El imaginario colectivo español está plagado de historias ocurridas hace casi cuatro décadas que hoy en día resultan fascinantes, por inisuales o por imposibles. Una de ellas ocurrió en la segunda mitad de los años 80, cuando un niño nacido en la Alpujarra, Osel Hita Torres, fue reconocido como la reencarnación de Lama yeshe, uno de los mayores maestros budistas. Con la aprobación de sus padres, fue trasladado a la India para su entronización y su formación, hasta que a los 18 años decidió huir del monasterio. Ahora, la plataforma HBO Max estrena una docuserie en la que repasa el misterio de sus primeros años de vida.
El "niño lama español", como se le llamó en los medios de comunicación, tiene hoy 37 años y muchas ganas de contar su experiencia, que su propia madre escribió en un libro. El director de este documental, el argentino Lucas Figueroa (Despido procedente, 2017), llegó a él a través de las palabras de su progenitora y pronto su protagonista se puso en contacto con él para contar una de las historias más fascinantes de la memoria colectiva del país, con detalles e imágenes inéditos.
Tal y como ha contado Osel en declaraciones a Vozpópuli y como se narra en este documental, con tan solo 18 meses se separó de sus padres para comenzar una vida en el Tíbet, donde pasó casi 18 años de su vida. Antes de cumplir la mayoría de edad, abandonó el monasterio, aunque esta decisión la había tomado con tan solo siete, según asegura. "Estuve once años esperando, era lo que tocaba. Aproveché al máximo la oportunidad y cuando llegó el momento cambié de vida", cuenta.
Cuando paso tiempo con mi hijo siento que me convierto en niño de alguna manera, algo que no pude ser en su momento", cuenta Osel Hita
Este documental repasa aquellos años a través de varios testimonios, como los de sus propios padres María Torres y Francisco Hita, o el de François Camus, un multimillonario francés que financió el centro budista en el que nació el protagonista de esta historia en el año 1985, así como los de algunos de sus hermanos y amigos.
El periodo que Osel pasó sin ver a sus padres fue de cuatro años, entre los 9 y los 13 años de edad. En un momento en el que tanto se habla del apego entre padres e hijos, y a pesar de que esa palabra tiene en el budismo connotaciones negativas, el "niño lama español" es consciente de lo que supuso la distancia con sus padres ahora que tiene un hijo de cinco años. "Cuando paso tiempo con él siento que me convierto en niño de alguna manera, algo que no pude ser en su momento", reconoce, consciente de la importancia que tiene contar con una "estabilidad emocional".
"Con mi hijo estoy creando ese vínculo de apego, y él con su madre. Aunque estemos separados desde hace tres años, somos muy buenos amigos y hacemos muchas cosas juntos con el niño. De alguna manera estoy recuperando mi infancia", añade Osel, a quien la BBC le dedicó un documental.
Osel y la reencarnación
Tal y como cuenta, ha hablado mucho con sus padres sobre las posibles carencias que supuso aquella experiencia. En cualquier caso, Osel prefiere quedarse con "la intención" y "no tanto con la acción". "Si te quedas con la acción a veces hay confusión, porque no siempre coincide con la intención, y para mí la intención era muy positiva y buena, me querían dar una oportunidad. Aunque sí que me han pedido disculpas", señala sin rencor.
El protagonista de esta docuserie heredo "el amor incondicional" de miles de personas de "otras partes del mundo y de otras épocas" sin hacer "nada para merecerlo", según reconoce. Sobre este asunto, afirma que cree en la reencarnación, especialmente tras leer un libro en el que un científico, tras entrevistar a cientos de niños en todo el mundo, comprobó que era "real". "De pequeño creía que era normal y entre medias he tenido mis dudas. Lo que sabemos es lo que vemos y, aún así, lo que vemos no es lo único que existe", afirma.
LeonAntonio
No entiendo cómo la administración española correspondiente permitió, en su momento, semejante tropelía. Me congratulo de que el Sr. Hita haya reaccionado tan bien, dadas las circunstancias.