en El fin de la locura- el escritor mexicano Jorge Volpi confecciona el que sea probablemente uno de los libros más íntimos de su obra, Examen de mi padre (Alfaguara), un título que funciona como autopsia personal y colectiva, un examen público donde atraviesa la vida de su padre tras su muerte, en 2015. A partir de ahí desarrolla un recorrido que hace las veces de memoria compartida: la de su padre, la suya y la de la sociedad mexicana. Un ensayo sobre el cuerpo y la enfermedad, la que aquejó a su padre y al país al cual perteneció. Un repaso que procura combatir el olvido, al mismo tiempo que disecciona las muchas pérdidas que se encierran en la muerte. No en vano, el subtítulo Diez lecciones de anatomía hacen las veces de estructura y bitácora. "Estas páginas aspiran a ser una memoria de mi padre y de mi relación con él, una divagación en torno al cuerpo y a nuestro degradado cuerpo social y, en última instancia, un réquiem por este país mío, suyo, nuestro, atestado de fantasmas y cadáveres".