La primera especie humana conocida que caminó completamente erguida fue el Homo Erectus, hace aproximadamente dos millones de años. Desde entonces, las 33 vertebras articuladas que componen la columna vertebral del ser humano, de las cuales 27 hacen que el cuerpo pueda moverse, aguantan el peso y mantienen estable el centro de gravedad, en reposo y en movimiento, para que el actual homínido moderno pueda seguir caminando erguido. Esta carga que soporta la columna vertebral puede hacerlo gracias a las tres curvaturas naturales que tiene y que le ayudan a absorber y distribuir la tensión que supone la actividad diaria del ser humano, como caminar, correr o saltar.
Una columna vertebral sana tiene una curva suave en forma de “S” si se la mira de perfil y es recta si se mira de frente. Esta “S” comienza con la curvatura del cuello en forma de “C” formada por las 7 vértebras cervicales, seguida de la curva dorsal donde están las 12 vertebras dorsales y termina en la curvatura lumbar, donde están las vértebras lumbares. La curva cervical y lumbar se denomina lordosis, es decir, la curvatura es hacia atrás y la dorsal cifosis, en este caso la curvatura es hacia dentro. Puede ser que estas curvaturas sean más pronunciadas o rectas lo que acaba provocando desviaciones fuera de lo normal y por lo tanto tensión muscular y dolor. Existen diferentes problemas que pueden alterar la estructura normal de la columna como traumatismos, infecciones, tumores o enfermedades como la espondilitis anquilosante o la escoliosis.
La columna vertebral tiene tres curvaturas naturales que le ayudan a absorber y distribuir la tensión que supone la actividad diaria del ser humano, como caminar, correr o saltar
La escoliosis es una de las enfermedades de la columna más frecuente en niños y adolescentes. Se trata de una desviación lateral de la columna en forma de “C” o “S” que afecta a músculos, ligamentos y vertebras. Gran parte de los casos de escoliosis suelen ser leves, sin embargo, algunas desviaciones llegan a ser graves a medida que el niño que la padece, va creciendo. En estos casos graves, la columna llega a reducir el espacio del tórax, lo que provoca que los pulmones no funcionen correctamente. La escoliosis suele presentarse en personas con afecciones neuromusculares como parálisis cerebral o distrofia muscular, pero en la mayoría de los casos no se conoce la causa exacta, es lo que se denomina escoliosis idiopática, una patología que afecta del uno al cuatro por ciento de la población, especialmente a las mujeres. “Este tipo de escoliosis, aunque no se nazca con ella, se sabe que tiene unos componentes genéticos y epigenéticos, es decir modificaciones genéticas sin variar la secuencia del ADN, que contribuyen a su aparición, como tener una familiar con esa misma enfermedad”, explica el doctor Alberto Hernández, traumatólogo experto en columna de Policlínica Gipuzkoa.
La escoliosis se puede detectar por primera vez cuando se ve un hombro más alto que otro o cuando la ropa no queda derecha al ponerlas, también cuando las piernas se ven una más corta que otra o existe asimetría en la zona del tórax. En la mayoría de los casos, la columna sufre una rotación o un giro, además de encorvarse de un lado a otro, lo que hace que las costillas o los músculos del lado de la curvatura sobresalgan más. “Ante asimetrías corporales conviene consultar con el especialista porque mediante tratamientos intermedios se puede detener el desarrollo de la escoliosis sin tener que acudir a la cirugía”, añade el doctor Hernández. El diagnóstico se determina con, además de un examen físico, una radiografía de columna, y el tratamiento dependerá del grado de la curvatura de la columna.
La mayoría de los casos de escoliosis leve no necesita tratamiento, pero si es importante que los niños con esta patología mantengan revisiones regulares para que la curvatura no aumente mientras el niño siga creciendo, por lo que el médico deberá controlar a estos niños hasta finales de la adolescencia. Cuando la curvatura es de moderada a grave, una escoliosis de grado intermedio, el especialista aconseja el uso de un corsé ortopédico hasta que se detenga el crecimiento para evitar que esa curvatura empeore.
La mayoría de los casos de escoliosis leve no necesita tratamiento, pero si es importante que los niños con esta patología mantengan revisiones regulares para que la curvatura no aumente
Si la columna ha terminado de crecer y la escoliosis ha llegado a un grado alto de curvatura, el tratamiento más habitual es la cirugía. “Con la cirugía se busca poner correcta la columna vertebral pero, aunque esta solución es definitiva, dada la complejidad del problema, los pacientes necesitan un seguimiento prolongado en el tiempo para comprobar la evolución correcta del tratamiento”, puntualiza el doctor Alberto Hernández. La intervención quirúrgica se llama fusión espinal o fusión vertebral, en ella el cirujano endereza la columna lo máximo posible y la mantiene en su sitio mediante varillas metálicas y une las vértebras con un injerto óseo. Al cabo de unos seis meses aproximadamente, las vértebras quedan unidas definitivamente y la columna estará reparada.
Ante la gravedad de este problema, es muy importante un diagnóstico precoz de esta patología, observar las posibles asimetrías del cuerpo del niño, si tiene los hombros caídos o si se ve una cintura irregular. Ante cualquiera de estos síntomas, se debe acudir al especialista para confirmar el diagnóstico, llevar a cabo el tratamiento idóneo y así evitar un mayor desarrollo de la escoliosis.