Acumula más de 30 años de carrera tanto en medios de comunicación públicos como privados, ha sido responsable de programas de informativos, entrevistas y tertulias y tiene en su haber, entre otros, un premio Iris, un Ondas y ahora el Francisco Cerecedo, que le ha concedido la Asociación de Periodistas Europeos y recibió esta semana de manos de los reyes Felipe VI y Letizia. Se trata de Vicente Vallés, actual director de los informativos nocturnos de Antena 3 y una de las voces más precisas en época de epidemia, polarización y neo lengua.
Vallés es todo lo incómodo que pueda resultar un periodista no alineado, neutral y de espíritu crítico, señaló el acta del jurado para referirse a sus méritos y, sobre todo, a su capacidad para convertir los informativos en espacios de reflexión gracias a su contextualización de los hechos, la exposición y el análisis de la noticia, así como el contraste de la información. Justo por ese motivo se convirtió en diana de los ataques del gobierno de coalición, el más beligerante de ellos el vicepresidente segundo Pablo Iglesias.
Criado en una familia de orígenes humildes, de sus padres aprendió el valor del trabajo y un sentido de la curiosidad que desembocó en la profesión que hoy desempeña, al menos así lo explica Vallés a Vozpópuli justo en la semana del Cerecedo, que este año se celebró con estrictas medidas sanitarias y con una España conmocionada por la inestabilidad política, social y económica. “La transición también la hicieron los periodistas, ahora tenemos que defenderla, con información”, leyó Vicente Vallés en su discurso.
“La transición también la hicieron los periodistas, ahora tenemos que defenderla, con información”, aseguró Vicente Vallés
Autor de los ensayos Trump y la caída del imperio Clinton (2017) y El rastro de los rusos muertos (2019), Vicente Vallés trabaja en su tercer libro, una novela que verá luz la próxima primavera. Forjado en la SER, en TVE o Telemadrid, exdirector y presentador de programas como La mirada crítica (Telecinco) o La noche en 24 horas (Canal 24 Horas de TVE), desde 2016 capitanea los informativos de Antena 3. Sobre las presiones, retos y paradojas del periodismo, pero también de su interés por la política estadounidense o su percepción de los retos de la profesión conversa Vicente Vallés en esta entrevista.
Sánchez-Ferlosio, Magris, Tabucchi, Azúa o Umbral recibieron el Cerecedo. Una síntesis entre humanismo y periodismo como empresa intelectual. ¿Cómo se ve Vicente Vallés en esa foto de conjunto?
Me siento muy honrado. Me cuesta sentirme parte de una alineación tan importante de personalidades como las que componen la lista de premiados del Francisco Cerecedo. El periodismo es una labor intelectual, la labor de informar y el análisis de los datos, sin duda también lo es. En alguna medida, los periodistas somos historiadores en el presente, historiadores en tiempo real.
Su labor periodística se distingue por su capacidad de editorializar usando estrictamente el contexto informativo. Hábleme de la precisión.
Se trata de contar las noticias, pero no como lo haría un autómata. El periodismo es información y análisis de esa información. En mi caso en particular siempre he utilizado los datos reales para trasladar a los espectadores un análisis de lo que está pasando, de manera que ellos puedan sacar sus propias conclusiones. El periodista ha de ser un intermediario entre los datos y los espectadores, los lectores y los oyentes. Eso es lo que yo intento hacer.
"La televisión no ha inventado el trincherismo, ya existía previamente. Si lo muestra es porque existe"
¿La televisión se ha convertido en un trincherismo político aceptado por los propios periodistas? ¿Asumieron con naturalidad un papel ofensivo que corresponde a los políticos?
Creo que la televisión refleja una realidad que existe. Es cierto que, al momento de mostrarla, se corre el riesgo de alimentarla y eso puede estar pasando. Pero la televisión no ha inventado el trincherismo, ya existía previamente. Si lo muestra es porque existe. Justo estaba viendo la sesión de control en el Congreso de los Diputados. Eso lo está emitiendo la televisión, pero no lo ha inventado la televisión.
El enfrentamiento entre los polos opuestos de la política en España y fuera de España, porque es un fenómeno que ocurre también en otros países, no es algo que hayan alimentado los medios de comunicación ni la televisión en concreto. Existe y se refleja a través de los medios, a través de la televisión. No tengo certeza de cómo frenarlo, si es que debemos frenarlo, porque tenemos que informar sobre una realidad.
Nuevos líderes políticos como Pablo Iglesias o Pablo Casado se forjaron en platós de la televisión. ¿El parlamento se ha convertido en una reunión de tertulianos?
