La Luna es el único satélite que tiene La Tierra y durante años se ha considerado como el primer lugar en el que los humanos podrían establecer una base permanente. Sin embargo, la NASA ha desestimado esta idea tras alertar sobre un grave problema en la superficie del astro terrestre que pone en riesgo los viajes espaciales a La Luna para nuevas investigaciones y la posibilidad de la estancia de inquilinos humanos en un futuro, concentrado en el polo sur lunar.
Comprometidos con el objetivo de lanzar misiones cada vez más complejas para desarrollar una presencia humana a largo plazo en La Luna durante las próximas décadas, la NASA seleccionó hace poco una nueva región para el lugar de aterrizaje de la expedición Artemis III. Esta misma se sitúa en el ya mencionado polo sur de La Luna, cuyo interés se disparó el año pasado, cuando la misión Chandrayaan-3 de la India realizó el primer aterrizaje suave y exitoso en el área y cuando, días después de ello, la nave espacial rusa Lunsa-25 se estrellara en camino para intentar la misma hazaña.
A partir de entonces, la NASA ha visto con buenos ojos su propuesta de asentar al ser humano, a muy largo plazo, en el satélite terrestre. Sin embargo, la propia institución estadounidense ha hecho soltar las alarmas recientemente: a medida que el núcleo de la Luna se enfría y se contrae, su superficie presenta "arrugas" que dan lugar a largos "temblores lunares" y pronunciados deslizamientos de tierra.
El grave problema que presenta La Luna y que agitan los planes de la NASA
Al igual que el resto de la superficie del satélite natural, el área del polo sur es propensa a estos fenómenos sísmicos. Así lo ha revelado un nuevo estudio de la NASA y publicado en la revista Planetary Science Journal, en el que un equipo localizó el lugar de uno de los moonquakes ("lunamotos" en inglés) más potentes registrados.
Los hallazgos de la investigación, dirigida por el científico del Smithsonian, Thomas R. Watters, revelan evidencia de que la región en cuestión de La Luna ha experimentado efectos de reducción y contracción, provocando "escarpes de fallas de empuje de lobulados jóvenes cerca y dentro de algunas regiones que la NASA ha propuesto para el alunizaje tripulado Artemis III". Este fenómeno se asocia a uno de los terremotos lunares más poderosos registrados por los sismómetros de la NASA, marcando el camino hacia la vulnerabilidad de algunas zonas a los deslizamientos de tierra.
Según los datos de la NASA, La Luna ha perdido hasta 100 metros de circunferencia en los últimos cientos de millones de años a medida que su núcleo se ha enfriado. Aunque el proceso es gradual, sus efectos se han observad en la superficie del satélite recientemente. Por ejemplo, se ha detectado una significativa deformación en partes de la región, incluyendo áreas que se propusieron para el aterrizaje de las misiones tripuladas por la entidad americana. Relacionando el encogimiento con la actividad sísmica, los científicos advierten que estas ubicaciones podrían representar un riesgo para futuros exploradores astronautas.
"Nuestro modelo sugiere que son posibles moonquakes superficiales capaces de producir fuertes sacudidas en la región del polo sur a partir de eventos de deslizamiento en fallas existentes o la formación de nuevas fallas de empuje", escribió Watters. Los mayores vínculos con las líneas de falla se encontraron en la región polar sur de La Luna, donde los sismómetros de la NASA registraron el moonquake más potente desde hace 50 años.
Algunas partes de esta región eran particularmente vulnerables a los deslizamientos de tierra debido al aumento de la sacudida sísmica. A diferencia de los terremotos, que duran solo segundos o unos pocos minutos, los moonquakes superficiales pueden alargarse durante horas o casi días enteros. "La distribución global de las nuevas fallas, su potencial para estar activas y la posibilidad de formar nuevas deben tenerse en cuenta a la hora de planificar la ubicación y la estabilidad de los puestos permanente en La Luna".
Por otro lado, según Nicholas Schmerr, coautor de la investigación y profesor de la Universidad de Maryland, esto significa que los moonquakes superficiales pueden devastar asentamientos humanos hipotéticos en La Luna. "Puedes pensar en la superficie del satélite como un terreno seco de grava y polvo. Sin embargo, a lo largo de miles de millones de años, la superficie ha sido golpeada por asteroides y cometas, haciendo que los fragmentos angulares resultantes se expulsan constantemente debido a los impactos, lo que arriesgaría la presencia humana en La Luna", señala Schmerr.