A unos 50 kilómetros al nordeste de Madrid, en el valle medio del Jarama, se encuentra esta histórica Villa de apenas 5.000 habitantes, una de las 11 localidades que pueden presumir de esa condición en la Comunidad de Madrid. Torrelaguna es conocida, entre otras muchas cosas, por ser el lugar de nacimiento de ilustres personajes como el Cardenal Cisneros o Santa María de la Cabeza, y hogar adoptivo del patrón de los madrileños, San Isidro Labrador.
El ascendente del Cardenal Cisneros (1436-1517) es casi omnipresente en Torrelaguna, y las huellas de su legado todavía están muy presentes en sus calles y rincones. Y es que Francisco Jiménez de Cisneros, nacido con el nombre de Gonzalo, fue, además de uno de los hombres más poderosos de su tiempo, un orgulloso vecino comprometido con su pueblo natal y un destacado mecenas que contribuyó a sus desarrollo de manera decisiva.
Casco histórico de Torrelaguna
Declarada conjunto Histórico Artístico en 1974, Torrelaguna ha sido escenario de numerosas películas, videoclips y spots de televisión. Desde Penélope Cruz y Javier Bardem, hasta Cary Grant y Sofía Loren han rodado escenas en sus calles y rincones. Y también su plaza mayor fue el escenario del “duelo” entre los vecinos de Villa Arriba y Villa Abajo en el icónico spot de lavavajillas de Fairy.
El ascendente del Cardenal Cisneros (1436-1517) es casi omnipresente en Torrelaguna, y las huellas de su legado todavía están muy presentes en sus calles y rincones
El casco histórico de Torrelaguna esconde numerosos enclaves de interés y tiene en la carismática Plaza Mayor su punto neurálgico. De estilo castellano, con sus laterales porticados, la plaza es un lugar de encuentro y celebración para los torrelagunenses, y una especie de kilómetro cero para cualquier visitante, que encontrará en ella cuatro importantes monumentos repartidos por su espacio.
Uno de ellos, el Ayuntamiento, edificio levantado por el Cardenal Cisneros en 1514, originariamente para servir como almacén de grano. Sin salir de la plaza, encontramos uno de los grandes exponentes del gótico madrileño, la Iglesia de Santa María de Magdalena, en cuyo suelo reposan los restos del poeta Juan de Mena, otro célebre vecino de la Villa. A pocos metros se encuentra el Convento de las Hermanas Franciscanas Descalzas, donde residió durante muchos años Sor Patrocinio, la monja de las Llagas, amiga y consejera de la reina Isabel II. Y no muy lejos se yergue la Cruz de Cisneros, levantada en 1802 sobre el lugar en el que estaba la casa natal del Cardenal, y con la que sus vecinos quisieron reconocer las muchas contribuciones que hizo el influyente religioso para el desarrollo de la Villa.
Pero Torrelaguna es mucho más que su Plaza Mayor. El Palacio Salinas, cuya fachada sirvió como prueba e inspiración para la posterior construcción de la de la Universidad de Alcalá de Henares, y sus jardines exteriores son otro lugar de visita casi obligada. En ellos se encuentra el monumento a esa singular familia de santos que constituyen la torrelagunense de cuna Santa María de la Cabeza y su esposo San Isidro Labrador. Otros puntos de gran interés histórico-artístico de esta Villa rica en arquitectura son el Monasterio Franciscano de la Madre de Dios, la Ermita de la Virgen del Soledad o la Alhóndiga, antiguo mercado de abastos y actualmente rehabilitado como restaurante. En definitiva, señala Pedro García de las Heras, concejal de Turismo de Torrelaguna, en esta Villa de Madrid el visitante encontrará “rincones, callejas y travesías que nos transportan al pasado con muchos detalles y un pueblo vivo y acogedor, acostumbrado a la actividad y al discurrir de las gentes”.
Naturaleza viva
Más allá de su impresionante casco histórico, Torrelaguna también destaca por sus espacios naturales. Puerta de entrada a la Sierra Norte de Madrid y situada en el corazón del valle medio del Jarama, esta Villa de Madrid es un importante punto de referencia del Camino de Mendocino, el tramo más occidental del Camino de Santiago que une Madrid con Santiago de Compostela. Y es que como apunta Pedro García de las Heras, “la situación geográfica de Torrelaguna permite al visitante disfrutar de un entorno natural por el que pasear entre caminos de trigales y olivares, muestra de nuestra esencia rural”.
También los amantes de las escapadas de fin de semana encontrarán numerosas rutas para practicar deportes como el ciclismo o el senderismo. Itinerarios como la ruta Alcornocal de la Dehesa, la ruta canal de Cabarrús o, cómo no, la ruta del Cardenal Cisneros, garantizan el disfrute del singular paisaje del valle del Jarama combinado con una buena dosis de actividad física.
El agua como protagonista
Torrelaguna puede presumir de tener un caudaloso patrimonio hidráulico que encuentra dos de sus grandes exponentes en los actuales Canal de Cabarrús y Canal de Isabel II, pero que tuvo su origen en las Minas del Agua, la ingeniosa obra de ingeniería construida por orden del Cardenal Cisneros en el siglo XVI y que, mediante un sistema de captaciones de agua y canalizaciones dotaba de agua al Convento Franciscano de la Madre de Dios.
Quizá esa vinculación con el agua esté detrás de una poco conocida vida subterránea de Torrelaguna, que se manifiesta en las muchas cuevas que aun. es posible encontrar bajo sus pies. “En cualquier casa antigua de la Villa, especialmente si era de labranza, se puede encontrar en la parte inferior de la fachada una pequeña entrada por la que se echaba la uva hasta el interior de sus cuevas y bodegas, espacios que, por sus características de temperatura y humedad, eran las óptimas para la conservación del vino. Y aún hoy se puede disfrutar de la visita a estas bodegas subterráneas en algunos de los restaurantes del municipio”, explica De las Heras,
Hablando de restaurantes, los amantes de la gastronomía marca de la casa no pueden dejar de probar el despliegue de platos tradicionales que proponen los establecimientos locales: lechazo asado castellano, migas acompañadas con uvas, sopa castellana, judiones o cocido en puchero de barro son toda una experiencia culinaria que transporta al pasado. Mención aparte merecen las famosísimas pastelerías del pueblo, como la Panadería-Pastelería Mariano Calleja o la Pastelería Martín, donde se pueden encontrar los “panes candeales” de toda la vida, así como renovadas versiones de una amplia variedad de panes y pasteles.
Tan típicos como los panes y pasteles de Torrelaguna son sus Cruces de Mayo, las fiestas en la que los barrios y cofradías se hermanan y adornan sus plazas con cruces elaboradas con elementos florales. O las del Corpus Christi, con sus espectaculares alfombras floridas, realizadas con pétalos y otros elementos naturales con los que los vecinos engalanan los distintos lugares por donde pasa la procesión.
Más información: https://turismo.torrelaguna.es/