En alguna medida la política se ha convertido también en un reflejo de la realidad que circula fuera de la política o que antes circulaba fuera de ella. No sólo pasa en España, ¿Cómo se hizo famoso Donald Trump? A través de la televisión, fundamentalmente, y acabó como presidente de los Estados Unidos. En España ha pasado: algunos de los líderes políticos, e incluso también el presidente de gobierno se bregó mucho en tertulias antes incluso de ser líder del partido. Ha sido también una escuela de debate y oratoria y sin duda de una manera de hacer política, porque la radio y la televisión o los artículos en prensa siempre han sido una forma de hacer política.
¿La audiencia acude a determinados programas para informarse o para confirmar sus prejuicios?
No es algo de ahora, es normal que existan espectadores, lectores y oyentes que buscan reforzar las tesis previas que ya tienen. Pero también en estos tiempos se da un fenómeno que puede verse en las redes sociales, que son los haters. Uno puede apreciar que hay un volumen de personas importante que tiene una tesis y va buscando a los que sostienen la contraria, para criticarlos en las redes.
Además de sorprenderle, ¿hasta qué punto le afectaron los ataques de Podemos? Incluso, ¿Qué le irrita más: eso o que lo blandan como arma arrojadiza los de un lado o los del otro?
No me irrita esto, simplemente me parece inadecuado, pero al mismo tiempo me parece inevitable. Esto le ha pasado a muchos periodistas, no sólo a mí. A mí me ocurrió en un momento determinado, pero son cosas que ocurren permanentemente. No es algo extraño ni siquiera deseable, pero ocurre. Las redes sociales han facilitado este tipo de conversaciones agresivas. Tenemos que convivir con ello.
"No es que la pandemia haya creado la polarización política, sino que la ha aumentado todavía más"
¿Qué opina de los escoltas de la verdad y las comisiones contra los bulos? ¿La pandemia ha recrudecido las injerencias y trabas a la información?
Es posible. Ya había una polarización muy intensa antes de la pandemia, lo que ha producido esta es que sea ahora cada vez más efervescente la tensión social que ha generado dificultades para todo el mundo. Es normal que se genere impaciencia con una situación que se alarga y se alarga, produce mucha tensión porque todos están en riesgo y multiplica las tensiones sociales que existían antes. No es que la pandemia haya creado la polarización política, sino que la ha aumentado todavía más. Inevitablemente, las tensiones políticas suelen trasladarse a los medios, porque hay sectores políticos que no sólo llevan con dificultad asumir la crítica, sino que quieren impedirla. Esto está muy lejos de las actitudes democráticas y más en un país con democracia liberal como el nuestro.
Ha moderado debates electorales en España, pero tengo entendido que tiene especial afición a seguirlos durante las campañas de Estados Unidos. ¿Por alguna razón en particular?
Viene desde lejos y es algo muy personal. A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, mi madre trabajó como empleada del hogar para un matrimonio americano. Él estaba destinado en España, era oficial de la fuerza aérea de Estados Unidos y trabajaba en la base de Torrejón de Ardoz, que entonces era americana. Era una familia maravillosa que la trató muy bien. Le enseñó a hablar inglés. Mi madre, que apenas tuvo estudios básicos, aprendió a hablar bastante bien con ellos.
Cuando regresaron a su país, esa amistad se mantuvo a pesar de la distancia y tuve la suerte, una fortuna enorme, de poder ir a Estados Unidos siendo muy jovencito, porque ellos me invitaron a ir. Desde entonces he tenido mucho contacto con Estados Unidos a través de ellos. Una vez que empecé a estudiar Periodismo, surgió la inquietud profesional de conocer bien la política de ese país y la he seguido mucho. He escrito sobre ella, concretamente un libro sobre la victoria de Donald Trump en 2016. He tenido la buena suerte de cubrir, contando éstas, ocho elecciones: desde las primeras de Clinton hasta hoy.
¿Lo sorprendió lo ocurrido con Trump?
En absoluto. Estaba convencido de que esto iba a ocurrir. De hecho, él lleva meses anunciándolo: que si perdía era porque le iban a robar las elecciones. Ha pasado justo eso: ha perdido y él a lo atribuye a robo de las elecciones. Era un guion que él había escrito y que nos había anunciado a todos. Es su naturaleza. Trump es así. Nadie lo va a cambiar. Ganó las elecciones por ser así y las ha perdido por ser así.
"He tenido la buena suerte de cubrir, contando éstas, ocho elecciones: desde las primeras de Clinton hasta hoy"
La decisión de las grandes cadenas de interrumpir el mensaje de Trump sobre el supuesto fraude electoral generó un debate sobre si había sido lo correcto o no. ¿Qué opina al respecto?
