Cultura

Stéphane Brizé: "Hoy en día hay una dictadura del tema en el cine y la literatura"

Dirige el drama romántico 'Fuera de temporada', protagonizado por Guillaume Canet y Alba Rohrwacher

Fotograma de 'Fuera de temporada'
BTeam

Cansado de la intensidad que le supuso su trilogía sobre el trabajo -La ley del mercado (2015), En guerra (2018) y Un nuevo mundo (2021)-, en la que reflexionaba sobre los efectos perversos del capitalismo más voraz a través de los protagonistas a los que dio vida Vincent Lindon, el cineasta francés Stéphane Brizé estrena Fuera de temporada, un drama romántico que se libera de las presiones exteriores para centrarse en las interiores: la melancolía, el arrepentimiento, las dudas que lleva aparejada la madurez y la vulnerabilidad inevitable que aparece con los años. El resultado es un romance exquisito en el que el lenguaje no verbal y los sentimientos conviven con el humor ligero.

"Sentí una necesidad orgánica, filosófica incluso, en recuperar el aliento. Esta película es exactamente eso. Después del ruido, de la ira, la cólera y el enojo, tenía la necesidad de parar el tiempo, de recuperar el aliento", cuenta el cineasta francés en una entrevista concedida a Vozpópuli con motivo de su visita a Madrid para hablar de esta película, que tuvo su presentación oficial en la pasada edición del Festival de Venecia y que acaba de llegar a los cines españoles.

En Fuera de temporada, Stéphane Brizé cuenta el reencuentro entre un hombre y una mujer que vivieron una historia de amor hace ya tres lustros. Él es un actor famoso que visita un balneario en una ciudad de costa para tomarse un descanso. Ella, una profesora de piano que vive desde hace tiempo en este enclave, donde se reencuentran.

Aunque esta película es "consecuencia" de sus tres títulos anteriores, también es "otra cosa". "Empecé a escribirla en pleno covid, había empezado hace meses y faltaban meses para que acabara. Todos nosotros en ese momento vivíamos una especie de vértigo total, cada uno nos planteábamos preguntas no habituales, ya no preocupaba tanto lo social, las preguntas que nos hacíamos eran mucho más existenciales, mucho más arcaicas e incluso básicas", cuenta el director.

Por ello, en un momento en el que todos habían visto a "gente morir" a su alrededor, con "más o menos cercanía", y que incluso uno mismo podría fallecer, cree que "las cuestiones sociales" ya no se planteaban, porque uno estaba "encerrado en casa", algo "mucho más básico y esencial en la vida". "Nos preguntábamos si habíamos hecho las elecciones correctas hasta ahora, si habíamos elegido bien al hacer este trabajo, si habíamos tomado la decisión correcta al vivir con cierta persona. No era consciente cuando lo escribí, pero creo que esos dos personajes reflejan estas preguntas", cuenta Stéphane Brizé.

Stéphane Brizé y el precio del éxito

El director de esta película incluye cierta crítica al sistema en el que vive, a las apariencias y el compromiso real, cuando el protagonista habla con su esposa (una periodista de éxito) y esta le habla sobre la estrategia que debe seguir según los temas que abordan sus películas. "Parece ser, efectivamente, que los argumentos que hasta ahora han sido válidos en la pareja y que ella ha defendido no resuenan como antes. Su pareja ha basado en eso su acuerdo de éxito y lo incluí para burlarme del sistema en el que vivo. Esos argumentos de éxito existen y son coherentes, pero liberales, muy liberales. ¿Hasta qué punto se deja espacio, más allá de ese éxito social que implica dinero, por ejemplo, para una necesidad de poesía?", se pregunta el director.

"¿Hasta qué punto se deja espacio, más allá de ese éxito social que implica dinero, por ejemplo, para una necesidad de poesía?" Stéphane Brizé, director

El personaje al que interpreta Canet, este actor de éxito que se hace preguntas y que duda sobre su trayectoria profesional y vital y que experimenta miedos, ha llegado a un momento de su vida en el que no ve sentido al "éxito social y económico", una "cohabitación entre las necesidades poéticas y sociales muy complicada y difícil" en la que también se encuentra la protagonista femenina. "A todos nos gusta el éxito, pero, ¿a qué precio?", agrega.

Fuera de temporada, en cualquier caso,  se construye "sobre lo poético, lo intangible", a diferencia de otras películas. "Hoy en día hay una dictadura del tema, tanto en cine como en la literatura, hay que hablar del tema delimitado. Si describes el tema, bien, todo el mundo está muy tranquilo, te sientes mucho más seguro. Pero en esta película no hay dictadura del tema. Si fuera a resumir la película diría que es la historia de un hombre y una mujer que se amaron mucho y que ahora, para reencontrarse, expresan o viven sus dudas juntos. Es mucho más complicado que un tema delimitado. El tema delimitado corresponde al verbo hacer (que tranquiliza más) y esta es una película que está del lado del ser, más bien", concluye.

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  • S
    Sin_Perdon

    Produce una gran pereza mental intentar comprender los argumentos de esta chusma de la gauche divine. Personajes que viven muy, pero que muy bien, y andan todo el día despotricando sobre el capitalismo y el poder del dinero.
    La hipocresía en el mundo del cine, y ahí el cine francés se lleva la palma, es la punta del iceberg de la hipocresía de esta izquierda caviar en general.
    Así que para narrarnos una ¿historia romántica o historia de infidelidad? hay que introducir a personajes "de éxito", con buenas vidas, que pueden permitirse vacaciones en sitios exóticos prohibitivos para la CLASE OBRERA para, de paso, introducirnos una gratuita crítica al sistema (un sistema del que ellos viven mucho mejor que esa clase a la que dicen representar, véase un tal Almodóvar) al tiempo que nos cuentan sus amoríos o engaños travestidos de "historia de amor".
    Supongo que intentar narrar lo mismo pero de un montador de cocinas y una camarera de planta pierde mucho glamour. Claro es que esos dos pobres no pueden permitirse en medio del año largarse una temporada a un balneario de lujo para darse un escarceo, tendrían que limitarse como mucho a un encuentro furtivo en alguna tasca del barrio y claro, ahí se pierde mucha trama argumental.
    Este "cine social" de pacotilla es muy, muy cansino.