Morir por el impacto de un cohete espacial es más probable en el sur del planeta y es un riesgo cierto que se podría evitar con los modernos sistemas de reingreso guiado. Es la principal conclusión del trabajo publicado por Michael Byers y su equipo, en el que han evaluado el riesgo para la vida humana del reingreso incontrolado de vehículos espaciales y cohetes a la atmósfera terrestre.
El estudio, que se publica este lunes en la revista Nature Astronomy, se ha elaborado a partir de 30 años de datos y revela que, según las prácticas actuales, si el reingreso típico de un cohete esparce escombros en un área de 10 m2, hay aproximadamente un 10 % de posibilidades de que se produzcan una o más víctimas en la próxima década.
El análisis demuestra, además, que estos los riesgos son desproporcionadamente mayores para las poblaciones del hemisferio sur, donde se reprograman la mayoría de reentradas.
Aunque los lanzamientos de cohetes varían, los propulsores y otras partes importantes de los cohetes vuelven a caer a la Tierra o se abandonan en órbita. En la mayoría de los casos, los cuerpos de los cohetes abandonados vuelven a entrar en la atmósfera de forma descontrolada y los escombros pueden aterrizar en cualquier lugar a lo largo de la ruta de vuelo.
Cohetes sin control
Utilizando los datos satelitales de los últimos 30 años, Michael Byers y sus colegas proyectaron la 'expectativa de víctimas', o el riesgo para la vida humana, durante la próxima década como resultado de las reentradas incontroladas de cohetes. El equipo se centró en fragmentos de cohetes que permanecen parcialmente intactos y presentan un riesgo de muerte en tierra, mar o aviones.
El resultado indica que hay un 10 % de probabilidad de una o más víctimas durante la próxima década
Los autores revelan que las prácticas actuales tienen, en promedio, un 10 % de probabilidad de una o más víctimas durante la próxima década si cada reingreso esparce desechos letales en un área de 10 m 2 . Además, este riesgo lo asume de manera desproporcionada el sur global, ya que los cuerpos de los cohetes tienen aproximadamente tres veces más probabilidades de aterrizar en las latitudes de Yakarta, Dhaka y Lagos que en las de Nueva York, Beijing o Moscú.
Los cohetes tienen aproximadamente tres veces más probabilidades de aterrizar en las latitudes de Yakarta, Dhaka y Lagos
Los autores explican además que ya tenemos la tecnología para los sistemas de reingreso guiado. Lo que nos falta, afirman, es la voluntad colectiva de emplearlos por los costos asociados. Llegan a la conclusión de que sin acuerdos multilaterales para el reingreso de cohetes controlados por mandato, las naciones que viajan al espacio continuarán exportando estos riesgos innecesariamente.
“Los gobiernos nacionales podrían elevar los estándares aplicables a lanzamientos desde su territorio o por sociedades allí constituidas”, apuntan los autores. “Sin embargo, los gobiernos individuales pueden tener incentivos competitivos, tales como reducir sus propios costos o hacer crecer una empresa globalmente competitiva industria espacial nacional. Las reentradas descontroladas de cuerpos de cohetes constituyen un problema de acción colectiva; las soluciones existen, pero cada lanzamiento el Estado debe adoptarlos”.
“Sobre el tema de las reentradas incontroladas de cuerpos de cohetes”, concluyen, “los estados del hemisferio sur tienen un desafío moral: sus ciudadanos están soportando la mayoría de los riesgos, e innecesariamente, ya que las tecnologías y los diseños de misión necesarios para prevenir bajas ya existen”.
Referencia: Unnecessary risks created by uncontrolled rocket reentries (Nature Astronomy) DOI 10.1038/s41550-022-01718-8