Sobre esto puedo pensar las dos cosas. Me sorprendió el corte de la emisión y además que coincidieran varias cadenas en hacerlo. No es algo habitual. Me pareció que eso en sí mismo era un ejercicio de Periodismo. Cortar una emisión en directo del presidente de los Estados Unidos para decir que no estaba diciendo la verdad es un ejercicio de Periodismo, pero también pudieron esperar hasta el final de la emisión, y sólo entonces salir comentar que no existe ninguna prueba que sustente lo que dice, porque no las presentó. De hecho, a día de hoy sigue sin presentar suficientes para dar por hecho que le han robado las elecciones. Es un debate interesante y no creo que tenga una respuesta definitiva. Se puede hacer de las dos maneras. Yo hubiese esperado a que terminara el discurso del presidente y después hubiese dicho que es una acusación, pero sin decir quién ni mostrar pruebas.
Prepara un nuevo libro que entronca con el que ya dedicó a Trump y a Putin. ¿Es cierto que se trata de una novela?
Sí, este último es un libro de ficción. Se trata de una novela que en alguna medida es el final de una serie de libros que tratan sorbe un mismo tema. Los dos primeros eran ejercicios puramente periodísticos, pero esta es una novela que tiene muchos datos reales, pero se trata de una historia de ficción. Estoy en ello para ver si puedo terminarlo y con suerte se publica de cara a la primavera.
¿Qué lee Vicente Vallés, cuáles son sus libros señalados en su estantería?
Tengo muchos libros de política americana, tanto reciente como desde la guerra mundial en adelante, también de la época del nacimiento de la nación, de los padres fundadores. Los últimos los compré en Washington: Rage, el más reciente de Bob Woodward sobre la gestión de Donald Trump de la pandemia, y otro que conseguí en una librería grande en Washington a la que acudo cuando estoy allí: Accidentals presidents. Es una historia de varios mandatarios que llegaron al poder por accidente.
Ya trabaja como periodista cuando la APE distinguió en 1989 a Raúl del Pozo con el Cerecedo. “Éramos periodistas con tendencia a crear mitos”, dijo en su discurso. ¿Cuáles son los mitos que su generación respeta?
Hay gente admirable en todos los ámbitos, incluso aunque sean parcialmente admirables, y que han ayudado al país para que saliera adelante en circunstancias muy difíciles. Si tuviera que señalar no a alguien sino a una generación y lo he dicho en el discurso del Cerecedo es a la generación de mis padres. Fue la que nació en los años inmediatamente posteriores a la Guerra Civil, en medio del hambre, que levantó al país con mucho sacrificio y alimentó a sus hijos en circunstancias terribles. Esa generación hizo el esfuerzo de aparcar los odios del pasado para sacar adelante la democracia y entender que sólo podíamos vivir juntos si nos entendíamos en la diferencia. Ese espíritu no lo respeta la generación más joven de la misma manera.
"La generación de mis padres hizo el esfuerzo de aparcar los odios del pasado para sacar adelante la democracia"
Entiendo que su padre era un muy buen lector de periódico, pero algo más tendría que perfilar su vocación. ¿Qué lo llevó al Periodismo?
Creo que heredé la curiosidad intelectual de mi padre y mi madre. Mi familia viene de unos orígenes humildes y, a pesar de eso, de no haber tenido posibilidades para educarse, hicieron un esfuerzo enorme para que sus hijos estudiaran. Esa vocación de seguir aprendiendo creo que en alguna medida generó en mí la curiosidad, que es una característica propia de los periodistas. Me recuerdo a mí mismo sentado con mi padre por las tardes mientras él pasaba las hojas del periódico y lo leía. Ese es mi recuerdo del inicio de mi vocación, que fue amplificándose por distintas circunstancias.
Ha trabajado tanto en medios públicos como privados. ¿En cuál de los dos hay más presiones?
Cada periodista que haya trabajado en ambos medios tendrá su propia experiencia. Hay momentos y momentos: circunstancias económicas, históricas y políticas que modifican las condiciones en las que trabajan los profesionales. He formado parte tanto en medios públicos como privados y he notado las presiones tanto en unos como otros. Como muchos otros periodistas, he tenido que pelear para dar la información, porque no siempre es fácil hacerlo. Hay que defender la raíz de nuestro trabajo: contar las noticias y eso no es precisamente cómodo. Siempre habrá alguien a quien le moleste lo que cuentas.
¿Identifica algún rasgo común en las promociones más recientes de Periodistas?
Cuando hablo con los chicos que quieren hacer Periodismo, percibo una tendencia a pensar que salir por la tele es una cosa importante. Intento explicarles que yo no soy un presentador de televisión, soy un periodista que presenta un programa de televisión. Estructuralmente soy periodista y coyunturalmente presentador. El día en que deje de presentar un programa seguiré siendo periodista y ese es mi trabajo. Entiendo que el medio televisivo sea llamativo y llame la atención.