No hace falta empuñar un arma o asistir a un bombardeo. El día a día puede ser un desembarco de Normandía para muchos, y el regreso tras un largo viaje, algo para lo que no estamos preparados. Como Ulises, muchas veces emprendemos un trayecto en busca de algo, y es que, como bien sabía Machado, la vida es un camino que se hace al andar. Pero toca volver y tu jefe no te soporta, o tienes un trabajo precario, o tus días son una constante repetición sin ningún aliciente. Volver a la lucha diaria es complicado, y así lo trata el gran William Wyler en la película de la que hablamos hoy en Cine en Blanco y Negrete: “Los mejores años de nuestra vida”.
Este film, estrenado en 1946 y ganador del Oscar a mejor película, cuenta el amargo camino de varios soldados americanos que no se adaptan a la vida normal tras combatir en la Segunda Guerra Mundial. Estos soldados han dado los mejores años de su vida a luchar por una causa mayor, como está ocurriendo hoy en día en Ucrania. Los tres protagonistas habían dejado sus problemas aparcados en Estados Unidos, y cuando regresaron, seguían allí.