Las ETS no hay que tomárselas a la ligera puesto que está en riesgo nuestra salud. Puede resultar incómodo y en ocasiones aterrador hablar de las pruebas de detección de las enfermedades de transmisión sexual con tu pareja, pero es crucial para establecer relaciones sexuales seguras y sin riesgos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de que cada día se registran un millón de nuevos casos -370 millones de nuevas infecciones anuales- de enfermedades de transmisión sexual. El resultado es que una de cada 25 personas entre 15 y 49 años en el mundo porta alguna de estas enfermedades.
En el caso de España, la gonorrea es la más extendida, según datos del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. En 2017 (los últimos datos disponibles) se diagnosticaron 8.722 casos en España, cuando en el año 2001, llegaron a ser solo 805. Ese año marcó un punto de inflexión. Si desde mediados de los noventa la incidencia de la enfermedad caía al ritmo del 27 por ciento, entre 2001 y 2013 creció a un ritmo anual del 11,7 por ciento y desde entonces, al 26,3 por ciento.
Para no correr riesgos, es necesario que cuando se inicia una nueva relación seamos claros y hablemos de este tema con la que podría ser nuestra pareja o con la que vamos a practicar sexo. Una sencilla pregunta puede evitarnos muchos problemas de salud, ya que una infección de transmisión sexual puede derivar en una enfermedad más grave.
Diferencias entre ITS y ETS
Cuando nos referimos a una infección producida por una relación sexual, utilizaremos el término ITS. Cuando la infección pasa a ser enfermedad, entonces hablamos de ETS. Una infección de transmisión sexual es una afección que se transmite por sangre, semen y fluidos vaginales durante una relación sexual ya sea vaginal, anal u otra sin utilizar métodos de barrera como el preservativo.
Pueden estar causadas por más de 30 tipos de virus, parásitos, hongos o bacterias. Las más frecuentes son la sífilis, la clamidia, las hepatitis, la gonorrea o el VPH y el VIH. La mayoría cuenta con tratamiento pero a veces es complicado detectar este tipo de infecciones ya que, generalmente, no suelen presentar ningún síntoma.
Una ETS es una afección que puede producirse por diferentes agentes como hongos, ácaros, virus, bacterias como la clamidia y la gonorrea y otros parásitos. Existen más de 20 tipos de ETS siendo las más comunes el herpes genital, el VPH, el VIH, la hepatitis, la clamidia y la tricomoniasis.
Por lo tanto, prácticamente no hay diferencias entre los dos términos, aunque en la comunidad médica, ITS se usa más porque las personas que tuvieron una relación sexual de riesgo y finalmente quedaron infectadas, no tienen porqué presentar síntomas ni la infección sexual tiene por qué convertirse en una enfermedad.
Cómo hablar de ETS
Sinceridad. Como siempre decimos, la sinceridad y la comunicación son dos de las claves para que una pareja funcione y, si hablamos de la salud, es aún más importante tener esos dos puntos bien claros. Es importante hablar con tu pareja sobre las ETS para que puedas proteger tu propia salud y la de tu pareja, así como para crear un espacio de seguridad para la intimidad continua.
Si abordas el tema con valentía y hablas con sinceridad, también puedes crear un espacio para hablar de otros aspectos delicados que tal vez te preocupen o quieras compartir con la otra persona. Lo más difícil es romper el hielo, pero una vez que lo hayas hecho y hayas sacado el tema con tu pareja, podréis encontrar las mejores opciones para manteneros a salvo.
Son más los riesgos que corres si no hablas del tema. Las ITS afectan a una de cada cinco personas en algún momento de su vida, según los informes más recientes de los CDC. Además, casi la mitad de las nuevas infecciones de transmisión sexual se produjeron entre jóvenes de 15 a 24 años. “Las pruebas son importantes porque si una ITS no se trata de manera precoz y adecuada puede convertirse en una enfermedad, lo que puede dar lugar a problemas de salud más graves, como la enfermedad inflamatoria pélvica, la infertilidad o complicaciones graves en el embarazo”, nos explica Megwyn White, directora de Educación de Satisfyer.
¿Cómo empezar la conversación? Puede ser incómodo, pero lo mejor es que lo superes. Una buena manera de sacar el tema es empezar la conversación con algo como: "¿Cuándo fue la última vez que te hiciste la prueba?". Luego, hazle saber cuándo fue la última vez que te hiciste la prueba tú.
Esto ayudará a fomentar un espacio de confianza y puede resultar menos acusador que preguntar simplemente cuál es su estado con respecto a ese tipo de infecciones. La conclusión es que es importante protegerte y hablar abiertamente de estos temas para que puedas ser un defensor de tu propia salud. La mayoría de las ITS pueden tratarse y, cuando se abordan a tiempo, son más fáciles de manejar adecuadamente.
No hay que sentir vergüenza. Hablar abiertamente y con honestidad sobre las ITS y las ETS realmente crea un espacio para que seas más abierto sobre tu vida sexual en general. De hecho, las personas que son capaces de abordar la conversación sobre las pruebas y su estado de salud sexual tienden a ser más propensas a hablar también más abiertamente sobre sus deseos a la hora de mantener relaciones sexuales.
Importancia de la prevención
El mejor método para prevenir una infección o una enfermedad de transmisión sexual es el uso de preservativo (masculino o femenino). No hay que olvidar que la transmisión se produce a través de la piel, el semen y las mucosas. En este sentido, es clave también hacer un uso seguro si se quiere utilizar algún juguete sexual. Hay que seguir tomando las precauciones necesarias, como utilizar un preservativo en el juguete y asegurarse de lavarlo con un jabón antibacteriano entre cada uso, ya que las ITS y otras infecciones pueden seguir transfiriéndose si hay bacterias presentes y entra en contacto con las membranas mucosas.