Ya lo decía Orwell en '1984': quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado. El escritor ya avecinaba algunas de las características que impregnarían los años venideros, pero no supo ponerle nombre.
Últimamente tenemos la sensación de que el tiempo pasa más rápido. Uno de los grandes males del siglo XXI es la sensación de no llegar a todo, de no tener tiempo. Sin embargo, los días siguen teniendo 24 horas. Esta concepción del tiempo también hace que la realidad se distorsione. Cada día es histórico, cualquier acontecimiento informativo se ha convertido en última hora o en urgente. Pero, ¿cómo afecta esto a la población? ¿Es esta una de las principales causas de la desafección política?
La periodista y analista política Marta García Aller intenta dar respuestas a estas preguntas con la publicación de su último libro ‘Años de Perro’ (Círculo de Tiza). A través de sus columnas de opinión y reportajes Aller hace un recorrido por los últimos siete años, donde lo que creíamos totalmente inverosímil se ha vuelto realidad.
Años de perro
De 2016 a 2024 hemos vivido de todo: el surgimiento de nuevos partidos, la caída de líderes políticos, el Brexit, una pandemia, la explosión de una guerra en Europa e incluso una carta del Presidente del Gobierno que pedía cinco días de reflexión para decidir si dejaba o no su cargo. Bajo esta sobresaturación de hechos y acontecimientos parece que cada año humano equivale a siete, como si en vez de años humanos viviéramos años de perro. "Llevamos un tiempo en el que todo pasa tan deprisa que hace falta parar un momento a mirar y decir, ¿de dónde venimos? ¿Cómo hemos llegado a aquí?", asegura la periodista.
Si rebobinamos y volvemos al 2016 nos encontramos con una España que llevaba trescientos días en funciones. Bajo este contexto Aller arranca su libro y nos recuerda que por aquel entonces Pedro Sánchez luchaba por tener el liderazgo del Partido Socialista, aunque la favorita para ello era Susana Díaz. "La primera de las crónicas de 'Años de perro' es en la que anticipo si no pasará con el PSOE lo que pasó con el PASOC que desapareció, como otros muchos partidos socialistas en Europa que se han ido descomponiendo. Creo que los periodistas también tenemos que hacer esas reflexiones de humildad. A veces nos aventuramos en pronósticos que terminan por por no suceder nunca", indica Aller.
La periodista nos invita a hacer un viaje en el tiempo porque "la historia no es lineal, sino como una de esas barras de sushi que no paran de dar vueltas", explica Marta. Al final de cada artículo del libro se lee un "viaja al" y a continuación una fecha, así el lector puede observar algunas de las contradicciones que han caracterizado a estos años. Al fin y al cabo la historia no sigue una lógica, y repasarla en tiempo real nos recuerda que todo pudo haber sucedido de otra manera.
La era de la posverdad
En el panorama mediático contemporáneo, la posverdad se ha convertido en una palabra de moda que describe un fenómeno inquietante: la predominancia de las emociones y las creencias personales sobre los hechos objetivos.
La posverdad es un término que ha sido analizado y discutido por numerosos académicos, escritores y periodistas durante los últimos años. Este término empezó a ser relevante socialmente en el 2016. Las elecciones de Estados Unidos de dicho año o el proceso del Brexit son citados como los eventos claves para poder entender este fenómeno. Sin embargo, la palabra posverdad apareció por primera vez en 1992 tras la primera Guerra del Golfo. El término fue acuñado por Steve Tesich, quien escribía: “nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en un mundo de posverdad”. El euro barómetro de noviembre de 2023 señala que el 80% de la población española, y el 68% de la población europea, consideran que las noticias están a menudo distorsionadas de la realidad o son falsas. Pero la posverdad no implica simplemente la proliferación de mentiras o la desinformación, sino una transformación más profunda en la manera en que se percibe la verdad.
En un entorno saturado de información, los hechos objetivos a menudo compiten con este tipo de narrativas. "De los problemas que vivimos actualmente destacan: las prisas, la falta de contexto y la cantidad de sesgos que tenemos", asegura la periodista.
Los algoritmos en redes sociales y en los motores de búsqueda juegan un papel crucial en la configuración de nuestra experiencia informativa. Están diseñados para maximizar el tiempo de uso y la interacción, estos algoritmos tienden a mostrar contenido que coincida con nuestros intereses y preferencias creando lo que se llama "Cámaras de Eco". Antes la posverdad era la excepción, ya es una realidad. "El periodismo debe servir para dar relevancia, para aportar y no para hacer perder el tiempo y confundir al lector", destaca Aller.
Vivir en el eterno "Día de la Marmota"
En estos "años de perro" parece que nada ha cambiado. Seguimos hablando de Puigdemont, de la amnistía o de la renovación del Poder Judicial. La rápida sucesión de titulares y el consumo de contenido en pequeños fragmentos hacen que sea difícil profundizar en los temas y comprenderlos. La naturaleza efímera y superficial del consumo de noticias en línea puede dar lugar a una percepción de que las historias se repiten constantemente sin un análisis significativo o contexto profundo. "Creo que ese "Día de la Marmota" es una metáfora estupenda del momento de provisionalidad constante que vivimos. Siempre está la sensación de que cualquier día puede ser otro día histórico. Vivimos días históricos por encima de nuestras posibilidades", explica Marta.
Otro de los grandes problemas es que el ser humano tiene la capacidad de generar grandes expectativas y luego olvidarlas rápidamente. "Los medios a veces abusamos de ello. Utilizamos fórmulas que captan mucho la atención del espectador, no siempre para dar informaciones relevantes o que estén a la altura de esos días históricos o acontecimientos increíbles que estamos contándoles a los lectores o a los espectadores, y me parece que es peligroso porque la atención es el bien más escaso en un momento como el actual", asegura Aller.
En este contexto los medios tienen un gran reto. El periodismo tiene que que recuperar su valor de cara a la sociedad. "La solución de la crisis del periodismo, si es que podemos llamarla así, es correr menos y dar más contexto", concluye Aller.
castve
"El periodismo tiene que recuperar su valor de cara a la sociedad" Que gran verdad Aller, empiecepor aplicarse su misma medicina, que de tanto acariciarle el jopo a Sánchez se le ha olvidado lo que es el valor de la ecuanimidad. Años del perro sanxe tenía que haber titulado a la colección de bodrios que suele redactar
Ojeador
¿A cómo se paga el kilo de publi-reportaje?
Norne Gaest
El sistema no registra mi voto positivo a los comentarios anteriores, y ahora bloquea un comentario propio, obligándome a reiniciar varias veces. Sobre el asunto, mi opinión es sencilla: se trata de otro/a que se aprovecha de su posición en los medios para difundir un producto con verborrea posmoderna al uso e interés ninguno. Mientras, los medios silencian y las editoriales bloquean productos con contenidos mucho más interesantes.
Ratwulf
Insoportable columnista, su libro lo va a comprar su abuela. Interés cero!
Llapis
Ni en valenciano las hubiera entendido. No me han gustado nunca. ja ja ja Hay palabras o frases cortas que sí se entienden, son iguales...
Hispanicus
¿Pero cómo traéis aquí a esta pedorra?
Helena
Uy. A esta señora no la aguanto. Izquierda reaccionaria con aires woke dando lecciones todo el día.